"Rara es la ruta por la que un escritor descubre su destino", comenzó el gran escritor Horacio Castellanos Moya (Honduras, 1957) en la Semana de Autor que la Casa de América ha retomado tras varios años de interrupción.
"Cómo pude, de la familia y del país del que procedía - exclamaba con asombro y emoción - , cómo pude, yo que no fui ni lector ni escritor precoz... con una familia que esperaba que me convirtiera en un profesional serio y respetable; para quienes escribir era un pretexto de vicio, vagancia y pobreza".
Y su familia, continuó uno de los mejores escritores en lengua española en la actualidad, intentó que no siguiese esa ruta, "pero era tarde". Este primer círculo que el escritor logró romper, "creo que fue por la tentación del fracaso como ruptura, como un gesto de inconformismo".
Aunque aún le faltaba un segundo círculo, después de haber roto el primero: el de haber nacido en un país en el que no había tradición literaria a la que acudir, ni tan siquiera editoriales en las que publicar (sólo existían dos, del Estado y de la Universidad).
"Tenía que conocer a alguien que le interesara la literatura pero no conocí a nadie y aún me quedaba un año para entrar en la Universidad".
Lo único que podía hacer era leer: "leía poesía compulsivamente, las Cartas a un joven poeta de Rilke, escuchaba a Bob Dylan, leía a Roque Dalton".
"La tradición literaria de mi país no tenía contemporaneidad, no se ocupaba del mundo que le tocaba vivir. Tenía que romper ese segundo círculo, con la tradición de la literatura nacional. Salir de las fronteras geográficas, políticas y mentales. Creo que un escritor tiene que buscar su herencia, con la que se ha de identificar y no tiene que estar sujeto a una tradición que se le imponga. La mejor herencia es la que llega sin imponer condiciones".
Buscó en otros mundos, "en otras literaturas que abordaran el ser humano desde ópticas radicalmente distintas" y lo encontró en la literatura del desmoronamiento del Imperio austrohúngaro: "pero en su literatura menor, en las cartas, las memorias, en Madame du Deffand de quien tengo en mi estudio una frase en la pared: Todo lo que me rodea me parece enemigo".
"Eso te aporta otras flexiones, otros gestos, otras musicalidades".
Admirador de Juan Carlos Onetti, "de su delicadeza y su silencio, aunque paradójicamente no tengo nada que ver con él".
Castellanos Moya abandonó Honduras para instalarse en Canadá hace décadas, no sin antes rechazar el ofrecimiento de la familia de su abuela que era venir a Salamanca y hacerse cargo de un despacho de abogados que tenían abierto allí.
"Si no hay quien nos guíe, añadió, debemos buscar el camino por nosotros mismos porque tener fe es la mejor audacia y la audacia es bellísima", afirmó parafraseando al poeta Roque Dalton.
La orfandad del escritor, que así tituló su conferencia, incluyó una reflexión sobre las clasificaciones de los escritores en audiovisuales o auditivos;y cómo escribe lo que los críticos han llamado novelas furiosas o del sprint: "aquí no es importante las tramas si no encontrar la voz. Son novelas cortas porque no pueden ser largas".
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