viernes, 22 de diciembre de 2017

Una clase de poesía - Jesús Urceloy - Biblioteca Municipal Mario Vargas Llosa


Maribel Orgaz - info@leerenmadrid.com
Quizá decir que es el único profesor de poesía en Madrid, como él mismo afirma, es una exageración pero desde luego, es el más conocido: Jesús Urceloy, poeta y maestro de poetas, lleva veinte años impartiendo talleres de poesía y el pasado jueves habló de su trabajo y sus autores preferidos en la Biblioteca Municipal Mario Vargas Llosa.

"El gran problema de la poesía es que tratamos con materia sensible, el poeta pone la historia de su sentimentalidad", comenzó, "cuando enseñas a escribir poesía puedes tocar la estructura del pensamiento poético de quien está aprendiendo y enseña sus poemas pero no el sentimiento".

Profesor en la escuela de escritura Fuentetajacree que un poeta no debe dejar de leer y que lo más difícil es trabajar las palabras "porque en un poema una palabra tiene su sitio y no otro y si la cambias ya no es lo mismo". Admirador de poetas como Isla Correyero, María Castrejón, María Solís, María José Cortés o Bryan Patten, Szymborska, Cernuda....

A la pregunta de qué hacer para escribir bien poesía dio tres recomendaciones: "la poesía nació para ser cantada y cuando la escribes hay que leerla en voz alta y de manera pausada, deleitándose en su belleza. Así verás lo que suena mejor".

"En segundo lugar, cuando has detectado que algo suena mal, lo corriges y por último, humildad. Desde 1945 nos hemos dado cuenta que todos nacimos iguales y por ser poeta no eres mejor que nadie. Esto lo dijo muy bien Pablo Neruda en un poema: poeta no te subas a un púlpito..."

Urceloy cree que no todos pueden ser Juan Ramón Jiménez pero "se puede intentar y merece la pena". Afirma que los talleres de poesía existen desde hace siglos: "cuando se dice que la poesía no se puede enseñar, les digo que había talleres como la Escuela poética sevillana ya en el Siglo XVI o en la actualidad en la Sorbona en la que hay una Cátedra de poesía y en Estados Unidos, los talleres de John Gardner".

"Hay un problema en nuestros colegios", terminó, "que se dedican a enseñar datos que no digo que esté mal pero no se enseña a sentir: comprender al que llora, sonreir..."

cuando te vas las luces ya han caído
verbales sobre ti / como se pierden
unas con todas las palabras / hay
un acto entre decir y dar la vida /
hay un deje de angustia en los sonidos
con que solemos pronunciar las cosas
nuestras / llegaré tarde / no hay razones
que avalen la poesía sin misterio
sin belleza sin ritmo / soy poeta
no por necesidad / no por dulzura /
no para el grito / no para la masa
estúpida y feliz de urnas y olvidos /
sino por miedo por oficio y algo
que no puedo explicar

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