Si la inspectora Aldara tuviera que escribir un perfil, que diría.
Aldara destacaría su formación universitaria en psicología y criminología, experiencia de diez años en el campo de la investigación de delitos graves, conocimiento de los procedimientos legales, orientación al logro, capacidad analítica, gestión del estrés, capacidad para trabajar bajo presión, disponibilidad a tiempo completo y alta preparación física.
En cuanto a mostrar su gran valía, Aldara es de perfil bajo, por limitarse a lo estrictamente necesario y por intentar pasar inadvertida. Si Aldara presentara su valía públicamente le resultaría un poco forzado. Es una persona que se guarda por lo que se refiere a su vida personal y que en lo profesional no se permite romper con lo que debe ser. Su carácter reservado traza una barrera con sus compañeros que ellos mismos intentan romper con notas de humor. En los diálogos entre la inspectora y su equipo se refleja con sorna ese contraste entre su enfoque de la investigación y sus ayudantes.
La lucha por la defensa de las víctimas, la búsqueda de conocimiento a través de los libros, el actuar con rigor y atender su bienestar, son las coordenadas que aplica para descubrir la autoría del crimen. Aldara cuida su cuerpo y su mente. Intenta buscar el equilibrio en su vida y en su trabajo. Atraída por la naturaleza se sirve de su poder para cargar las energías y provocar los encuentros con los sospechosos. La profesionalidad marca su empeño por conseguir resolver el caso. Su punto débil está en haberse visto superada y marcada en un penoso episodio de su vida, lo que le hace ser rígida en exceso. Sin embargo, de manera progresiva, esa rigidez se va destensando y acepta otros métodos menos ortodoxos y más emocionales para la investigación.
El mal en un paisaje idílico como es el Pirineo. ¿No hemos sospechado siempre de la visión romántica del paisaje?
El paso canadiense es la historia de un crimen ambientada en un valle con las montañas más altas del Pirineo. El mal se muestra entre montañas, bosques, cascadas… ¡Qué mejor sacudida que lo horrendo se descubra en un bello lugar!
En cuántas historias, el viento, las tormentas, los páramos o el mar son los elementos que evocan soledad, recuerdos, vida, muerte, amor. Un paisaje puede transmitir infinidad de emociones. La naturaleza es un espejo en el que mirarnos y descubrirnos para bien y para mal.
La visión romántica del paisaje es una inspiración para crear historias en las que el mal se hace más visible por contraste. Parece que nada puede hacer presagiar un macabro desenlace en un escenario majestuoso. En mi novela, la compensación por la belleza del entorno recuerda los actos horrendos que somos capaces de cometer o silenciar. El entorno natural se convierte en un personaje más, por lo que tiene un gran peso hasta tal punto que se convierte, me atrevo a decir, en el Personaje que transciende el bien y el mal.
La rudeza de las montañas del Pirineo y la sensación de aislamiento pesa igual que una losa para sus moradores. Situaciones opresivas, lo que llamo “velo de silencio”, el riesgo al vacío social y la ocultación de pruebas son las constantes para impedir la resolución del caso, la brutal naturaleza engulle y regurgita a los que entorpecen la autoría del crimen.
Del proceso de escritura, qué ha sido lo más laborioso.
Me ha llevado tres años escribir esta novela, quizás porque creo ser más bien una corredora de fondo. Lo más laborioso ha sido la revisión del texto. En el proceso de revisión he realizado capas de lectura, por así decirlo. Por ejemplo, lectura de eliminación de párrafos o palabras, lectura de reordenación del texto, lectura de revisión de los diálogos, lectura para añadidos puntuales pendientes, lectura general. Es un trabajo infinito porque nunca sabes cuándo debes poner fin. Puedo decir que escribir un libro se sufre y se disfruta a la vez.
Por otro lado, sentía la necesidad de un entrelazado en los capítulos como si de un tricotado se tratara, sin que se me escapara ningún punto. El final de cada uno y el inicio del siguiente tenían que estar conectados por el ritmo, el contenido, alguna palabra clave, etc. El final tenía que terminar de algún modo con un cierre que tuviera un cierto nivel estético y de contenido. También las palabras en aragonés, gallego, japonés y el glosario al final del libro ha sido un trabajo minucioso. Por lo que se refiere a los escenarios, ha sido la parte más amable porque mis botas de montaña han recorrido todos sus rincones. Ha sido menos trabajoso la terminología de plantas, setas, geología por ser de mi agrado. En mi caso, solo puedo escribir sobre lugares, montañas, flora, fauna, que he visto y he disfrutado.
Qué comentarios te llegan de los lectores.
Los lectores han sido lo más importante de esta mi primera experiencia literaria. Todos los comentarios que me llegan los guardo como oro en paño. En general han destacado las descripciones de los escenarios por su viveza, la atmósfera envolvente, la intriga mantenida hasta el final y la psicología de los personajes.
Todos me han gustado y varios me han sorprendido: "un refinado menú de Fiesta Mayor donde lugares, escenarios, paisajes, personajes, palabras y chispazos, se me ofrecen para degustarlos con avidez y una enorme sonrisa" o "intriga bañada de festina lente". Y éste, que tengo también apuntado: "la novela negra no es un género que me atraiga especialmente, pero tu libro se lee muy bien y mantiene un pulso narrativo excelente hasta el final. Lo mejor es el sabor japonés que impregnan muchas páginas. No lo esperaba y me ha encantado porque la cultura japonesa es muy especial e importante para mí".
Cuáles son tus escritores de referencia.
De pequeña me encantaba la revista TEBEO, recuerdo cada uno de sus personajes e historietas. Ahora, los libros que más me gustan son los clásicos. Miguel Delibes sería uno de ellos por lo sensorial de su estilo. Su obra El camino me encanta. En mi escritura aspiro a copiar ese estilo con los olores, colores, sonidos. También me parece magistral Gonzalo Torrente Ballester por su sabiduría narrativa. Camilo José Cela por su estilo mordaz. Nabokov por su lenguaje apabullante. Los grandes clásicos de la filosofía también están en mi lista por su alta calidad literaria. En definitiva, me gustan las obras de los escritores atemporales, las "Grandes Inteligencias de la literatura" como diría el entrevistador Bernard Pivot.
Al abrirse la posibilidad de publicar para muchos escritores, la promoción es la gran batalla.
Así es. Sin promoción los libros dejan de existir para los lectores. Se sabe que se publican más de noventa mil libros al año en España y que el ciclo de vida de un libro es relativamente breve. En este mar de libros es imposible destacar sin difusión. Trabajar la visibilidad es imprescindible para dar a conocer un libro. Esta labor es determinante. De ahí que sean clave la editorial, los agentes literarios, los medios, redes sociales, ferias, librerías, bibliotecas, distribuidoras, podcasts y el propio escritor para que el libro llegue a los lectores e incluso la colaboración entre escritores. En la promoción se incluye trabajar la difusión previa a la publicación y la promoción una vez publicado. Nos parece que lo difícil es escribir un libro y que todo irá rodado, pero luego viene publicarlo y promocionarlo. Aquí todos nos debemos aplicar el “he venido a hablar de mi libro”, esa es la verdad. Pero por encima de todo siempre debe prevalecer la satisfacción de haber escrito un libro.
Marisa Repiso
Editorial Scribo
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