El martes asistí a la visita guiada de la exposición, Madrid entre libros. 150 años de Biblioteca Histórica municipal de Madrid en la Sala Conde Duque. En el mes de julio, todos los martes y jueves a las 11h. se realizan visitas guiadas y sólo tienes que acudir a la Sala 1 a la hora indicada, sin necesidad de inscripción.
La exposición que abrió sus puertas el 14 de junio se prolongará sólo hasta el 14 de septiembre. Son fechas que extrañan a cualquier madrileño por que lo habitual es un verano de bache expositivo a la espera de las temporadas altas del turismo cultural que en Madrid han sido, hasta ahora, primavera y verano.
Según parece, la ciudad ha decidido romper la estacionalidad y hacer del verano una oferta atractiva en sí mismo. Madrid está repleta de turistas felizmente ajenos a la propaganda del calor que no ha encontrado tema más fácil en la pereza y falta de imaginación de los informativos por denominarlos de alguna manera.
El atractivo principal para atraer turismo foráneo tenía que ser una gran despliegue y ahí está Veronese y su complacencia en la vida, en el Museo del Prado, que finalizará el próximo 21 de septiembre. En su estela una miríada de propuestas que cierran también antes de octubre.
En Conde Duque han optado por nuestra propia historia, desde la elegante Madrid Arte Déco a la narración de la creación de la Biblioteca Histórica Municipal, con motivo de su 150 aniversario que hoy en día alberga fondos extraordinarios, una muestra de los cuales pueden verse expuestos ahora. El catálogo, y lo digitalizado en libre acceso, puedes consultarlos aquí.
A finales del siglo XIX, que es cuando se crea esta biblioteca, en Madrid había unas 100 librerías y 62 editoriales y una carencia de oferta gratuita de lectura en sala para los ciudadanos. Y llegó el momento de constituir al menos, una biblioteca municipal que fuera digno ejemplo. En principio se podía ir sólo a leer, sin préstamo.
El fondo fundacional fueron 1.600 ejemplares, y aquí hay que agradecer la inmensa labor de Ramón Mesonero Romanos que es, junto a Benito Pérez Galdós, uno de los personajes más queridos por los madrileños.
Mesonero, primer cronista de Madrid, fue nombrado Director Perpetuo de la biblioteca municipal. Afable, sencillo, de buen talante. Su bonhomía se refleja en todos los retratos que se han expuesto aquí. Al fin y al cabo, pudo dedicarse a lo que más amaba, los libros y pasear Madrid. Y toda su labor se le reconoció en vida.
La Biblioteca Histórica Municipal, nada más crearse, comenzó a recibir y adquirir colecciones completas de bibliófilos apasionados como Cesáreo Sanz Egaña, veterinario, director del Matadero Municipal y Mercado de Ganados o los más de cuatrocientos volúmenes de Ricard Viñas Geis, un industrial entusiasta de Lope de Vega.
Algunos ejemplos. De la colección de Cesáreo Sanz se expone el maravilloso Anatomía del caballo de Carlo Ruini (1530) y del fondo de ejemplares de la obra de Calderón de la Barca, que visité el año pasado con mis alumnos de la UP Miguel Delibes de Alcobendas, un volumen de autos sacramentales "lo que sorprende a los especialistas", comentó nuestra guía, "es que no tiene una sola tachadura y continúa la duda acerca de si es de mano de Calderón o una copia encargada a un escribano".
Se ha reproducido el despacho de Mesonero Romanos y las planchas de su primer best-seller, una guía de viajeros: El Manual de Madrid. La obra reeditada en numerosas ocasiones "fue la manera de ser conocido", afirmó nuestra guía.
Su seudónimo periodístico, El curioso parlante encandiló a la gente de su época porque se dirigía, en un tiempo en el que el verso altisonante del drama y la prosa rimbombante hastiaban a sus contemporáneos; "a quienes una narración sencilla, una pintura fiel o una crítica festiva, conmueve e interesa más que un sublime y metafísico discurso».
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