miércoles, 2 de octubre de 2024

8 de octubre, 19h. - Día de las escritoras y Recital poético - Tertulia El escribidor, Gloria Díez. - Biblioteca Mario Vargas LLosa (Madrid)

 


"Este año, en el Tertulia El Escribidor, en la Biblioteca Mario Vargas Llosa, nos adelantamos a la celebración del Día de las Escritoras con un recital colectivo en el que recordamos a nueve mujeres que nos han precedido en el oficio de escribir y de las que podemos aprender mucho, son: Francisca Aguirre, Florbela Espanca, Gertrudis Gómez de Avellaneda, Carmen Jodra, Anna de Noailles, Alejandra Pizarnik, Stella Sierra, Julia Uceda y María Zambrano. 

Los nombres han sido seleccionados por las nueve escritoras que participaron en el recital: Andrea Aguirre, Joselyn Almeida, Giovanna Benedetti, Gloria Díez, Emma Fondevila, Mari Paz Hernández, Maribel Orgaz, Margarita Todorova y Julia Villalba. 

Tuvo lugar en la Sala de Cristal de la Biblioteca Mario Vargas Llosa (Madrid). 










lunes, 2 de septiembre de 2024

17 septiembre, martes - Presentación, Se nos ha dado tanta belleza. Colección Paseos. Editorial Tundra - Maribel Orgaz - CC Pablo Iglesias, Alcobendas (Madrid)

 




El pasado martes, 17 de septiembre a las 18h. en el Centro Cultural Pablo Iglesias de Alcobendas presenté, Se nos ha dado tanta belleza (Editorial Tundra). 

Ha sido la primera de las presentaciones de este libro sobre mi paseo favorito que transcurre al pie de la Pedriza, en los alrededores de Manzanares el Real. 

La Editorial Tundra ha comenzado este año una colección de paseos y éste es el segundo volumen.


Éste es mi tercer libro de Naturaleza, los dos anteriores son Flores. El esplendor de la Tierra  publicado tan precioso por Alicia Arés, editora de Cuadernos del Laberinto y La salvaje belleza alada, una colaboración con la Asociación Naturalista Primilla, ANAPRI. 


Las siguientes fechas de presentación son las siguientes:

24 octubre, 19h. Centro Cultural Soto del Real (Madrid)

7 noviembre, 19h. Casa de la Cultura Colmenar Viejo (Madrid)

28 enero, 19h. Museo de Ciencias Naturales (Madrid)



martes, 27 de agosto de 2024

Las ciudades como las familias, se arruinan con facilidad - Las ocas blancas, Paulina Crusat.

  


"La platea es cara y el lugar vistoso. El favorito de las casaderas"
Paulina Crusat

Paulina Crusat, autora de la novela Las ocas blancas (1959), reeditada por Visor en 2009 ha sido comparada con Virginia Woolf por el dominio del monólogo interior y con Marcel Proust y el uso de la memoria en la narración. Escribió, al igual que Lorenzo Villalonga en Bearn o la sala de muñecas (1956) a contracorriente de su tiempo, sobre una clase alta incapaz de adaptarse a las nuevas formas de hacer dinero. La novela española de los años 50 estaba inmersa en el realismo y el compromiso ideológico, centrada en la denuncia social, y estas obras cosmopolitas de escritores afrancesados no encajaban en la moda de aquel tiempo y por tanto, no fueron reconocidas. 

Al igual que Lorenzo Villalonga, Paulina Crusat pertenecía a la clase alta, a la gran burguesía catalana, aunque por parte de madre, sus raíces eran andaluzas. Recibió una cultura "refinada y afrancesada, de viajes al extranjero y veladas en el Liceo barcelonés" en palabras de la experta en su obra Carmen González. 

Su segunda novela, Las ocas blancas comienza dedicando ochenta páginas a describir en tempo lento una velada en el Liceo, el lugar al que iban las jóvenes "quizá a escuchar música o a buscar marido. Pero sobre todo para lucirse, para ser expuestas como en una feria y que los demás las contemplasen". 

Desde las primeras páginas se reconoce de inmediato, el genio de una escritora desplegado en la presentación minuciosa de los personajes, en la evocación de los sueños y anhelos de una jovencita de apenas dieciséis años. Del talento de Crusat en recuperar un mundo fantasmal, el de 1916, un tiempo pasado en el que aún, el propio destino era una incógnita. 

La novela tiene como protagonista a Monserrat Sureda, la representación fiel de la propia Crusat y el mundo en el que ella creció. En ese mundo, y en el de Monsi, la realización de una mujer, "su meta no era otra que la aspiración al matrimonio y el cumplimiento de ese requisito social". 

Si bien esta clase social es objeto de crítica, "en cuanto a los principios esenciales de la feminidad establecidos por la sociedad no se ponen en tela de juicio en este libro", aclara Carmen González.

Y es aquí, en la sumisión a un casamiento íntimamente rechazado, en donde comienza el vía crucis de la autodestrucción de Monsi, "un fantasma revelador de la autora, (...) en última instancia, una indagación en su pasado, un recuerdo forzado para recuperar el dibujo que los años han borrado".

"Este es un libro de mujer, y escrito a la antigua", declara en un momento dado, Paulina Crusat sobre Las ocas Blancas. Y a la antigua significa que la protagonista intentó pelear con las órdenes de un mundo que se le venía encima, los mandatos sociales y los familiares. 

En esta lucha fue vencida y la meta, el matrimonio con Miguel, el fin de un viaje, la llegada a un lugar de asfixia y amargura:

 "Esta es la vida, éste es su modo de ser. Acercarse a las cosas es delicioso, pero al asirlas se recibe un coletazo. Te disgustó el día que le conociste; hoy te ha vuelto a disgustar. ¿Quién te dice que otro lo hubiese hecho mejor?... Esta es la vida. Aceptar es aprender, aprender es gobernar. Tener hoy cariño, mañana no, eso es de locos. Seguramente en esas cosas haya, como en todo, una continuidad. La consiguen las personas decentes, la gente sensata que no suelta ni deja ir y que sigue su camino hasta el fin". 

"Ahora es él, la verdad y no queda más remedio que aprender su ley. No hay mucho de qué hablar entre ellos dos; no les gusta lo mismo. A Miguel no le interesa ni el teatro, ni el cine, ni los cuadros, ni las novelas, ni las vidas ajenas. Y todo lo que Monsi hacía antes, ahora lo tiene prohibido. Les queda el paseo, el tenis y poca cosa más. Aunque el tenis también presenta algunas complicaciones a causa de los celos de Miguel, porque casi todos los jugadores conocen a Monsi y la tratan con familiaridad. Sin embargo, Monsi acepta sumisa esa rutina del noviazgo. La ley se aprenderá y, al fin y al cabo, de lo que se trata es de servir, o esa es la opinión de Monsi a los diecisiete años sobre el compromiso que ha contraído con el ancho mundo".  

En torno a Monsi y Miguel, se despliega un mundo de uvas escarchadas enviadas por un amigo al palco del Liceo, partidas de tenis semanales, de familias que gastan más en vestidos y en entradas para ir a sitios "que en instrucción"; en el que aprender  idiomas "y un poco de piano, es bonito pero no es indispensable". De "tés de una sola doncella que mamá llamaba con sorna, de gala".

Esta clase alta, narrada en el momento de su ruina, contempla impotente la calamidad de que sus hijas estudien y trabajen. Y dos relatos se incrustan en la trama principal a modo de ejemplo, el de María Luisa que estudiará farmacia y el de África, contratada como maniquí en un taller de costura, que es consciente de que "ha variado su condición social: ahora pertenece a la clase de la gente que obedece". Y su gente "tiene una habilidad que por lo visto a nadie le falta, un matiz específico que es tan compatible con la efusión como con la sequedad: el saludo al inferior".

África y María Luisa, mujeres que se han adaptado a los nuevos tiempos, siguen siendo, paradojicamente y de manera inamovible, infravaloradas por su género. Cambiar todo para que nadie cambie.

Como profesional en el caso de María Luisa que licenciada en farmacia, lo que se le ofrece es ser niñera en el campo de un chiquillo de doce años sin advertirle siquiera que era tuberculoso y tras esta colocación, "y después de superar el Instituto, el latín, y la Universidad", dar clases de gramática en un colegio. 

María Luisa desiste también de encontrar un compañero licenciado, ya que los universitarios prefieren "muchachas alegres que se hacen jerséis bonitos". 

África, por su parte, explotada por las dueñas del taller, ha de añadir al desprecio de su entorno, el nuevo comportamiento de un amigo que se toma desde el primer momento, demasiadas libertades: "otro que sin saberlo le estaba reprochando su colocación. Trabaja una por decencia y los hombres creen que el primer paso hacia la indecencia es trabajar".

Paulina Crusat se asentó en Sevilla y al fallecer su marido, y ser madre de dos hijas, hubo de trabajar en una oficina mientras compaginaba sus labores de traductora, escritora y articulista en la revista Ínsula. Embajadora de las letras catalanas, publicó en 1952, una Antología de poetas catalanes contemporáneos, prologó las obras del escritor sevillano Manuel Halcón con quien mantuvo amistad y fue autora de cuatro novelas. 

Su correspondencia con Juan Marsé, y el reconocimiento de su influencia, ha sido detallada por Josep María Cuenca en la biografía sobre este autor, Mientras llega la felicidad:

Que la casi olvidada escritora catalana Paulina Crusat había ejercido alguna influencia en esa fase de su vida era cosa conocida, pero ahora disponemos de una narración fascinante y ponderada –apoyada en generosas transcripciones del epistolario– de la relación entre un joven «tímido, serio y lacónico», pero no falto de ambición, y una mujer culta y sensible, cuya vida familiar había sido muy dura, pero que encontró tiempo para guiar con afecto y sinceridad los pasos de un escritor en agraz a finales de los años cincuenta. (...) Nunca, ni cuando llegó el éxito, Juan Marsé olvidó a su mentora; jamás hizo caso de su consejo de escribir en catalán, pero quizá no echó en saco roto la aprensión de Crusat de que sus escritos primerizos tuvieran «poca inventiva» y demasiada «atmósfera», como mandaban las pautas existencialistas y como cumplía a rajatabla la novela neorrealista española. De hecho, Marsé fue uno de los escritores que con más decisión dinamitó más tarde lo que habían sido sus propias convicciones. Y nada tiene de extraño, por tanto, que haya dedicado a la memoria de Paulina Crusat su última novela, Noticias felices en aviones de papel (2014).



 

domingo, 18 de agosto de 2024

Suntuosos manuscritos para bibliotecas nobles - Los Mendoza, Manzanares el Real (Madrid) - Se nos ha dado tanta belleza, Maribel Orgaz. Editorial, Tundra

 



La familia Mendoza era, en el siglo XV, una de las más poderosas de España y tenía en el castillo de Manzanares el Real, su gran casa que, en realidad, apenas habitó un siglo, ordenando construir en Guadalajara otra posesión más espléndida, el actual palacio del Infantado.

Los Mendoza se habían encumbrado tras apoyar la legitimidad de Isabel I de Castilla. En el Museo del Prado es posible ver, El retablo de los Gozos de Santa María, obra de Jorge Inglés, la primera pintura hispanoflamenca castellana documentada. Una pintura realista como se podía ver en el norte de Europa y que aquí no se conocía.

El altar de los ángeles, como también es nombrado, fue encargado por Íñigo López de Mendoza, marqués de Santillana que aparece retratado, en el único retrato de pincel conservado de un noble castellano, detalla el Museo, con su mujer, Catalina Suárez de Figueroa, de rodillas ante la Virgen María. 

Íñigo López de Mendoza, hombre de guerra y poeta nació en Carrión de los Condes, Palencia, en 1398 y falleció en  Guadalajara en 1458; fue tío del también poeta Gómez Manrique y estaba emparentado con Jorge Manrique y Garcilaso de la Vega. 

Su armería y su biblioteca fueron dos de sus mayores empeños. Uno de sus encargos más singulares fueron los, al menos, 12 manuscritos al librero más famoso de Florencia, Vespasiano da Bisticci, 

"Su taller, que produjo suntuosos manuscritos para bibliotecas nobles como las de los Medici, los Estensi, los Sforza, los aragoneses, así como para ricos señores extranjeros, entre ellos el rey de Hungría Mattia Corvino, estuvo activo desde 1440 hacia 1480, cuando, también por la invención de la imprenta, Vespasiano se retiró de su actividad y se dedicó a escribir las Vidas de los personajes que había conocido, directa o indirectamente; entre ellos también se encuentra el Comentario a la vida de señor Federico, duque de Urbino", Biblioteca del Vaticano.

 

Encargar estos libros en los tres últimos años de vida, afirmaba Isabel Ruíz de Elvira, directora del Departamento de Manuscritos, Incunables y Raros de la Biblioteca Nacional de España, da idea de la importancia que les daba el marqués. 

Su biblioteca, de la que preservó cien títulos, fue vinculada a su mayorazgo y tuvo un lugar específico en su casa de Guadalajara ya que antes tenía ejemplares dispersos en sus diferentes posesiones. Íñigo López de Mendoza hizo de este legado una medida de su gusto exquisito.

En la Biblioteca Digital Hispánica es posible encontrar un lugar dedicado a la Colección Mendoza.


Tomé esta fotografía en el torneo medieval que cada año se celebra en el palenque del castillo de Manzanares el Real, Madrid.

De los Mendoza y su huella en el paisaje de Guadarrama, la reconstrucción de su castillo en Manzanares el Real y su jardín medieval, su ventisquero y los cisnes del palacio de Guadalajara he escrito en mi último libro, Se nos ha dado tanta belleza (Editorial Tundra, 2024).



 




 

martes, 2 de julio de 2024

Una vida cotidiana alegre y llevadera - Gozo, Azahara Alonso.

 



En 2010, la escritora y filósofa Azahara Alonso obtuvo una beca de estudios en Malta (en la isla de Gozo) y de todo lo vivido y anotado, nació un libro inclasificable. Una mezcla de reflexión, autobiografía, notas de viaje, citas literarias, todo ello descansado en una hermosa prosa poética. Gozo (Ed. Salamandra) que así lo tituló podría incluirse en ese cajón para todo en el que se ha convertido la autoficción.  

Tres hilos vertebran esta obra: el trabajo, el turismo y la prisa. Y alrededor de ellos, las vacaciones, la precariedad laboral, la imposición de un movimiento constante de un lugar a otro, las colas, la pereza. Y una meta personal: ser improductiva, ser un renegado. "Mi vocación es comprar tiempo con dinero para eso casi cualquier trabajo es bueno, lo importante es no encariñarse con él". 

"Cuándo", se pregunta Azahara Alonso "comenzamos a vivir deseando más de lo que podemos permitirnos (...) lo que nos hace perseverar, esforzarnos y creernos que es bueno". Cuándo compramos el derecho a la pereza para no llevarlo a la práctica.

Malta y sus islas de apenas cuatrocientos mil habitantes que reciben casi tres millones de turistas cada año que los isleños conocen y clasifican de un vistazo, detalla la escritora, tiene como primer problema disponer de agua dulce. Disponer de lo más básico. De todo lo demás hay en abundancia: hiperactividad, viajarismo y falta de imaginación para fabular un mundo sin trabajo inmerso en una turbulencia estructural.

En un determinado momento, la islita paradisíaca perdida en el mediterráneo se transforma en lugar cotidiano. Alonso tiene que trabajar, el dinero de la beca se agota y se da cuenta de que los isleños trabajan mucho y en varios empleos a la vez. Que son igual de hiperactivos que en cualquier gran ciudad, que sus dos o tres trabajos simultáneos no son para vivir, sino para darse caprichos. 

Que nuestro modo de vida no entiende de geografías, "yo no soy lo que tengo, tampoco su reformulación. Soy lo que hago. Soy lo que trabajo: mi capacidad de esfuerzo, mi mérito, el tiempo que regalo a cambio de algo que nunca compensa". 

"Cada vez que alguien se pregunta por la utilidad de su trabajo y por tanto parece, por el sentido de su vida".

Qué hacer cuando no se trabaja, se pregunta la autora, y la respuesta forma parte de lo que ha dado a este libro su encanto: "dejarnos llevar por cierta pereza, olvidarnos de producir. Aprender a pasear o mejor dicho, desaprender a andar con prisa". Es inevitable escuchar como eco de fondo la obra del filósofo coreano Byung-Chul Han, La sociedad del cansancio.

Para quien un año sabático, ¿y de qué vas a vivir, de hacer pulseritas?, le responden burlones sus amigos; consiste en lograr no hacer nada, un lugar ideal de vacaciones debe decir, "nada que ver aquí". Y Alonso propone las ideas del sociólogo Rodolphe Christin como respuesta al frenesí de movimiento en el que vivimos inmersos: crear a escala vecinal las huellas de una vida cotidiana alegre y llevadera, con el fin de habitar espacios en donde sea agradable vivir y en donde no solo busquemos estar de paso. "Esto es la vía para la territorialización del tiempo libre".

El cepo se cierra sobre nosotros con la prisa que no es de las ciudades es una organización sistemática "que interiorizamos y que me llevé como una nube negra sobre mi cabeza". 

En 1985, Bob Black escribió un panfleto, La abolición del trabajo ,un ataque frontal al trabajo, que es la fuente de casi toda la miseria humana existente en el mundo "o de vivir en un mundo diseñado para el trabajo". Para dejar de sufrir, escribe Bob Black, tenemos que dejar de trabajar. Black propuso crear una forma de vida basada en el juego, una revolución lúdica. Un nuevo modelo basado en la diversión, la creatividad y la realización de tareas consentidas por parte del individuo, sin perder de vista la organización comunitaria, a fin de recuperar la humanidad del sistema.

“El Gozo, digo yo”. Azahara Alonso.



martes, 25 de junio de 2024

La pasión te trae a las personas con las que conseguirás volar alto - La estrella roja. M.J.Ruiz, poeta y novelista - Editorial, El Sabor de lo Prohibido

 


M.J.Ruiz presenta estos días La Estrella Roja (Editorial El Sabor de lo Prohibido) que forma parte de una trilogía comenzada con Mi otro yo simulado. En esta novela, la protagonista, una joven chilena de origen humilde y gran belleza y carisma recorre Chile, México y España para lograr su sueño, ser cantante. Norma es valiente y al igual que la autora, "rompe con todo para liberar su alma".

M.J. Ruiz es autora de los poemarios, Autobiografía en verso, Matar a Cupido y de Cántame la verdad, su obra más autobiográfica; pertenece a la Asociación de Mujeres Escritoras e Ilustradoras (AMEIS) y ha participado en numerosos proyectos musicales. Entre otros y como compositora letrista ha colaborado en la creación de temas como Cántame al oído junto a Emilio Facal, ¡Qué tiemble el universo! en colaboración con Beatriz Martín, La Estrella Roja, interpretado por Yamila Terry, y Hay corazones junto a Carlos Burré. Escribe poesía siempre y su prosa "muy temprano, en silencio, tras echar un vistazo a la ciudad desde la ventana", explicaba en esta entrevista. 


Escribir es un trabajo arduo, qué ha sido lo más difícil en esta novela.

En esta novela lo complejo ha sido reflejar las luces y sombras de las historias de los protagonistas. Pero sobre todo, transmitir la idea de libertad sin etiquetas. Norma es una mujer libre y ha luchado mucho para alcanzar esa libertad. Es libre de pensamiento, de sentimiento y de acción. 

He querido reflejar la libertad de elección en cada uno de los personajes masculinos y las mujeres que son trascendentales en la historia personal de Norma. Elección, equivocación o acierto, sin etiquetas, sino con su verdad hacia delante y luchando por una causa común.  Amar nos hace libres, pero jamás nos condiciona. O esa es la idea. 


La protagonista es una mujer de gran belleza, ¿esta cualidad sigue siendo un valor incuestionable?

La belleza es una cualidad que puede esclavizar. He querido criticar cómo, en ciertas sociedades e industrias, ser guapa puede ser tanto un beneficio como una condena. Sin embargo, Norma es hermosa por muchas más razones que su apariencia física; es una mujer sensual y arrebatadora, que cautiva con su voz. Incluso sin mirarla, sentirías su magnetismo. Hay muchas personas que impactan por lo que son; la verdadera belleza reside en el alma. 


En la dedicación al Arte como una nueva oportunidad en la vida, como una vocación de la protagonista de La Estrella Roja, Norma, ¿cuánto hay de experiencia propia?

Escribo por amor, por amor a mí misma. Es una vocación temprana y una entrega apasionada. No sería yo si no lo hiciese, ya que es mi manera de interactuar con la vida. Estuve un tiempo alejada de mi parte creativa y, al regresar, descubrí que llevaba años sin ser yo. Además, creo en la arteterapia, y la he usado conmigo misma; es la mejor forma de mejorar el bienestar emocional.



Qué comentarios estás recibiendo de los lectores y cuál de ellos te ha sorprendido.

He conseguido transmitirle la pasión de Norma, que entiendan que los límites se los pone solo ella. Una señora mayor me demostró su respeto ante uno de los capítulos más atrevidos de la novela. A pesar de haber sido educada en una cultura mucho más opresiva, su tolerancia y sus palabras me hicieron comprender que con obras como esta podemos aportar nuestro granito de arena.


La promoción de la obra es parte fundamental del trabajo de un escritor hoy en día, en lugar de las editoriales como se hacía tradicionalmente, ¿en tu caso qué sugerirías o recomendarías?

Sinceramente, una escritora debe escribir, pero puede combinar esto con sus obligaciones diarias. En mi caso, a las 6 de la mañana ya estoy sentada frente al ordenador. Sin embargo, confieso que desde que tengo un equipo de trabajo, puedo centrarme en escribir casi al 100%. Es fundamental contar con un equipo preparado que te ayude en el camino de la proyección de la obra. Las redes sociales son esenciales para compartir las impresiones de los lectores, así como tus propias impresiones y las novedades de lo que vas creando. Hoy en día, son el currículum de una artista. Además, nos permiten interactuar y colaborar con otros artistas y tener mayor alcance. Almudena y Mamen son luz para mí; son mujeres profesionales que te impulsan con la energía y la pasión que desprenden. Al final, como veis, la pasión te trae a las personas que te ayudarán a conseguir las alas que te harán volar alto. 




lunes, 10 de junio de 2024

11 junio, Feria del Libro de Madrid - Maribel Orgaz

 


Nada más llegar a la Caseta de la Editorial Sargantana para firmar Mujeres en la Historia de Madrid que ya va por su segunda edición, me estaba esperando con un gran ramo de flores Martina, la hija de mi querida amiga Virginia Baudino. 

Este año compartí caseta con el escritor Rubén Espinosa al que ya conocí en la Feria del Libro de Fuenlabrada. 

Además, en esta edición de la Feria del Libro de Madrid en el precioso paarque del Retiro, he podido conocer a Víctor Alós de Unrated Comics  que se ocupaba de atender a los lectores de Sargantana.

La caseta era la número 310 pero antes me pasé por la 201, para darle un abrazo a la editora Alicia Arés que hizo una edición preciosa de Flores. El esplendor de la Tierra en Cuadernos del Laberinto.