jueves, 22 de abril de 2021

Bajo el laurel rosa, el mar perdido - Emilio S. Belaval y la literatura de Puerto Rico - Club Lectura Anabel Segura, Alcobendas (Madrid)

 

Cuando era joven, cuentan sus compañeros de universidad, llevaba una melena ondulada a la manera de Becquer, el poeta al que tanto que admiraba.

Emilio S. Belaval, considerado el mejor cuentista de Puerto Rico, estudió derecho, renovó la escena teatral puertorriqueña, fundó una tertulia literaria anarquista, una sociedad jurídica, tuvo cuatro hijos y marcó un antes y un después en el panorama cultural de su tierra.

"Puerto Rico", explica la escritora Marta Aponte, "tiene tres millones de habitantes y cuatro millones de exiliados económicos". 

En el Club de Lectura, ahora online, de la Mediateca Anabel Segura de Alcobendas (Madrid), en el ciclo Literaturas inesperadas leemos esta semana dos cuentos de Emilio S. Belaval, en una propuesta sobre las literaturas en español eclipsadas por los tres gigantes, México, Argentina y Colombia. Puedes consultar el programa completo aquí. 

El pasado año, la Universidad de Puerto Rico dedicó unas jornadas a Belaval. Desde que empezó a escribir, con apenas veinte años, destacó entre los escritores de su generación, ganando premios y distinciones por sus relatos. "Escribió poesía pero era algo circunstancia para él, sin embargo, sus ensayos están a la altura de sus relatos", afirmaba Miguel Ángel Náter Maldonado, experto en su obra y al cargo de la edición de los cuentos completos. En cuanto a la dramaturgia de Belaval, además  fundó una compañía en 1940 y renovó así, la escena teatral puertorriqueña.

"Nuestra literatura", continúa Aponte, "es un ejemplo de lo que ocurre en todo el planeta. Nuestro mundo es caribeño, con gente de todas partes, cosmopolita, en una mezcla de escritores que escriben en español y en inglés, con una mirada siempre en el Norte, que trata de establecer enlaces y no de que la petrifiquen, de que no la encierren en una identidad nacional".

Las primeras influencias de Belaval son los autores clásicos españoles, después sus cuentos absorben el modernismo, como toda América, a través de Rubén Darío. " Los rusos y en especial Iván Turgénev le aportaron la dimensión psicológica de los personajes. "Su obra maestra", continúa el profesor Náter, son los relatos agrupados en Cuentos para fomentar el turismo, que en principio superaban la veintena pero en su edición más conocida, "él mismo redujo a menos de diez".

"La realidad de nuestro país", continúa Marta Aponte, autora de La muerte feliz de William Carlos Williams, una novela dedicada a la madre puertorriqueña del poeta estadounidense, "es compleja. Fuimos botín de guerra en 1898 y Estados Unidos impuso una situación jurídica extraña. Viajo con pasaporte estadounidense pero no puedo votar en las elecciones americanas. Estados Unidos controla todo, la política, la economía, nuestras fronteras pero tampoco se puede hablar de blanco y negro, nuestras élites son cómplices de esto y lo que se hace es liarlo todo para disimular la colonización de facto de Puerto Rico".

Las primeras obras puertorriqueñas son tres antologías de cuentos y crónicas que se publicaron en España en 1834, hasta que en 1849 y en Barcelona, Manuel Alonso publicó El Gíbaro, considerada la obra fundacional de la literatura de Puerto Rico. 

"Somos oficialmente bilingües", explicaba el director de la Academia Puertorriqueña de la Lengua Española y gran poeta José Luis Vega, "pero la vida transcurre en español". Un español, explica Vega, con fuerte sustrato canario y andaluz. "El destino del idioma está en América y Estados Unidos, en donde hay ya, 50 millones de hispanohablantes".

Cuando Belaval publicó sus cuentos más reconocidos, hacia los años treinta, los problemas sociales se habían agudizado por la imposición del inglés, "la situación económica de la Isla era deplorable y los Estados Unidos acapararon el comercio y la industria, creando desempleo y hambre", explica Cristal Mary

"¿Puerto Rico?, más bien Puerto Pobre", exclama amargamente un personaje de Belaval. "Su obra", propone Miguel Ángel Náter Maldonado, "es deudora de Valle-Inclán. Su amarga ironía entronca con el esperpento".

"Para entender a Belaval hay que conocer los conflictos de la sociedad puertorriqueña, nuestra particular situación histórica y sus cuentos siguen siendo válidos porque nuestra situación es la misma". 

Ahora, los nuevos escritores también publican en inglés, en la estela de la corriente literaria llamada neocaribeños con Junot Díaz a la cabeza, explicaba Aponte; y los Nuyorican poets, señalaba el profesor Alberto Mercado.

"¿Cómo hacer turismo en una isla de campos hambrientos y tanto conflicto colonial?, escribía Emilio S. Belaval, en Cuentos para fomentar el turismo, "en la que una tormenta platanera lo estropea todo y deja al pobre en una vida que es aún peor que la muerte".


Palabras son palabras

José Luis Vega 

Un poema es una plaza blanca poblada de palomas.

Una plaza cualquiera, con tal de que haya gente

que les dé de comer. ¿Recuerdas las sílabas antiguas

sobrevolando el aire de Zocodover? ¿O aquellas

que en la Mayor de Salamanca al frío

corrían a guardarse bajo los soportales?

¿Recuerdas las torcaces de Asturias

y las que en Cuba el viento echó de vuelta al viento?

¿Y el dorado cantón de San Millán

que abrigó los sonidos cuando apenas

si cañones tenían en las alas?

¿Las plazas de la Isla, las recuerdas,

una plaza ella misma sobre el inquieto mar

de las pronunciaciones? ¿Y el mar muerto del Zócalo

con millones de voces envueltas en sarapes de smog?


 

viernes, 9 de abril de 2021

El frío del camino se me sube a a los huesos - Rubén Bareiro, escritor y poeta - Literatura de Paraguay, Club online Mediateca Anabel Segura. Alcobendas, Madrid

"Considero que la escritura no se agota en su componente estético: debe ser sostenida por una armazón ética. No hablo de la ideología ni del discurso, sino del espinazo que la sustenta, de las nervaduras que la sensibilizan, de las venas que la irrigan". Rubén Bareiro

A los 11 años, esbirros del gobierno le encarcelaron. La policía, cuenta el gran escritor paraguayo Rubén Bareiro, quiso detener a su padre y como no lo encontraron, se lo llevaron a él. El pánico y también la entereza con la que afrontó aquel terror de soledad en una cárcel de adultos, "no lloré de indignación", permanecieron siempre en su memoria: "creo que ciertos acontecimientos son más definitorios que las fechas, porque los mismos marcan el trayecto de la vida". 

En el club online de la Mediateca Anabel Segura comenzamos nueva temporada con Literaturas inesperadas, una serie de cuentos procedentes de países hispanohablantes eclipsados por las grandes potencias literarias México, Colombia y Argentina. Puedes consultar el programa completo aquí.

La literatura paraguaya se volvió universal con Augusto Roa Bastos, Premio Cervantes en 1990 y junto a él, quizá menos conocido por haberse dedicado a la difusión de la lengua guaraní desde su cátedra de literatura hispanoamericana en la Universidad de Vincennes (Francia), los expertos sitúan a Rubén Bareiro Saguier.  

Paraguay perdió el mar, explicaba la escritora Renée Ferrer de Arréllaga, Premio Nacional de Literatura 2011, y eso significó quedarse al margen de la llegada de libros que entraban desde España a nuestros puertos. Durante siglos, la literatura apenas pudo desarrollarse. 

Las dificultades continuaron en la carencia de imprentas y una clase social ilustrada, "la literatura colonial apenas tiene interés, excepto el teatro", explicaba José Vicente Peiró, profesor de Literatura Hispanoamericana de la UNED y de la Universidad Jaume I de Castellón y nuestro mayor experto en las letras paraguayas. Argentina suplía esta carencia como editor de las lecturas en Paraguay.

Pero en el siglo XIX tuvo lugar un hito, continúa Peiró, el 1 de octubre de 1860 se fundó la primera revista cultural de Paraguay, Aurora y lo hizo un gaditano, Ildefonso Antonio Bermejo. "Una revista que lo revolucionó todo". Bermejo, periodista, dramaturgo e historiador; residió en el país entre 1855 y 1863; en esos años su labor fue extraordinaria: además de Aurora fundó el Teatro Nacional y la Escuela Normal. 

"En Aurora publicó por primera vez en la prensa paraguaya, una mujer, la escritora Marcelina Almeida". ABC en el Este.

"Fui un estudiante rutinario de derecho y un abogado sin entusiasmo", reflexionaba Bareiro en unos apuntes autobiográficos. En la universidad francesa completaría su formación en humanidades.

En 1971, con Paraguay sometido bajo la dictadura de Alfredo Stroessner, publica en el exilio francés Ojo por diente ,"la mayor parte de nuestra literatura ha sido escrita en el destierro y la que nace en el país tiene también el signo de un estilo impuesto por el temor"; que recibe el premio Casa de las Américas, una bofetada al régimen dictatorial. 

Al año siguiente, en uno de sus frecuentes viajes a Paraguay, se le denegó la renovación del pasaporte, "esa no validez del pedazo de papel, que me vedaba el regreso a la tierra, constituyó un golpe muy duro, desgarrador, porque me convirtió en refugiado, en apátrida legal. Hasta que superé ese complejo injustificado: la arbitrariedad espuria no podría jamás negarme la patria de mi sangre, la comarca de mis sueños, la tierra de mis huesos. Mi reacción se hizo en la palabra, que para un escritor es la acción". 

"Los nuevos escritores", continuaba el profesor Peiró en su intervención durante el Encuentro Cultural Paraguay-Valencia en 2012, "han revolucionado por completo el panorama literario, son urbanos, escriben de ciencia-ficción, han dado una vuelta completa al género negro".

La Asociación Literaria Arandú organizó en 2018, unas jornadas en el Centro Cultural de España Juan de Salazar sobre la literatura paraguaya. La radiografía del sector incluyó lectores, bibliotecas, editoriales, nuevos géneros literarios entre los que destaca la crónica y una apuesta de futuro que lo ha cambiado todo: Internet. "La herramienta más valiosa en este momento para proyectarnos más allá de aquí e intercambiar nuestras literaturas", Mónica Bustos, escritora, premio Dr. Jorge Ritter, 2008.


 Querido Jean,

yo necesito hablar contigo
para saber si todo
todo esto y aquello
es en verdad reflejo de mi memoria herida
o si sólo se trata
de alguna pesadilla
febrilmente soñada
entre lobos y medianoche.

Y necesito, además, hablar
para no ahogarme...

Carta a Jean, en Tolosa de Francia,
que acaba de pasar por mi tierra

domingo, 4 de abril de 2021

Escribir novela negra permite abordar lo que no se puede decir - La muerte en Lagos. Juan Lueiro, diplomático y escritor

 

Juan Lueiro, diplomático, ha escrito su primera novela ambientada en Lagos (Nigeria). "Es una novela negra peculiar", explicaba en una entrevista reciente, "porque lo importante no es la resolución del crimen, es el destino individual de cada personaje". Escribir es como una vía de escape, así puede aflorar lo que en otras circunstancias no sería socialmente admitido. La muerte en Lagos comienza con la muerte de un cura, un personaje perfecto para una trama literaria, explicaba, porque un sacerdote se pasa la vida perdonando y sermoneando a los otros. "Tal vez lo más difícil no sea crear personajes, sino los escenarios. Al fin y al cabo, la novela negra es algo tan acotado que lo diferente es el trasfondo, el detective puede ser el mismo en Nigeria o Suiza". 

Es tu primera novela ambientada en Nigeria, un lugar que conoces de primera mano y una tierra de escritores fascinantes: Wole Soyinka, Chinua Achebe. 

O Chimamanda Ngozi Adichie, escritora que tiene una sensibilidad extraordinaria y una rara habilidad para describir la brutalidad con una delicadeza estremecedora. Nigeria es una tierra de personas entrañables aunque, desgraciadamente, la imagen que impera es diferente. Es cuna de culturas muy antiguas, de gran riqueza expresiva que han inspirado muchas manifestaciones culturales americanas. En el siglo XXI vive inmersa, como todos los países y pueblos, en una progresiva banalización de sus señas de identidad a causa de la homogeneización digital.

¿La novela negra es el mejor género para entender o comprender una megalópolis como Lagos?

La novela negra es un instrumento de primer orden para adentrarnos en el alma de las personas y conocer los lugares donde viven. Y eso sirve igual para Lagos y para Goteburgo. Lo gracioso es que al final nos damos cuenta de que el policía de Lagos y el de Goteburgo se parecen bastante y lo mismo se puede decir del resto de personajes. Esa es una de las ideas que más me han atraído cuando escribía La muerte en Lagos, porque se trata de una novela negra cuyos personajes vienen de lugares diferentes: Nueva York, Roma, Lagos... sus evidentes diferencias culturales, no les han impedido participar en una trama y asumir sus respectivos roles. Al contrario, al sacar a los personajes de contexto, nos muestran con mucha más nitidez sus contornos. 


La muerte en Lagos cómo surgió. ¿De una imagen? ¿De un personaje?

Los personajes son muy importantes pero necesitan un escenario y una trama. Los personajes y los escenarios existen, las tramas a veces sí, a veces no. Qué desencadena el proceso creativo no es algo evidente. Sería impreciso afirmar que un hecho o un personaje fue la causa de todo, aunque es cierto que todos necesitamos algo en lo que apoyarnos para comenzar a construir, a escribir en este caso. En el caso concreto de La muerte en Lagos no fue ni una imagen ni un personaje, sino una trama. Eso no quiere decir que La muerte en Lagos sea una novela de no ficción. Pero tampoco me atrevería a calificarla como de ficción. Digamos que es algo así como posficción. Mi motivación fue la inversa a la que tuvo Truman Capote cuando escribió A sangre fría. Yo nunca quise saber la verdad. Realmente, la distinción entre ficción y no ficción siempre me resultó un poco forzada. En mi opinión, a lo más que llega la no ficción es a recopilar narradores, lo cual no deja de ser meritorio.

Para un lector que se encuentre tu novela en la mesa de novedades, qué le dirías para que se animara a llevársela.

Que la va a leer con una sonrisa que tardará días en borrarse de su rostro. 

De todo el proceso de escritura, cuál fue la parte más apasionante.

La no escritura. Escribir es farragoso, no digamos ya corregir. Pero lo peor de todo es que otros te demuestren que te has equivocado en el farragoso y vulgar proceso de escribir, que has escrito huevos sin hache o te has olvidado una tilde o, peor aún, que lo que has escrito no se entiende. Lo apasionante es pensar. El pensamiento creativo que desemboca en algo concreto es como inventarse un problema y resolverlo. Entre problema y solución el pensamiento fluye por la plenitud de una verde pradera, desciende una montaña cubierta de nieve virgen o surca el océano infinito. 

Con tu novela bajo el brazo, el visitante de Lagos qué percibirá, en qué debería fijarse.

Desgraciadamente, Lagos no está en las catálogos de las agencias de viajes. Si lo estuviera, creo que no sería diferente a cualquier otro destino. Lo más importante es la gente, los personajes.

 

Juan Lueiro
Editorial Cuadernos del Laberinto