lunes, 28 de enero de 2019

Ante el torno, intentando detener el mundo - Edmund de Waal en Ivory Press

Maribel Orgaz - info@leerenmadrid.com
"Ante el torno. 
Tratando de detener una pequeña parte del mundo, 
de hacer un espacio interior".

Edmund de Waal, el poeta de la porcelana, estará en la galería Ivory Press el próximo 20 de febrero. Autor de libros fascinantes, de prosa bellísima, en Madrid presentará su nuevo trabajo o constelación: un libro de artista basado en la poesía de Paul Celan, autor de referencia en la cosmovisión de este alfarero poeta; una exposición, una conferencia...

"Breath es una invitación a Edmund de Waal para trabajar en los tres espacios diferentes que componen Ivorypress: la editorial, la galería y la librería. El centro de este proyecto es un libro de artista publicado por Ivorypress: un trabajo que se ha prolongado a lo largo de varios años y en el que el artista investiga sobre la naturaleza de los libros, cómo se perciben y su presencia en el mundo. Es un homenaje al poeta de origen rumano Paul Celan, un libro que trata sobre la quietud. Para acompañar al libro de artista, Edmund de Waal ha realizado una serie de diecisiete obras nuevas: vitrinas, estanterías y dípticos concebidos como libros abiertos e inspirados en el artista español Francisco de Zurbarán y en el escritor Federico García Lorca, además de en Paul Celan. Hay porcelana, mármol y alabastro; hay pan de oro y platino que nos recuerda a los recipientes plateados de las pinturas de Zurbarán. Hay objetos a punto de ser revelados y cadencias. Junto a estas obras se dispondrá una sala de lectura con una selección de cien libros para que los visitantes puedan sentarse y leer. El libro de artista, la exposición y la sala de lectura están concebidos como un todo". Ivory Press
"¿Cómo sobrevivir cuando las cosas salen mal, con tanta frecuencia? Trabajando más. Haciendo más y luego otro poco más, El oro blanco. Edmund de Waall. Ed. Seix Barral. 


Ivory Press
Breath, Edmund de Waall 
Desde el 20 de febrero

sábado, 26 de enero de 2019

Escrito con dolor - Por Caridad, Mariaje López - Mar Editor

Maribel Orgaz - info@leerenmadrid.com
"Lo he escrito con dolor pero no con ira", afirmó Mariaje López en la presentación de su novela, Por Caridad, Mar Editor. "Lo he podido contar serena porque han pasado más de 50 años". Y lo que pasó es que a los ocho años, al fallecer su padre, su madre la interna en un orfanato católico. "Me costó mucho perdonar a mi madre pero me pongo en su lugar y puedo entenderlo", reflexionó.

Aquellos cuatro años y medio, en una de la instituciones que dependían del Patronato para la Protección de la mujer, "era una cárcel para niños", estuvieron a punto de hacer descarrilar toda su vida: "no busco reparar el daño causado porque no se puede reparar ya nada pero creo haber superado con mediano éxito una historia tan temprana. Esta es la historia que marcó mi vida".

Por Caridad se suma a Las desterradas hijas de Eva de Consuelo García del Cid y Mujeres después de la guerra de Assumpta Roura y al documental, Los internados del miedo de Montse Argenmón;  un viaje al horror de los abusos y el maltrato a estos niños y jóvenes durante el franquismo: "no se investiga nada", respondió Mariaje a las preguntas del público, "y eso que pervivieron mucho después, porque el último se cerró en 1981".

Mariaje ensalzó la valentía de Consuelo Cid y su lucha por reunir testimonios y emprender una recuperación de una memoria negada: "porque otros muchos no pudieron superarlo y cayeron en adicciones o se suicidaron. Incluso hoy en día, he escuchado testimonios que aún no lo han superado". La autora finalizó, pese a todo, con un mensaje de esperanza:
           "Siempre cabe redefinir en nosotros nuestras elecciones que otros nos torcieron".

Por caridad - Mar Editor
Mariaje López - Blog




jueves, 17 de enero de 2019

No todos queremos ser invierno - Raquel Moreno, poeta. Micro Abierto, Centro Cultural Blas de Otero, San Sebastián de los Reyes

Maribel Orgaz - info@leerenmadrid.com
Este miércoles ha comenzado una nueva temporada Micro Abierto de poesía en el Centro Cultural Blas de Otero en San Sebastián de los Reyes.
No todos queremos ser invierno
todos los días.

Raquel Moreno, poeta, "cada vez escribo menos versos pero más poesía", inauguró una preciosa tarde  leyendo parte de su poemario Construcciones posibles ésta. Poemas, explicó, "que me ayudan a saber a través de la contradicción" y que habían surgido de nuevo tras años de silencio.

Finalmente, invitó a participar al público asistente construyendo un hermoso poema colectivo a partir de la elección de palabras que sirvieran para afrontar cómo sobrevivir al gran silencio sobre la Guerra Civil que aún continúa en tantas familias.

Raquel Moreno grabó durante un año 248 poemas que pueden escucharse en Poesía desde el móvil

...el paisaje permanece después de cada incendio.
Raquel Moreno 

lunes, 14 de enero de 2019

Científicas de José Manuel Lechado por María Victoria Reyzabal

María Victoria Reyzabal - escritora y poeta.
Si realmente queremos cambiar la realidad de las mujeres, no parece suficiente que cada tanto algunas salgan, sensibles y comprometidas con su situación, en manifestaciones o protestas. Esa es una parte nada desdeñable de la batalla que hay que seguir librando, pero otra, tal vez más minoritaria pero también más permanente y menos espontánea, consiste en rastrear la historia, destacando las marginaciones, postergaciones y desmanes que se han ejercido sobre ellas, sin el más mínimo cargo de conciencia, ya que la costumbre, la iglesia, la familia, las leyes y hasta la ciencia lo ratificaban.

Por eso, pasado el asombro primitivo de que del cuerpo femenino salieran otros seres humanos -algunos incluso varones-, lo que explica la existencia de tantas estatuillas femeninas, tal vez como diosas de la fertilidad o equivalentes, enseguida los grupos humanos se organizaron en sistemas patriarcales en los que ellas solo eran siervas de sus intereses y caprichos; los posteriores avances sociales solo lo fueron para ellos y así llegamos al siglo XX con pequeñas conquistas, por eso ahora la lucha debe darse, ya en el siglo XXI, en todas y cada una de las capas de actividad social, familiar o personal, aunque en pueblos como los sirionós de Bolivia, olvidados de cómo se puede encender fuego, sean ellas quienes deban mantener encendidas las ascuas para hacerlo (según recoge en la cita el autor de esta obra).


Hoy resulta difícil de creer para personas despreocupadas en estos asuntos, que hombres sabios, justos en otras cuestiones y tolerantes, no consintieran ni concibieran la existencia de capacidades equivalentes en las mujeres, incluso que menospreciaran el posible talento filosófico, artístico, médico, etc., en sus madres, esposas e hijas y que las condenaran a no tener derecho a opinar, estudiar, elegir marido, firmar sus obras, votar. Las exigencias que las religiones monoteístas han tenido sobre las mujeres, las atrocidades que ha cometido la medicina en sus diversas especialidades con ellas, las injusticias sociales a las que se han visto sometidas por maridos despiadados, infieles y déspotas, apoyados por mandamientos religiosos y jurídicos, nos podrían hacer dudar de que estos seres hubieran tenido madre o hubieran sido padres de niñas; sin embargo, antes del amor familiar, antes que la razón, hasta ahora ha primado un ansia generalizada de poder, de dominio patriarcal sobre ellas.

Para denunciar y hacernos conscientes de lo que significó este genocidio social, familiar, individual, tanto en lo físico como en lo intelectual y hasta moral en referencia a las mujeres científicas, José Manuel Lechado nos relata las peripecias que estas sufrieron para poder estudiar, trabajar y hasta aportar sus descubrimientos, los cuales en muchos casos ni siquiera les fueron reconocidos, de ahí el subtítulo de la obra: Una historia, muchas injusticias

En el primer capítulo, Lechado hace un breve recorrido por los mitos, para enmarcar que ya en la época de su creación, el patriarcado, apoyándose en el deseo de los dioses, había colocado a las mujeres por detrás del hombre como débiles, como pecadoras, como inestables, como tentadoras, las cuales, además, poseían menos capacidad intelectual. Por todas estas razones, obviamente estas no tenían derecho a la educación y menos al acceso a la Universidad o Centros Superiores. Así, las primeras Facultades que las admitieron fueron estadounidenses, a partir de 1830; en Europa, ello no fue posible hasta 1863, en la de San Petersburgo y en Medicina, aunque pronto se canceló esta posibilidad; en Bélgica y Dinamarca no se consiguió hasta 1875 y recién en 1888 lo fue en Alemania y hasta en algunas sedes iberoamericanas. En España apenas fue posible por el 1870, pero únicamente con permiso especial del rey del momento, por lo que incluso en 1930, el rector de la de Salamanca se sorprendía negativamente al verlas por los pasillos.


Lo cierto es que en ningún caso la apertura fue generalizada sino para algunas carreras consideradas menores o dedicadas al cuidado de los demás, como Enfermería o Magisterio; lo difícil era entrar en las de Ciencias o Ingeniería, por ejemplo. Por eso, no es de extrañar que las dos primeras mujeres que entraron en la Royal Society lo hicieran en 1945: Kathleen Lonsdale y Marjorie Stephenson y que, en 2011, solo fueran el 3% en esta prestigiosa institución; en la Royal Astronomical Society no se las aceptó regularmente hasta 1915 y la primera presidenta lo fue entre 1994 y 1996; a su vez, en la Academia Francesa, la primera fue Marguerite Yourcenar en 1980, aunque la igualdad en estas y otras instituciones e, incluso, en la vida cotidiana, todavía no se ha equiparado, hasta ha retrocedido en algunos lugares y circunstancias.

Destacable fue la tarea médica, como se señala en estas páginas, de Trótula de Salerno, allá por el siglo XI o XII, gracias a la escuela existente en su ciudad, que, cosa excepcional, aceptaba mujeres (la Escuela Salernitiana creada en el siglo IX y que perduró hasta el XIX). Escribió dos libros que fueron usados como manuales durante siglos, defendió la higiene antes que Pasteur, la posibilidad increíble para la época de que la esterilidad podía provenir del hombre y propuso el uso de opiáceos para calmar los dolores del parto, aunque este, según la Biblia, debía realizarse con dolor, pero su nombre se borró de todos sus logros.


Ciertamente, resultaba difícil tanto para mujeres como para hombres, salirse de las doctrinas religiosas aun en los casos en que la razón estuviera de su lado, como le resultó a Galileo, diferente al de otra mujer excepcional como fue María Gaetana Agnesi (1718-1799), que nadó entre la razón y sus creencias místicas; ella recopiló todos los avances en cálculo diferencial e integral, descubriendo que diferenciación e integración eran operaciones complementarias. Pero María solo quería profesar como monja en un convento y fue su padre quien la obligó al estudio, dada su gran inteligencia, como imán destacado en sus reuniones.

El libro continúa destacando, ordenadas en diferentes apartados, una serie de mujeres olvidadas a lo largo de los años que anteceden al presente, desde la babilonia Enheduana, astrónoma del siglo XXIV a.C., a la griega Aspasia, pasando por Catalina II de Rusia y llegando a otras más recientes, pero no menos postergadas; por eso hay que leer este ensayo y difundir la labor de sus científicas en todos nuestros ambientes.

María Victoria Reyzabal es poeta y escritora.
                                                               Blog, Casandra ante el espejo