viernes, 28 de enero de 2022

Club de Lectura Parque Conde de Orgaz - Grupo de Tarde

 


El Club de Lectura Parque Conde de Orgaz abre temporada con dos grupos, de mañana y tarde. 

El horario de la mañana es de 10h. a 12h. y el de las tardes, de 19h. a 21h. 

Nos reuniremos dos veces al mes, segundos y cuartos jueves. Puedes informarte aquí.

21 de abril - El africano de J.M. Le Clezio y un poema de Orlando Mondragón.

En la reunión con la que cerramos trimestre, ponemos en común una obra autobiográfica del Premio Nobel francés, J.M. Le Clezio, El africano.

El africano es el padre del autor, un médico británico que ejerció durante casi treinta años en diferentes regiones de África. Le Clezio, su hermano y su madre se reunieron con él, tras la Segunda Guerra Mundial y el encuentro marcó un antes y un después en la vida del escritor.

Charlamos acerca de cómo el abandono por parte de Le Clezio de la tradición literaria francesa, inmersa en Sartre y Albert Camus, a finales de los años 70 supuso, al fin,  una visibilidad para el público en general que sus novelas no habían tenido antes. La crítica considera muy interesante su obra antes de la publicación de Desierto y en cambio, para los lectores, surge un escritor renovado que logra un Premio Nobel por sus "aventuras poéticas y éxtasis sensual, explorador de una humanidad más allá y por debajo de la civilización reinante". 

El africano pertenece a esta segunda etapa e inaugura también un paso más en la voluntad de contar sin perseguir un estilo, sin la pesadumbre del existencialismo. La propia vida del autor, y especialmente su infancia, ocupan ahora un amplio espacio en sus últimos escritos.

Nos ha impresionado, coincidimos, las condiciones en las que el padre de Le Clezio ejerció la medicina sin medios en territorios enormes y lejos de todo y cómo una decisión, en un hombre cuyo origen humilde no le permitía elegir quizá otra rama de la medicina, especializarse en enfermedades tropicales le llevó a un cambio de vida radical. Leemos algunos párrafos sobre el colonialismo que alteran el ritmo de lo narrado siempre pausado, ¿están escritos bajo la indignación, la rabia o incluso la ira?

Admiramos cómo la madre de Le Clezio acompañó a su marido en su destino africano teniendo en cuenta que no vivían en las ciudades en donde se asentaron los colonizadores, y que en aquel tiempo África era un lugar de auxilio imposible si las circunstancias eran adversas.

A la reunión hemos llevado un ejemplar del Kempis que era, según explica el autor, la única lectura de su padre que no escuchaba la radio ni leía periódicos.

 ¿Cómo podía haber sido la adaptación a su jubilación, una vez que el gobierno decidió apartarlo de su puesto de trabajo? ¿Cómo habría sido su vida y su carácter si el padre de Le Clezio hubiera podido tener a su lado a su mujer y sus hijos en lugar de permanecer separado de ellos tantos años por la II Guerra Mundial?

Para finalizar, leemos un poema de Orlando Mondragón, Premio Loewe de Poesía 2021. 




Desearía regalarle a mi padre

un hijo que no esté roto.

Un hijo

sin defectos de fábrica,

con piezas de repuesto para sus enojos,

hábil con los balones o las distancias.

Un hijo que pueda presentarles

una muchacha hermosa en la cena,

sin esta cruz de soledades en la espalda.

Un hijo pared

en el que pueda apoyarse sin miedo.

Un hijo bonsái

que crezca bajo su sombra.

Un hijo gato que no pierda el camino a casa.

Un hijo con todos los ladrillos que planeaste, papá.

No este hijo de papel,

no este hijo de vidrio

que se corta con sus propios bordes.



6 de abril - Los crisantemos de John Steinbeck y Las lunas de Júpiter de Alice Munro. Un poema de Wislawa Szymborska.

En nuestra reunión anterior a las vacaciones de Semana Santa leemos leemos dos cuentos de los Premios Nobel de Literatura, John Steinbeck y la escritora canadiense, Alice Munro.

Nuestro preferido, casi para la mayoría, es Los crisantemos porque el de Alice Munro, La lunas de Júpiter quizá tenga exceso de temas o parece dispersarse y ramificarse en las relaciones de la protagonista, una escritora de mediana edad, con sus hijas y su padre, hospitalizado por un problema de corazón. También comentamos que nos produce perplejidad la sensación de frialdad con la que parecen desenvolverse las relaciones familiares en su narración. ¿Es frialdad o una forma de protección ante las desgracias para no derrumbarse? La contención en las muestras de cariño ante el padre operado a vida o muerte y una hija quizá drogadicta que no quiere tener contacto con su madre, ¿implican menos amor? 

Leemos los párrafos en los que se refiere a cómo los padres no deben inmiscuirse en la vida de los hijos y especulamos sobre cuál debe ser el límite entre preocuparse, preguntar y juzgar.

También reflexionamos sobre la habilidad de Alice Munro para detectar en la vida cotidiana señales de la vida emocional de la gente. Una lluvia constante y monótona que parece replicar el hastío de las personas sobre las que cae de manera persistente.

Sobre Los crisantemos discrepamos acerca de si la protagonista, que vive en un rancho con un marido atento y parece que con una vida con las necesidades cubiertas, tiene motivos para ser tan infeliz, ¿lo es realmente? Ese buhonero que llega a su finca representa la libertad o quizá una fantasía de libertad que muy pronto para ella, se torna en imposible. El buhonero además está sucio y casi en la indigencia, la toma el pelo con las flores y parece que al igual que su marido no tiene en cuenta que ella podría vivir también itinerante. Irse con otro hombre, quizá quiera decir Steinbeck, no es la solución, incluso puede ser aún peor bajo su aparente oportunidad de apoyarse en él para romper las cadenas que ella cree indestructibles.

Finalmente, acaba llorando y sintiéndose débil y vieja. Proyectamos nuestra conversación sobre el destino de las mujeres que no podían escapar de situaciones que aún pareciendo, en principio, satisfactorias, a ellas no se lo parecía en absoluto quizá porque no las habían elegido o no tenían otras o no eran capaces de adaptarse y vivirlas con aceptación e intentando sacar todo lo positivo que hay en ellas. Nuestra protagonista querría cultivar manzanas en lugar de flores, querría hacer algo productivo. ¿Entonces, su tarea en la granja no tiene valor si sólo cuida de sus flores y su casa?

Cerramos nuestro club de lectura con un poema de la también Premio Nobel polaca, Wislawa Szymborska.

No lectura - Wislawa Szymborska



No lectura 

A las obras de Proust
no les añaden en la librería un mando a distancia,
no podemos cambiar
a un partido de fútbol
o a un concurso donde ganar un volvo.
Vivimos más,
pero menos precisos
y con frases cortas.
Viajamos más rápido, más a menudo, más lejos,
aunque en lugar de recuerdos volvemos con fotos.
Aquí yo con un tío.
Aquel creo que es mi ex.
Aquí todos en pelotas,
así que seguramente es una playa.
Siete tomos: piedad.
¿No se podría resumir, abreviar,
o mejor mostrar en imágenes todo eso?
Una vez pasaron una serie que se titulaba La muñeca
pero mi cuñada dice que era de otro que también empezaba por P.
Además, seamos sinceros, quién es ese.
Al parecer escribió en la cama un montón de años.
Página tras página,
a una velocidad limitada.
Y nosotros con la quinta puesta

y — toquemos madera — saludables.






24 de marzo. La vida del pintor viajero, César Aira y un poema de Ángel González. 

En el grupo de tarde de nuestro club de lectura, leemos una de las obras emblemáticas del escritor argentino César Aira, La vida del pintor viajero que narra las vicisitudes del pintor J.M. Rugendas y el también pintor Robert Krause durante su expedición por las inmensidades de la Pampa en el siglo XIX.

Charlamos acerca de lo que una narración tan pequeña en extensión contiene: teorías del carácter como la de la compensación, sobre cómo reflejar fielmente la fisionomía de un paisaje, la importancia del gran explorador Humboldt en impregnar de una nueva mirada las ciencias de la tierra que, podría decirse, comenzaría con él; las luchas entre colonos e indios, los grandes paisajes que se llevan toda una vida para ser recorridos, la articulación entre el talento de un dibujante y la pluma de un gran prosista como fue Krause, la posibilidad de que las dificultades de pintar al aire libre y los efectos de la medicación que hubo de tomar por su herida en el rostro, cambiaran las habilidades pictóricas de Rugendas y le convirtieran en un precursor del impresionismo.

La lectura, coincidimos, ha costado un esfuerzo y algunos de los asistentes la han abandonado y no han podido terminar el libro. 

Lo más significativo, creemos, de esta narración son los paisajes y en esto Aira transmite con su escritura una naturaleza que parece empequeñecer cualquier medida de tiempo humano: carretas que tardan meses en pequeños recorridos, montañas intransitables que se llevan el esfuerzo de varios años para ser apenas dibujadas.

Nos preguntamos acerca de la ironía con la que Aira describe los malones, los ataques de pillaje, ridiculizando comportamientos en los episodios de violencia que parecen estallar periódicamente en torno a las haciendas argentinas.

Hacemos referencia al impacto que tuvo esta narración al publicarse que ha llevado a reconsiderar el lugar de Rugendas en la historia de la pintura o la correspondencia que mantuvo con una mujer culta y adelantada a su tiempo, Carmen Arriagada.



Cerramos nuestra sesión con un poema de Ángel González. 

Muerte en el olvido, Ángel González 


Muerte en el olvido
Yo sé que existo
porque tu me imaginas.
Soy alto porque tu me crees
alto, y limpio porque tú me miras
con buenos ojos,
con mirada limpia.
Tu pensamiento me hace
inteligente, y en tu sencilla
ternura, yo soy también sencillo
y bondadoso.
Pero si tú me olvidas
quedaré muerto sin que nadie
lo sepa. Verán viva
mi carne, pero será otro hombre
oscuro, torpe, malo
el que la habita.



10 de marzo - Cuentos de J.R. Ribeyro y Pedro G. Valderrama- Poemas de Darío Jaramillo. 

Nuestra primera reunión del mes de marzo en el grupo de tarde del Club de Lectura comienza dedicada a la literatura hispanoamericana con dos cuentos emblemáticos. 

El primero de ellos, del diplomático y ministro colombianos Pedro Gómez Valderrama esta basado en un relato bíblico, Eliezer y Rebeca. Gómez Valderrama fue uno de los codirectores de la revista Mito en la que escribió, por ejemplo Gabriel García Márquez. Comentamos que  que con apenas diez años de diferencia, Gómez Valderrama representa, por así decir, el siglo XIX, un siglo antes de creación literaria, mientras que García Márquez supone la consolidación de una narrativa propia, del siglo XX, mezcla de influjos europeos y temas como el indigenismo o la mirada social ausente en la generación de escritores anterior a él.
Leemos en primer lugar, el relato bíblico y después comparamos con nuestro cuento qué ha, por así decir, recogido el autor a su versión: el pequeño gesto de Rebeca de cubrirse el rostro con el velo al ver a su futuro marido, su timidez o pudor a pesar de que en el cuento de Valderrama ha sido amante del siervo de Abraham encargado de recogerla de su familia para llevarla ante el hijo de su señor.

Charlamos acerca del romanticismo que impregna nuestro cuento y la habilidad para poner en antecedente a cualquier lector que quizá ni siquiera conoce la Biblia y es ajeno a las referencias del texto.

Continuamos nuestra reunión con Sólo para fumadores y El banquete del escritor peruano Julio Ramón Ribeyro que es ya reconocido como uno de los mejores cuentistas en lengua española. 

Sólo para fumadores es el relato autobiográfico, un género al que lo expertos conceden a Ribeyro la inauguración en Hispanoamérica, de la adicción al tabaco que le llevó prematuramente a la muerte. En nuestra reunión hay fumadores y exfumadores que reconocen algunas de las situaciones que plantea Ribeyro, lugares de trabajo llenos de humo, marcas de tabaco, etc. 
También se plantea si la escritura de diarios tendría el equivalente, ya que los filólogos achacan a la cultura protestante el hábito del imperativo religioso del autoexamen a través de la escritura de un diario, a los místicos de la cultura católica. Por ejemplo,Santa Teresa de Jesús.

Leemos algunas líneas de Sólo para fumadores escritas con sentido del humor a pesar de que lo narrado es, nos parece, terrible. Ribeyro huye de caer en el victimismo o hacer una defensa de la libertad en una adicción que se entrelaza con su creación literaria de tal manera que cuando deja de fumar no puede escribir y entonces, toma la decisión de escribir, de tener una muerte antes de su hora con tal de no dejar el cigarrillo. 

Cerramos nuestra sesión con El banquete, un cambio de registro y representativo del humor benevolente de Ribeyro con un matrimonio que busca mejorar su posición social a través de su parentesco con el presidente de su país. 

Para finalizar leemos dos poemas del poeta colombiano Darío Jaramillo del que nos gusta el primero de ellos más que el segundo. 




Podría perfectamente suprimirte de mi vida,
no contestar tus llamadas,
no abrirte la puerta de la casa, no pensarte,,
no desearte, no buscarte en ningún lugar común y no volver a verte,
circular por calles por donde sé que no pasas,
eliminar de mi memoria cada instante que hemos compartido,
cada recuerdo de tu recuerdo,
olvidar tu cara hasta ser capaz de no reconocerte,
responder con evasivas cuando me pregunten por ti,
y hacer como si no hubieras existido nunca,
Pero te amo.

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Atolondrado y confuso,
demasiado lleno de ruidos,
sin centro ni reposo,
desconectado del otro lado de la piel,
aturdido por el interminable crujir de este corazón,
– tierra cuarteada, ceniza gris en el pecho –,
así pasan estas noches de calor y duermevela,
estas noches en que no estoy contigo.


24 de febrero - Cuentos género negro,  George Simenon, Patricia Highsmith, Ernest Hemingway. 

Cerramos el mes de febrero de nuestro grupo de tarde del club de lectura con cuatro relatos de tres autores muy diferentes. Los asesinos del Premio Nobel de literatura Ernest Hemingway, La pista del pelirrojo de George Simenon y dos cuentos de Patricia Highsmith, Un objeto de cama transportable y el emblemático, La tortuga.

De todos ellos, coincidimos en que Los asesinos es el que menos nos ha interesado e incluso nos ha parecido difícil seguir el ritmo que imponen los diálogos, tan lacónicos que hay que volver sobre el texto para seguir bien la trama. Nos planteamos si es debido a que Hemingway es probable que incursionara en el género negro sin más intención que una prueba de escritura porque sus intereses literarios no eran los de escribir sobre el crimen.

Charlamos acerca de si la protagonista de Un objeto de cama transportable, una mujer que desde los 16 años va de amante en amante con la única idea de pasar noches en hoteles y viajar por todo el mundo, es digna de compasión, y a la par poco inteligente para poder acabar bien llevando esta vida. Nos impresiona la frialdad con la que Highsmith la despacha, lo que incrementa nuestro horror como lectores. 

Aunque el cuento de Simenon sobre un hombre casado, a punto de ser padre, al que una mujer en un bar invita a su casa y tras la que se va sin pensar que es una situación cuanto menos extraña, nos parece interesante y bien construido, no es el que más nos ha gustado. Creemos que Simenon oculta demasiado al lector para que pueda tomar esta narración como un cuento clásico de novela de detectives, en el que se nos desafía con pistas falsas y verdaderas, a veces sólo con insinuaciones, a reconocer qué ocurre de verdad antes del final. 

Finalmente, estamos de acuerdo en que nuestra narración favorita es La tortuga. Enumeramos los detalles reales que la autora ha llevado a este texto que se considera, según los expertos, una proyección de la relación destructiva que Highsmith tuvo siempre con su madre, "de la que nunca logró escapar" hasta que ésta falleció. Nos preguntamos si ha cambiado nuestra opinión al saber esta circunstancia, también destacamos la habilidad de Highsmith al llevar al lector a plantearse si el asesinato de la madre no es la consecuencia inevitable de someter a su propio hijo a una infancia de humillaciones y abusos psicológicos y emocionales. 

Para finalizar leemos un poema de Astrid Hjertenaes Andersen,Noruega, 1915-1985.


Caballos bajo la lluvia  

Cuando mi mente está llena de sueños,

más oscuros, más remotos

que lo que puede explicar mi pensamiento,

más salvajes, más ardientes

que lo que puede comprender mi corazón,

quiero sólo quedarme bajo la lluvia

como los caballos permanecen bajo la lluvia

en una llanura extensa y jugosa

entre pesadas montañas, como las de aquí.


Estar inmóvil y sentir que el cuerpo mama

este frescor, esta fuerza, esta humedad,

que en torrentes impetuosos me chorrea

por la cara, el pelo y las manos.

 

Parecerme al bosque que mama,

como un niño, los pechos del cielo.


Parecerme a la planicie, desbordante de dulzura,

palpitante de píos deseos.

 

Como están los caballos bajo la lluvia

inclinados, con los flancos mojados,

dejando que el olor a tierra y humedad

les recorra con fuerza y dulzura la mente,

y dejar que caiga la llovizna del cielo,

hasta que el pensamiento libre ya de fiebre

lleve los sueños a la claridad

en una calma resistente y silenciosa.



10 de febrero - Cuentos policíacos, Arthur Conan Doyle y Emilia Pardo Bazán.


El mes de febrero lo hemos dedicado a la novela negra y como tenemos dos reuniones al mes, la primera de ella la dedicamos a los orígenes de este género con dos cuentos emblemáticos, La banda de los lunares de Arthur Conan Doyle y La gota de sangre de Emilia Pardo Bazán. 

Son estilos muy diferentes y en nuestro grupo, a unos lectores les ha divertido más el primero, el del famosísimo detective Sherlock Holmes del que su autor estaba convencido que eclipsaría toda su obra como así ha sido. Su gran mérito es que inauguró la escuela de la novela inglesa de detectives por la que después transitó, por ejemplo, Agatha Christie. 

Nos ha llamado la atención de esta aventura de Sherlock Holmes, la ingenuidad por así decir, de la trama y de la resolución de un caso de asesinato y también la suave ironía inglesa que impregna toda la obra. 

Reparamos en cómo intenta confundir al lector con pistas falsas a lo largo del texto, algunos tópicos como la damisela en apuros y lo intrincado de la resolución del caso que incluye víboras, animales exóticos y doctores que ejercen mal su oficio y un Watson muy fuerte que es capaz de doblar atizadores de chimenea.

El segundo de nuestros cuentos, La gota de sangre da pie a hablar de la vida extraordinaria de Emilia Pardo Bazán, una autora muy prolífica que se dio cuenta muy rápidamente, ya que era una gran lectora en varios idiomas, del nuevo género que se abría paso en la literatura. Creó un detective, Selva, con la idea de continuar una serie entera aunque parece que todo quedó en este texto y una novela posterior que no ha sido publicada hasta fecha reciente.

De La gota de sangre nos gusta la ambientación, en el Madrid del siglo XIX, y cómo el texto plantea en aquel tiempo, la situación diferente de los privilegiados a la hora de aplicar la ley. El protagonista trata de manera displicente a la policía y les pide, y obtiene, dos días para resolver el caso cuando él mismo es sospechoso. Es cierto que el asesino iría a la cárcel pero es tan deshonroso para su nombre que prefiere suicidarse. 

Nos preguntamos si este dramatismo sería posible en Conan Doyle y creemos que muy probablemente no. El tono divertido y con toques de humor de La banda de lunares no parece que pudiera desembocar en un final semejante. En las dos narraciones, los asesinos mueren, en las dos son de clase privilegiada para el contexto de la época pero la muerte del mal doctor inglés no es un tiro en la sien en medio de la calle.

En nuestra reflexión acerca del concepto del honor establecemos comparaciones con los hombres de negocio que hoy en día sólo cuando se ha hecho pública su, por así decir, estafa económica han tomado la decisión de acabar con su vida. ¿Es comparable? ¿La honorabilidad que refleja Emilia Pardo Bazán se ha perdido por completo en nuestros días? ¿Es un concepto decimonónico, una herencia en determinados individuos de un pasado nobiliario? 

Para finalizar, leemos un poema de Minnie Bruce Pratt

                                                                                            Codos

Cúbrete los brazos.
No dejes que tus codos
se vean. 
Eso es lo que mis vecinos
allá en Alabama dicen
Minnie Bruce Pratt
Nacida en Alabama, 1946. Profesora y Poeta. 
a sus hijas
para que ningún codo
relleno o delgado
moreno o rosado
incite a otros 
a la pasión.
Pero si pensara
que mis flacos, bicolores
codos fueran a atraerte
si pensara
que mis enjutos, huesudos
codos pudieran retenerte
agitaría los brazos
como un pollo
como un pavo real
como una gallina de guinea
cuando volviera a verte
tesoro
me subiría
las mangas y
pecaría
pecaría
pecaría.


27 de enero - Cuentos de Nadine Gordimer, Premio Nobel de Literatura en 1991

                                                                Foto, Vogue


El grupo en horario de tarde del Club de Lectura Parque Conde de Orgaz comienza también nueva temporada con la lectura de tres cuentos, uno de ellos considerado emblemático, de la Premio Nobel de Literatura Nadine Gordimer. El motivo de elegir esta autora es que nos sirva para hablar sobre los Nobel y África ya que el año pasado fue premiado el también africano, Abdulrazak Gurnah.

Se da la circunstancia de que Gordimer es la única mujer africana distinguida con el Premio Nobel de Literatura. 

Comenzamos nuestra reunión presentándonos y comentando cuál es el último libro que hemos leído que nos haya gustado, cómo transcurrirán nuestras reuniones, su periodicidad y los temas que abordaremos. También que cerraremos cada encuentro con la lectura de un poema porque la poesía enseña, quizá mejor que ningún otro género literario, la precisión de las palabras. 

Los cuentos elegidos son tres y todos ellos escritos en la década que se considera, según los especialistas, la mejor de Gordimer, la década de los 80: El mejor safari, Érase una vezUn hallazgo.

Del primer cuento, El mejor safari, tenemos opiniones diferentes acerca de si la autora, al usar a una niña como protagonista, no ha escrito un texto quizá demasiado infantil que no transmite la emoción adecuada de una situación dramática. La huida de una familia compuesta por los abuelos y tres niños pequeños, que poco a poco sufren enormes penalidades entre animales salvajes, junto a los otros habitantes del pueblo. 

Tenemos diferentes matices sobre el logro de este recurso aunque coincidimos en que hemos imaginado, antes de saberlo al final, la edad de la niña lo que significa el acierto de Nadine Gordimer en dar voz apropiada a un personaje infantil. 

Nos cautiva la fortaleza de la abuela, cómo es capaz de sacar adelante a los niños, su fortaleza física y mental que no se intimida ante las situaciones más trágicas y el trabajo físico más penoso. 

El segundo cuento, Érase una vez, suscita un debate sobre los límites en la protección de nuestra seguridad y nuestra vida cotidiana y establecemos comparaciones con la situación actual, cuando quizá por miedo a ser dañados, clausuramos nuestra propia vida. En una última aportación, también nos preguntamos si sería posible extender la reflexión a la que nos lleva este relato sobre, por ejemplo, el enamoramiento, ¿para no sufrir un posible desengaño es mejor no abrirse a otra persona? ¿qué balance podemos hacer entre arriesgarnos y el no hacerlo?

Un hallazgo nos ha divertido como parece que era la intención de la autora que ha reflejado muy bien, el ambiente de la playa y cómo un hombre contempla jóvenes madres que van y vienen con sus niños, el oleaje y ese sopor que el tiempo cálido y el ambiente marino provoca en todos nosotros. El final, irónico, nos parece un buen cierre a este relato, en el que el hallazgo es más bien, encontrar por fin una nueva pareja. 

Para finalizar, leemos un poema de la traductora y poetisa de origen armenio, Diana Der Hovanessian 

 

Cuando tu padre muere, dicen los irlandeses,

pierdes el paraguas que te protege del mal tiempo,

que su sol sea tu luz, dicen los armenios.

Cuando tu padre muere, dicen los galeses

te entierras un pie más adentro en la tierra

que heredes su luz, dicen los armenios.

Cuando tu padre muere, dicen los canadienses

se te acaban las excusas.

Que heredes su sol, dicen los armenios.

Cuando tu padre muere, dicen los hindúes,

él regresa como los truenos.

Que heredes su luz, dicen los armenios.

Cuando tu padre muere, dicen los rusos,

se lleva tu infancia con él.

Que heredes su luz, dicen los armenios.

Cuando tu padre muere, dicen los británicos

te asocias a su club al que juraste no entrar.

Que heredes su sol, dicen los armenios.

Cuando tu padre muere, dicen los armenios

tu sol se mueve para siempre.

Y tú caminas en su luz.




2 comentarios:

  1. Maribel. Gracias x el resumen de nuestra charla del jueves pasado. Eres una coach muy buena y he disfrutado mucho de ese momento.

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    1. Muchas gracias por escribir, fue un encuentro muy agradable. Un cordial saludo.

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