lunes, 15 de mayo de 2017

¿Por qué los libros no son más baratos para las mujeres? - Virginia Baudino. Socióloga



Maribel Orgaz - info@leerenmadrid.com
Hace unos días escuchaba a un chico preguntar por qué la entrada o incluso las copas en algunos locales eran gratis para las mujeres... Unas semanas atrás, yo había asistido a una nueva versión teatral del ensayo Una habitación propia de Virginia Woolf, en la que se afirmaba que en el pasado no había habido mujeres poetas porque las mujeres siempre habían sido pobres. Me sorprendí pensando si hoy en día las cosas seguían en cierto sentido siendo así, ya que la situación es que las mujeres cobran menos por el mismo trabajo, padecen más el desempleo y en España, el prototipo de pobre es una mujer sola con sus hijos. Entonces, pregunté a una buena amiga, Virginia Baudino, socióloga que ha vivido en varios países el motivo por el que las copas y no los libros son gratis para las mujeres. Aquí está su respuesta.


Mujeres, discotecas y libros
Virginia Baudino. Socióloga. París (Francia) -  virbaudino@hotmail.com 


Recientemente, mi amiga y periodista, Maribel Orgaz me hizo la siguiente pregunta: ¿por qué las mujeres no pagan para entrar a la discoteca y sí pagan los libros a precio normal, cuando se supone que ellas ganan menos dinero que los hombres? No es una pregunta sencilla, y no hay una única respuesta.

Lo primero que hice fue reflexionar sobre un hecho que se suele dar por sentado en muchos lugares: las mujeres no deben pagar por entrar a una discoteca. Lo segundo que se me ocurrió es que detrás de este comportamiento se escondía algo mucho más profundo: la dominación de las mujeres en el sistema patriarcal.
Las mujeres en muchos lugares del mundo occidental, o por lo menos de los países que yo he visitado, no pagan su entrada a una discoteca, por poner un ejemplo, y no porque se haya reconocido su condición de explotación en el mercado de trabajo, es decir, porque se ha reconocido que éstas ganan menos dinero que los hombres (en algunos lugares va de un 17% hasta casi un 30% de diferencia, dependiendo de los tipos de trabajos y de los países), porque los trabajos que desempeñan suelen tener bajos salarios, porque las profesiones tradicionalmente desempeñadas por mujeres perciben menores salarios. No es que la sociedad, o mejor dicho, sus instituciones hayan reconocido en la práctica cotidiana la brecha salarial y la feminización de la pobreza sino que este comportamiento está directamente relacionado con el patriarcado.

The Badass Girl
Detrás de este acto se esconde una relación de poder desigual entre hombres y mujeres, en el que los hombres producen y reproducen determinados comportamientos que están destinados a sostener y reproducir un modelo de masculinidad dominante, que les ha asegurado, y le continúa asegurando una enorme cantidad de privilegios. Es innecesario, por sabidos, enumerarlos.

Pero además, no sólo se reproduce un modelo de dominación, se legitima un comportamiento que asocia dinero con masculinidad, y no, con femineidad. Detrás de este comportamiento aceptado y legitimado, se esconde el ejercicio de poder exclusivo de los hombres que es legitimado con el dinero. El dinero afirma el poder y por ende, afirma la masculinidad de quién lo posee y lo ejerce. 
Contrariamente a esto, la mujer se encuentra excluida de este ejercicio, salvo claro está que seas millonaria. Se entiende así a la mujer como un objeto, un adorno, pasivo y dependiente.

Diana Maffia, RadioNacional
Respecto a por qué no podemos obtener reducción en el precio de los libros, tickets de espectáculos y sí en cosméticos, dietas y cirugías estéticas, entre otras cosas, la respuesta es aún más compleja. Por un lado, porque reconocer que las mujeres, no todas obviamente, son económicamente frágiles (ganan menos que los hombres, techo de cristal, brecha salarial, profesiones mal pagadas, feminización de la pobreza) supone un bombazo al corazón del sistema patriarcal.

Una lucha de clases

Hoy sabemos que, como argumenta Diana Maffia, en todas las sociedades y en todos los grupos sociales, las mujeres están peor que los varones. Si además, agudizamos aún más nuestra observación, constataremos que dentro de los pobres, la mayoría son mujeres: un 70% de los pobres son mujeres, dice Maffia.
Históricamente, las mujeres han sido ubicadas en el ámbito de la vida privada y expulsadas de la vida pública, espacio que ha sido ocupado mayoritariamente por los varones. En el ámbito privado, el trabajo doméstico ocupa una gran parte de la vida de las mujeres, de nuestras vidas. Este engloba lo que, Silvia Federicci llama el trabajo afectivo, el trabajo de cuidado, el trabajo sexual.

Silvia, Federicci, OnLinepeople
En el año 1972, en EEUU, se comenzó a gestar dentro del movimiento feminista la Campaña Internacional Salario para el Trabajo Doméstico (WFH en inglés). Reconocer la importancia del trabajo asalariado de las mujeresen el seno del hogar era, y sigue siendo, total y completamente revolucionario, como argumenta Federicci.

Si se reconoce, como demandan las feministas, que el trabajo doméstico  es trabajo no remunerado, algo que a estas alturas es una obviedad, realizado 100% por mujeres, y que contribuye a la reproducción de la fuerza de trabajo dentro del sistema capitalista, pues bien, la lucha está planteada. Y no lucha a secas, sino más bien, lucha de clases.
Es indispensable, en la actualidad, reconocer los aportes del movimiento feminista. Es cierto, vivimos momento de retrocesos, por lo que se hace imperativo alertar de los peligros. Reconocer la fragilidad económica de las mujeres, y especialmente, el trabajo de reproducción que realizan sin reconocimiento alguno se platea urgente para evolucionar como sociedades.     

Día tras día, las mujeres producimos, y reproducimos, nuestra vida así como producimos nuestra capacidad laboral y la de la sociedad entera. Sin este trabajo invisibilizado, el trabajo doméstico, no existe la posibilidad de que existan todos los demás trabajos. Podemos decir que el trabajo invisibilizado de las mujeres es indispensable para la reproducción de la vida día a día que sustenta la sociedad.
Foto: Chimamanda Ngozi
El movimiento de mujeres que se situó detrás de la consigna Campaña Internacional Salario para el Trabajo Doméstico era tremendamente revolucionario puesto que reclamaban para las mujeres un reconocimiento monetario por el trabajo desempeñado en el hogar. Pero un reconocimiento por parte del Estado, no de organizaciones ni instituciones independientes. Porque “si enfocamos el salario doméstico desde una perspectiva política, podremos ver que la misma lucha produciría una revolución en nuestras vidas y en nuestro poder social como mujeres.” [Federicci; p. 33]

En los hechos, hasta la actualidad el trabajo doméstico no es reconocido salarialmente, y las mujeres siguen siendo una mayoría endeble, económicamente hablando.
El feminismo es un movimiento que ha comprendido que no se puede separar la política de la vida cotidiana. Al mismo tiempo, ha des-invisibilizado toda una serie de mecanismos de opresión que atraviesan a las mujeres, por lo que su labor es claramente política. Como argumenta la escritora nigeriana Chimamanda Ngozi Adichie en su libro, hoy más que nunca, “todos – y todas - deberíamos ser feministas”.
El camino por recorrer es largo, pero no podemos evitar su tránsito, es un imperativo ético y moral sostener que no es justo que la situación de las mujeres sea así.

VirginiaBaudino es socióloga y Magister en Historia y Filosofía de las Ciencias por la Universidad Nacional del Comahue (Argentina). Ha formado parte de los proyectos de investigación en Educación dirigidos por las doctoras Montserrat de la Cruz y  Nora Scheuer en la Univ. Nac de Comahue. Es autora de varios artículos sobre Teoría de las Cuerdas: Continuismo y rupturismo en el desarrollo de la teoría de cuerdas; "Algunos aspectos epistemológicos relacionados con el desarrollo de la teoría de cuerdas", ambos en co-autoría con el Dr. Walter Scheur, etc. 

Actualmente reside en París, su blog puede consultarse aquí. 




No hay comentarios:

Publicar un comentario