lunes, 20 de marzo de 2023

La poesía es la magia de todas las cosas - 21 de marzo, Día Internacional de la Poesía

 




Hoy, 21 de marzo, se celebra el Día Internacional de la Poesía, ese intervalo entre las emociones y las palabras, la magia del verbo. Para conmemorar una fecha tan especial, hemos reunido a diferentes poetas. Algunos son autores consagrados y otros debutan con su primer libro, pero todos ellos viven la poesía como un elemento fundamental en su vida.

                       

                             ¿Qué es la poesía, cómo la definirías?


Alberto Wagner

La poesía, en sentido amplio, es la actividad artística de recuperar el asombro por la belleza de la realidad. Así pues, aparte de la poesía en tanto género literario, hay una actividad "poética", que es la que devuelve a la luz lo inaudito del mundo.


Ester Bueno Palacios

—La poesía es el reposo en tiempos de tormenta, es la quietud cuando todo es ruido alrededor, es aprender a conocerse por dentro, es un refugio. 


Diego Alonso Cánovas

—Cualquier definición sería tan solo una aproximación. La poesía es una conjunción de belleza y emotividad conseguida con la palabra. Son condiciones necesarias, pero no suficientes. Por otra parte, un poema debe tener una cierta musicalidad, especialmente ritmo. Ya Bécquer, en su Rima I, calificaba a la poesía como un himno (“Yo sé un himno gigante y extraño...”).


Antonio Perán Elvira

—Esta pregunta se ha hecho miles de veces a lo largo de la historia y se ha contestado de forma distinta otras tantas veces. Normalmente ha brillado más en las respuestas el alarde de imaginación que la precisión en la respuesta, por lo que no sé por dónde tirar. Si busco la originalidad en la respuesta, diría que la poesía es "una forma que conmueve", pero, si quiero explicar mi opinión al respecto, diría que la poesía es la realidad sentida con una sensibilidad especial y contada con un lenguaje especial. Mi duda es si existe poesía fuera de la sensación especial o de la palabra especial.


Jesús Urceloy

—No es la gran pregunta sino la pregunta de siempre y el que sepa contestarla es que no es poeta ni le gusta la poesía.


Oriol Alonso Cano

—La poesía es hablar con el silencio, es la escritura que se aleja del ruido y que intenta hacer eco e interpelar de aquello que esencial (de la experiencia, realidad…) a quien la lee o escucha. 


Silvia Company de Castro

—Llevo intentando contestar a esta pregunta desde que empecé a escribir en mi adolescencia y, sinceramente, aún no he logrado encontrar una definición que me convenza del todo.  Sin embargo, si tuviera que definirla a partir de mi experiencia personal, diría que la poesía es “mi salvavidas”. 


José Félix Valdivieso

—La poesía es el arte que no engaña.


Serafín Sánchez Cembellin

—Como poeta entiendo la poesía como el arte de la supervivencia, como una forma de vida desde un percibir más lento, desde la apertura a lo que los sentimientos dictan en función del entorno y las circunstancias.


Enrique Gracia Trinidad

—Me declaro incapaz. Es la gran pregunta porque nadie ha terminado de responderla del todo. El día que alguien lo haga (que no creo), tendríamos que dedicarnos a otra cosa porque la magia se habría ido al carajo.


Manuel Guerrero Cabrera

—La poesía es la sugerencia del tiempo, entre otras cosas, porque es hija de él. Cierto que los temas suelen ser los mismos, pero esencialmente todo se reduce a tiempo y una manera de plasmarlo es con elementos e imágenes propios del momento en que se escribe.


Jesús Calonge

—En mi caso, la poesía es una forma de expresar algo que llevo dentro desde mis primeros recuerdos de infancia. Es mi venganza contra el mundo, mi disparo contra la cúpula.


Marcos Rincón Cruz

—La poesía  es entrar en el misterio de la vida humana. El poeta debe ser “profeta”.


Juanma Ruiz

—Para mí, la poesía es aquello que tienen de mágico todas las cosas, y que permanece oculto a simple vista. Es la verdadera esencia que se esconde más allá de lo aparente. En ese sentido, poeta es aquel que bucea bajo la superficie de las ideas para encontrar ese componente secreto y misterioso. Por eso creo que puede ser poeta también un pintor, un cineasta, un escultor o un músico. El lenguaje escrito es solo una de las muchas expresiones posibles de lo poético.


Ana María Cuervo de los Santos

—La poesía intenta expresar lo que no tiene sentido; es el puente entre lo real y lo irreal, entre lo tangible y el mundo de los deseos.


José Ramón Ayllón Guerrero 

—Considero que la poesía es una forma de estar en el mundo, una forma de mirar, de relacionarte con la gente, de vivir las pequeñas cosas de cada día. A partir de ahí, puede ser que escribas además poemas, pero también puede ser que lo hagas y no por ello ser poeta.


Pablo Suárez González

—Hija de la música y la palabra. La única forma de expresar con palabras lo que no se puede decir con el lenguaje común.


José Antonio  Buil 

—Existen mil definiciones y ninguna concluyente. Es indefinible, solo cabe intentar aproximaciones. Poesía es lo que nunca se ha dicho y nunca se volverá a decir. Lo más parecido, quizá, al lenguaje de los muertos.


María Teresa Sánchez Martín 

—La poesía es hacer que las palabras evolucionen en libertad para describir la lucidez de los sentidos en otra dimensión más allá de la realidad. Descubrir en cada ser vivo, sentimiento u objeto la hendidura por donde emana su esencia en esa otra dimensión.


Julio Santiago

—La poesía es la expresión de la belleza a través de cualquier forma artística, no es exclusiva de la literatura. De hecho es el único arte que habita en todas las artes.


Juan Carlos Tejero

—Como diría Federico García Lorca, yo tampoco sé bien qué es la poesía; pero hay situaciones en la vida que nos conmueven: no solo las cosas que consideramos bellas y que nos hacen felices; también las desgracias, las injusticias, la falsedad y otras lindezas que podríamos agrupar en un efecto de infelicidad, denuncia... Todo ello nos mueve a expresarlo por escrito; aunque también la poesía sirve para vislumbrar un mundo a nuestra medida.


Matteo Barbato

—Un escenario alegórico que creamos para descubrirnos, una ventana abierta al tiempo y al espacio, una amiga que nunca decepciona. 


Pepe Ramos

—La poesía está en cualquier acto —sin ceñirnos únicamente al texto— que transciende lo esperado de su medio de expresión y que cobra una dimensión extra que nos hace sentir emociones que han sido debidamente codificadas por el autor. Las fotografías de Chema Madoz o las esculturas de Gargallo serían claros ejemplos de poesía fuera de su ámbito habitual.


¿Qué contestarías a los que dicen: “Yo no leo poesía porque no la entiendo”?


Alberto Wagner

—Bueno, la poesía no es algo que se entienda, como se entiende un enunciado lógico. Hay que dejarse cautivar por las palabras y las sensaciones que nos producen. Se debe estar abierto a entrar en el trance que nos regala la poesía para apreciarla.


Ester Bueno Palacios

—Les diría que la poesía no hay que entenderla, hay que sentirla. Leer poesía, escuchar poesía,  es un ejercicio de introspección que permite trascender a través de las palabras. Lo mejor de la poesía es que cada poema es único según la persona que lo lee, porque lo lleva a su interior y en él puede reflejar sus vivencias y encontrar guía y consuelo. 


Diego Alonso Cánovas

—Supongo que tampoco la sienten. Les diría: “Cámbiense de poetas, lean a esos otros grandes vates que escriben maravillas comprensibles sin perder ni un ápice de belleza expresiva. Descubrirán un mundo maravilloso. Y lean a los poetas herméticos aunque solo sea para caer en brazos de Morfeo. Eso es lo que hago yo”.


Antonio Perán Elvira

—Les recomendaría la prensa deportiva. Y fuera de bromas, si se carece de esa sensibilidad especial de la que hablaba antes, es bastante inútil intentar acercarse a la poesía. ¿Eso quiere decir que esa sensibilidad se tiene o no se tiene de por vida? En absoluto: pensemos en la general aproximación a la poesía que se produce en los enamoramientos o tras otros sucesos que supongan una conmoción emocional (nacimiento de un hijo, fallecimiento de alguien querido, etc.).


Jesús Urceloy

—Pues que tienen razón. La poesía es solo para entendidos


Oriol Alonso Cano

—La poesía no va de entenderla, sino de dejarse atravesar por aquello que evoca, sugiere o metaforiza. Es entrar en un diálogo, abrirse a una interpelación que va más allá de cualquier comprensión o racionalidad. 


Silvia Company de Castro

—Creo que aunque parezca contradictorio, no es necesario comprender la poesía para leerla. Es decir, la lectura de poesía (o al menos como yo la concibo) no se trata de que un poeta (el emisor) construya un mensaje (el poema) y un receptor (el lector) interprete o decodifique  aquello que ha querido transmitir el poeta, sino que —más bien— debería ser un proceso libre e íntimo parecido a lo que hacemos, por ejemplo, cuando escuchamos música. 


José Félix Valdivieso

—¿Y entonces tampoco disfrutas del cielo estrellado, porque no entiendes de constelaciones?


Serafin Sánchez Cembellin

—La poesía no se entiende, se siente y además se siente a modo, es decir, más allá de lo que el poeta dice desde sí, el lector interpreta, siente en función de su situación vital. Por otra parte hay una belleza en la poesía que va más allá de su significado, que se queda en el significante, en el sonido que dejan las palabras al ser dichas en voz alta.


Enrique Gracia Trinidad

—Que tienen dos alternativas: 

1ª: Seguir sin leerla y perderse el bocado más exquisito de la literatura y el arte más emocional construido con esa herramienta común que es el lenguaje. Allá ellos.

2ª: Intentar no entender, sino sentir, disfrutar, dejarse llevar, igual que no entendemos del todo el amor, los atardeceres o por qué no nos caemos yendo en este planeta a toda velocidad por el espacio. 


Manuel Guerrero Cabrera

—Hace dos años, en 2º de bachillerato, una alumna me dijo eso mismo. Le lancé el reto de que le iba a recitar algunos versos y ser sincera en lo de que si los entendía y no. Le dije, porque los tengo memorizados, aquel de «Por una mirada, un mundo», de Bécquer; «La verdad de la mentira», de Ángel González y un fragmento de «Contigo», de Raquel Lanseros. La alumna me confesó que sí los entendió. En verdad, la cuestión no es que no la entiendan, es que no han dado con un poema que hagan suyo.


Jesús Calonge

—Yo no leo poesía que no se entienda. Me gustan los escritores que transmiten sus emociones, no los charlatanes que hacen trucos vacíos de palabras para convencer de que escriben muy bien. Admiro a los magos, no a los prestidigitadores. 


Marcos Rincón Cruz

—Más que entender la poesía hay que sentirla, entrar en su misterio.


Juanma Ruiz

—Que no traten de entenderla. Se puede disfrutar lo que no se comprende: a un nivel sensorial, más primario pero no menos profundo. A mí me gustan muchas obras que no entiendo. Preguntarnos por su significado es parte del disfrute; pero abandonarnos a la experiencia es otra parte igual de importante. Cuando nos frustramos por no entender, cerramos la puerta a esas otras formas de disfrutar que se desprenden de la incertidumbre.


Ana María Cuervo de los Santos

—La poesía requiere un esfuerzo intelectual, un entrenamiento a base de lecturas y más lecturas. Pero es importante no pretender entenderlo todo, no abarcarlo todo porque en la poesía siempre hay algo inexplicable. Hay un maravilloso relato de Juan Ramón Jiménez que nos cuenta cómo un hombre ante la inmensidad del mar no tuvo otra ocurrencia más que escupir.


José Ramón Ayllón Guerrero 

—De entrada, creo que es un tópico acuñado y, desde ahí, difícil de rebatir. Supongo que la mejor receta sería buscar los poemas adecuados pensando en quién lo dice, aquellos que puedan conectar con ese sujeto. Al final, nos mueven las mismas preocupaciones y similares sentimientos.


Pablo Suárez González

—Que disfruten de no entender, dejándose llevar por el ritmo y la sonoridad de los versos. Si lo entendiéramos todo, la vida perdería parte de su gracia. En el sonido de la poesía está gran parte de su sentido: es precisamente esa musicalidad peculiar de la poesía la que va marcando el camino hacia su comprensión que, afortunadamente, nunca llegamos a alcanzar.


José Antonio  Buil 

—Que probablemente tienen razón, porque la poesía no se manifiesta para ser entendida, sino para ser sentida, escuchada, receptada…, como una mezcla de canto y música que a veces nos puede hacer pensar.


María Teresa Sánchez Martín

—Les diría que es cierto que hay un tipo de poesía muy hermética; sin embargo hay otros tipos de poesía, con un lenguaje más cercano, que será capaz de emocionarles, de descubrirles otra visión de la vida, de invitarles a imaginar y a interpretar el poema desde su propio pálpito.


Julio Santiago

—La poesía es tan extensa, variada, entretenida y comprensible como lo es cualquier otro género en prosa, pero tal vez menos difundida por las modas y por los intereses económicos ligados a estas. La poesía no hay que entenderla, hay que dejarse penetrar por ella, disfrutarla e interpretarla libremente, cada cual a su antojo, en función de sus capacidades y necesidades.


Juan Carlos Tejero

—A veces no es necesario entender para que leamos poemas. Les pediría a quienes afirman eso que traten de leer en voz alta los poemas o que se dejen seducir por quien pueda leerlos de ese mismo modo y escuchar, incluso sin que la razón y ese deseo de comprensión exista.


Matteo Barbato

—No es necesario entender la poesía (la poesía es, entre otras cosas, un mensaje que nos atraviesa con su lenguaje simbólico, una revelación inconsciente), sino tener coraje para vivirla (despierta emociones que quizá dan miedo).   


Pepe Ramos

—Que busquen autores menos crípticos. Hay un montón donde elegir. Estamos heredando una lacra motivada por el sistema educativo en el que de niños se nos hace leer a autores de hace demasiados siglos y se nos dice que eso es la poesía y que nos debe de gustar. Es como si alguien dijera que ni comprende ni le gusta la música porque solo conoce a Shostakovich y a Mendelssohn y no le sacan placer. Hay poesía para cualquier persona; lo que no hay es una cultura de la poesía en los años en los que se forjan nuestros gustos.


—¿Qué importancia conserva la métrica y la rima en la poesía contemporánea?


Alberto Wagner

—La métrica y la rima son herramientas muy útiles para encauzar la imaginación y darle una buena forma. Yo intento escribir con asiduidad poemas métricos, aunque los combino con el verso libre. Creo que son un buen ejercicio técnico y que aguzan el sentido poético.


Ester Bueno Palacios

—La métrica y la rima, nos enseñan el ritmo. Un poema debe tener un ritmo, una musicalidad que antes se buscaba en lo exacto y que ahora ha encontrado esa liberación anárquica que nos permite crear de forma diferente. Recuperar la métrica y la rima como ejercicio de concisión poética me parece importante para un poeta, como forma de aprendizaje.


Diego Alonso Cánovas

—Coexisten poetas que intentan ajustarse a las reglas de la métrica con otros que no lo hacen. Desde ambos enfoques se están escribiendo poemas excelentes. En el caso de la rima, es menos frecuente en la poesía contemporánea. Pero muchos grandes poetas  dejan constancia de que saben utilizarla. En otros casos es aquello de la zorra y las uvas.


Antonio Perán Elvira

—Lamentablemente muy poca, pero no hay que dramatizar; porque si ponemos en una balanza los siglos en que la poesía ha tenido rima y aquellos en los que ha ocurrido lo contrario, observaremos que son muchos más estos últimos. Sin embargo, con ocho mil millones de habitantes en el mundo, y con la masificación de cualquier actividad que se nos ocurra, terminarán imponiéndose requerimientos para discriminar y que no solo valga con la voluntad para suponer el mérito; pensemos, por ejemplo, que a todo escritor se le supone un determinado dominio de la ortografía. A propósito, quiero destacar la enorme riqueza del castellano, que nos ofrece términos como "reflexión", "pensamiento", etc., que se ajustarían mejor a lo que hoy pretenden ser poemas.


Jesús Urceloy

—La misma que el agua, la sal, la levadura y la harina para hacer pan.


Oriol Alonso Cano

—Más allá de cuestiones estilísticas o formales, lo poético debe aproximarse a regiones de la experiencia que son inexploradas para cualquier discurso.  


Silvia Company de Castro

—Aunque es cierto que la poesía actual tiende a alejarse de la métrica y la rima, explorando y recurriendo a otros mecanismos literarios como principal vía de expresión, opino que es muy importante conocer la trayectoria poética de nuestros predecesores. De hecho, no concibo un mundo poético sin figuras como Antonio Machado o Miguel Hernández.


José Félix Valdivieso

—Que hoy en día la métrica y la rima no estén de moda, no quiere decir que no sean importantes. Es preciso conocer ambas bien. Han sido y son instrumentos poéticos.


Serafin Sánchez Cembellin

— En cuanto a la métrica, su importancia es menor en el verso libre donde quizá la improvisación y apertura de límites es necesaria en esa lucha del lenguaje por ir más allá de sí mismo. En cuanto a la rima entiendo que la situación es distinta. Hay cosas y sentires que sólo la rima y su cadencia pueden decir.


Enrique Gracia Trinidad

—La de mantener las esencias técnicas de la poesía. Se puede no rimar y hasta no medir, pero olvidarse del ritmo (sea el que sea) es hacer poesía descafeinada que la mayor parte de las veces ni siquiera es poesía.


Manuel Guerrero Cabrera

—A veces pienso que un buen número de autores y autoras jóvenes han sustituido la métrica y la rima por la pulsación del intro a lo loco, al crear de este modo versos arrítmicos... No obstante, hoy la rima raramente se tiene en cuenta a la hora de componer, pero la métrica, en concreto, el ritmo del verso, sí. Quienes leemos poesía de manera habitual un verso con mal ritmo o sin él es una tortura.


Jesús Calonge

—Lo importante es el contenido. Yo nunca utilizo rima, por su musicalidad, mi poesía es contundente. Sin embargo, el ritmo sí que me ayuda con la violencia del verso. En conclusión, todo lo que ayude al poema es importante


Marcos Rincón Cruz

—La rima es menos importante, la métrica es lo principal. No se debería prescindir de la métrica, de su ritmo, de su música.


Juanma Ruiz

—Menos de la que debería, quizá. Para mucha gente, el verso libre se ha convertido en un ‘todo vale’ en el que yo, personalmente, no creo. En ese sentido, hablar de métrica y de rima es hablar de la importancia de la forma. Si la materia prima del poeta son las palabras, es su responsabilidad moldearlas de forma que vayan más allá de su significado evidente. La medida y la rima son algunas herramientas muy poderosas para ello, aunque no las únicas.


Ana María Cuervo de los Santos

—Entre otras cosas, la poesía es ritmo; y la métrica y la rima son herramientas al servicio de ese ritmo. Los poetas contemporáneos hemos buscado el ritmo más allá de los recursos habituales que parecen haber quedado relegados a ese ámbito más tradicional. De todas formas, hay muchas maneras de jugar con la métrica y la rima si se desea romper con esos esquemas clásicos.


José Ramón Ayllón Guerrero 

—Para mí, fundamentalmente la métrica, es muy importante, aunque cada vez resulte más difícil verla. En mi opinión, no todo vale y la poesía, por más que evolucione, tiene que tener un ritmo y tiene unas características propias. Lo demás podrá ser literatura, pero será otro género.


Pablo Suárez González

—Son solo unas herramientas más de las muchas que se pueden usar en poesía para encontrar esa combinación única de sonido y sentido. Lo que sigue siendo indispensable es el ritmo: algún tipo de ritmo particular que diferencie la poesía del lenguaje común o de la prosa.


José Antonio  Buil 

— Poca en la prosa poética, pero en el poema la tiene, porque sus versos y estrofas son el pentagrama musical que lo definen y lo justifican.


María Teresa Sánchez Martín

—En la actualidad la métrica y la rima en la poesía no tienen  prácticamente ninguna  importancia, la mayor parte de los poetas prescinde. Los poetas contemporáneos eligen este estilo libre, sin reglas, en él dejan únicamente la imagen y la metáfora a la imaginación del lector.  


Julio Santiago

—El metro y la rima eran esenciales en tiempos pasados cuando la transmisión de emociones y conocimientos era puramente verbal, pues la inmensa mayoría del pueblo no sabía ni leer ni escribir. Que hoy se conserven estructuras y normas clásicas a la hora de hacer poesía carece de sentido. Actualmente contamos con más recursos y más libertades que nunca para hacer buena poesía acorde con el tiempo que vivimos.


Juan Carlos Tejero

—Sirve fundamentalmente para entender a los autores clásicos y a los modernos que siguen utilizando esas reglas. En mi caso solo en una ocasión he utilizado metros regulares y sin rima por homenaje a Piedra de so,l de Octavio Paz, y se convirtió en un reto.


Matteo Barbato

—La musicalidad sigue siendo importante, verso libre permitiendo. 

 

Pepe Ramos

—Aunque se haga verso libre, ayudan para ganar musicalidad cuando se desee. No está de más conocer la parte sudoku de la poesía porque se amplía la paleta de cosas que eres capaz de hacer en un texto. Además hay veces en la que tienes un mensaje que decir pero no tienes la forma y ahí las formas clásicas pueden venir en tu ayuda. 


—Un libro de poesía para esta primavera incipiente.


Alberto Wagner

—Recomendaré, aunque no es de rabiosa actualidad, "Tu vida rompiéndose", de Raúl Zurita, una antología hecha por el propio poeta chileno, que es una de las mejores voces de la lírica actual.


Ester Bueno Palacios

— Recomendaría el poemario de Ignacio María Muñoz titulado “El tiempo sucedido”, en el que el poeta nos invita a transitar por esa inconsistencia vital que es el devenir, lo que fuimos y lo que somos, nos reta a volver atrás para avanzar.


Diego Alonso Cánovas

“El misterio de la felicidad”, de Miguel d’Ors.


Antonio Perán Elvira

—Más que un libro de poesía, en su sentido al uso, y a partir de una experiencia que tuve hace poco, recomendaría la obra de Sófocles. ¡Cuántos dejarían de llamarse poetas después de esta lectura! ¡Y esto se escribió hace dos mil quinientos años!


Jesús Urceloy

—Mi último poemario, que es excelente: “Todo bien”.


Oriol Alonso Cano

“Himnos de la noche”, de Novalis. Pocos poetas han penetrado en los abismos de lo real como Novalis.  


Silvia Company de Castro

—Hace unos días cayó en mis manos el libro “La manos en la sangre”, de la poeta madrileña Irene X, que me está sorprendiendo gratamente.  


José Félix Valdivieso

—“En ausencia del tajinaste rojo en una ciudad de Castilla”, de Sergio Rodríguez


Serafin Sánchez Cembellin

—"La vida de otro modo". Antología poética de Ángel Campos Pámpano. Campos Pámpano hace suavidad con las palabras, como el Fado Portugués, tiñe de lluvia lenta todo lo que toca, de elegancia, de una pequeña nostalgia que parece inalcanzable.


Enrique Gracia Trinidad

—“Sueños de lirios (Antología de poetas locos)”. 


Manuel Guerrero Cabrera

— Recomiendo “El fiel de la balanza”, de Manuel Francisco Reina, que es un libro al que suelo volver por su cuidado lenguaje, por lo sugerente de sus metáforas, por la influencia notoria de la Biblia en los textos, por el autor que nos entrega líneas como esta: Crean los amantes un idioma. Uno suyo que sólo a ellos pertenece. Lengua común que unifica el mundo...


Jesús Calonge

—“La muerte en Beverly Hills”, de Pere Gimferrer. Un libro con elementos muy primaverales: flores, lluvias, deseos y suicidios.


Marcos Rincón Cruz

“Una colina meridiana”, de Juan Ramón Jiménez.


Juanma Ruiz

—Mi última compra ha sido “Aguas del Leteo”, de Alba Sanchis Dolz, del que solo he leído aún unos pocos poemas, pero que ya me bastan para recomendarlo. Son poemas introspectivos, a veces dolorosos, alejados de lugares comunes y con una nítida voz propia.


Ana María Cuervo de los Santos

—Recientemente, he leído “Tres mujeres”, de Silvia Plath, excelente.


José Ramón Ayllón Guerrero 

“Antología propia”, de Adolfo Burriel. Una oportunidad para descubrir a un poeta exquisito.


Pablo Suárez González

El cuadro del dolor, de Ana Castro. Un libro duro, pero cuyo gran mérito es ponerle palabras poéticas precisas a algo tan difícil de expresar como el dolor. Solemos asociar la primavera al renacer cíclico de la vida, pero todo nacimiento implica dolor, y del dolor surge la vida, así que me parece un libro muy recomendable para esta estación.


José Antonio  Buil 

“Los hombres y las moléculas”, de Roald Hoffmann, quien fue Premio Nobel de Química en 1981. 


María Teresa Sánchez Martín

“Volver al agua. Poesía completa (1970-2006)”,  de Luis Eduardo Aute. Intimismo y crítica social con gran agudeza e ironía.


Julio Santiago

“El sol no va en bicicleta”, de Ana María Cuervo de los Santos, una de mis poetas preferidas


Juan Carlos Tejero

—He empezado a leer la “Poesía completa”, de Mariluz Escribano Pueo. Todo un descubrimiento.


Matteo Barbato

— Cualquier libro de Stefan Zweig, como por ejemplo “24 horas en la vida de una mujer”.  


Pepe Ramos

"Los habitantes del panorama", de María Eloy-García, que combina ternura con mala leche, es un catálogo de diferentes técnicas actuales y nos hace bendecir el momento en el que aprendimos a leer.


                                                      Los poetas





Ester Bueno Palacios

Martínez (Ávila), 1966. Autora de los poemarios “Nada es lo que decías”, “La Velada Impaciencia” y “De herméticos lugares”. Directora de la Escuela de Lenguas y Cultura, «Alma Máter Ávila» y de «Búho Estudio de Comunicación».


Alberto Wagner

Palma de Mallorca, 1998. Licenciado en Filosofía. Ha publicado los poemarios “Jaima”  y “Tratado de dióptrica”.


Diego Alonso Cánovas

Vera (Almería), 1949. Doctor y Licenciado en Psicología, Licenciado en Matemáticas y Diplomado en Magisterio. Autor de los poemarios “Desde Ángulos Distintos”, “Resistir en verso. Décimas para una pandemia” y “Efímero infinito”. 


Antonio Perán Elvira

Lorca (Murcia), 1954. Ha publicado los libros de poesía “Diálogos con mi perro Sancho”, “En la Mansión de los Céfiros”, “Diálogos con mi perro Sancho”, “Vía crucis” y “Discurso de Blanda y Firme”. 


Jesús Urceloy

Madrid, 1964. Poeta, escritor y editor literario. Entre otros, ha publicado los poemarios “Todo bien”, “Luz  violenta”, “Visibles e invisibles” o “Versos cobardes para el niño de la foto”.


Oriol Alonso Cano

Martorell (Barcelona), 1984.  Doctor en Filosofía, así como grado en Psicología. Ha publicado los poemarios “La caricia del fantasma” y “Clinamen”.


Silvia Company de Castro

Valencia, 1991. Filóloga y magíster en Estudios Hispánicos Avanzados. Recientemente ha debutado con el poemario “Todo lo que perdí mientras te buscaba”.


José Félix Valdivieso

Bruselas. Políglota. Se ocupa de IE China Center. Ha publicado los poemarios “La geografía del erizo”, “Grito de amor”


Serafin Sánchez Cembellin

Madrid, 1969. Licenciado en Filosofía y Ciencias de la Educación. Autor del poemario “Estados”.


Enrique Gracia Trinidad

Madrid, 1950. Escritor y divulgador cultural. Autor de más de cuarenta publicaciones, la mayoría de ellas de poesía. Varios premios y varias traducciones. Se gana la vida con teatro de voz, conferencias, recitales, cursos, talleres, radio, etc. 


Manuel Guerrero Cabrera

Lucena (Córdoba), 1980. Profesor de lengua y literatura, articulista, poeta y experto en literatura sobre el tango. Ha publicado los poemarios “El desnudo y la tormenta”, “Loco afán”,  “El fuego que no se extingue”, "La ciencia de estar contigo", "El mismo mito, la otra voz" y “Las salinas del aliento”.


Jesús Calonge

Madrid, 1977. Es técnico superior en Imagen, especializado en fotoperiodismo y fotografía de moda. Su obra se ha publicado en medios como Vice Magazine, El Mundo, El País... Su poemario “Disparo contra la cúpula” llegará a las librerías en unas semanas.


Marcos Rincón Cruz

Almagro, (Ciudad Real), 1938. Franciscano, docente y escritor. Ha publicado, entre otros, los poemarios “Umbral de plenitud”, “La paciencia de la lámpara”, “Hojas con aroma aún”, “Defensa del crepúsculo” o “La noche de la paloma”.


Juanma Ruiz

Madrid, 1982. Licenciado en Comunicación Audiovisual. Es crítico cinematográfico y profesor de Comunicación Audivisual en la Universidad Rey Juan Carlos. Autor de los poemarios “Paseos o derivas”, “Materiales de derribo”, “Tratado de egoísmo” y, próximamente, “Hacerse el muerto”.


Ana María Cuervo de los Santos

París, 1970. Licenciada en Filología Hispánica y profesora de Educación Secundaria de Lengua Castellana y Literatura en Madrid. Ha publicado los poemarios “Luna de agua y peces” y “El sol no va en bicicleta”.


José Ramón Ayllón Guerrero 

Zaragoza, 1953. Ha publicado los poemarios “Mástil de nubes, “Donde la piel no llega”, “Geografía ausente”, “Con las raíces vueltas hacia arriba”, “Climogramas de estación emocional”, “A caballo entre cáncer y regaliz de palo”, “Donde la piel no llega”, “Arrecife de sombras” y “Pacific Grove”.


Pablo Suárez González

Madrid, 1985. Doctor en Geología y licenciado en Teoría de la Literatura y Literatura. Autor de los poemarios “Camino de ayer” y “Triple encrucijada”. En la actualidad, compagina la creación literaria con su trabajo como profesor e investigador en la Universidad Complutense de Madrid.


José Antonio Buil 

Zaragoza. Doctor en Medicina. Autor de ocho poemarios, como “Unbuilt”, “Primeras manchas”, “Extravío” o “Ad infinitum”.


María Teresa Sánchez Martín

Ávila, 1960. Autora de los poemarios “A la intemperie de la luz”, “A través de la ventana” y “Diálogos al Alba.”


Julio Santiago

Miajadas (Cáceres), 1975. Autor de una extensa obra literaria y artística. Entre su obra destacamos los poemarios “Acrílica”, “Rojo y Eva”, “Tratados”, “Mi amor, Gloria Fuertes” o “Chimani”.


Juan Carlos Tejero

Madrid, 1958. Profesor de secundaria de Lengua castellana y Literatura en un instituto público de Pinto. Ha publicado los poemarios “El eco de las voces” y “Anónimos”.


Matteo Barbato

Nápoles, 1973. Ha publicado los poemarios "Recuerdos, amores y sueños", "Mis versos, tu nombre" y "Remotas cercanías".


Pepe Ramos

Madrid, 1971. Ha publicado los poemarios “Samsara”,  “La copa rota”, “Cinco formas de dar pena” y “La ansiedad del escapista”. Parte de su obra se ha traducido al inglés, al italiano y al polaco. Ha sido becado por la Fundación Rafael Alberti y representó a España en los primeros encuentros de Poesía Joven Europea (París 2004). Ha trabajado entre otras muchas cosas como redactor, profesor de talleres literarios y guionista de videojuegos.



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