lunes, 30 de octubre de 2023

El desafío de vivir - De bordados a sedas - Raquel Victoria Morea

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Maribel Orgaz - info@leerenmadrid.com

Entrevisté a la escritora de novela histórica 
Raquel Victoria Morea con motivo de la publicación de su novela, La posada del pozo, un éxito de lectores gracias a que decidió autoeditarse y llegar a su público a través de Amazon. Victoria Morea había publicado su primer libro, Las raíces de la encina con una editorial tradicional de su región que no logró darle la difusión que merecía. De bordados a sedas es su última novela, también autoeditada. Una novela histórica que trata de mujeres que lograron sobreponerse a su época, a un tiempo en el que su destino era un camino marcado. Pese a todo, algunas de ellas, como Azucena, la protagonista, se rebelaron o como lo definió muy bien una de sus lectoras, lograron vivir.


De qué trata De Bordados a sedas.

Es una novela de época; una novela histórica de voz femenina que transcurre en la segunda mitad del siglo XIX e incluye la perspectiva de género y que, además, contiene una buena dosis de intriga, debido a los acontecimientos que tendrán lugar y conforme se va desarrollando la trama hasta el desenlace final. 

En concreto, retrata la historia de una familia de mujeres de alta clase social en el siglo XIX español, enmarcándose dentro del contexto histórico del Estado liberal. Da comienzo en el año 1865, donde se va mostrando el opulento universo jerárquico y opresivo en el que viven las mujeres protagonistas, que pertenecen a la pequeña —o baja— nobleza aragonesa rural, la infanzonía; a la aristocracia local radicada en un pequeño pueblo de montaña del Prepirineo aragonés (Altas Cinco Villas, Zaragoza). Es una familia de las más importantes de todo este territorio, de las más preeminentes, ya que poseen desde muy antiguo tierras de boj e igualmente se dedican a la cría de abejas y caballos.

Asimismo, imprimo un claro reflejo en De bordados a sedas de la sociedad y mentalidad de ese tiempo: una época donde también se ve la extrema pobreza de los más desfavorecidos, de mendicidad y menesterosos pululando por las calles; un sistema social en el que las mujeres eran absolutamente insignificantes, y, de hecho, su única misión y salida en la vida era ser abnegadas madres y sumisas esposas, o ingresar en un convento, no tenían otra alternativa y eran tratadas como eternas menores de edad, en discriminatoria inferioridad, y todo ello es muy palpable en el día a día de las protagonistas. 

En la casa —o casal, tal como se denomina dentro de esta baja nobleza aragonesa— donde viven estas hermanas adolescentes, irán ocurriendo una serie de hechos que harán girar su hermético y rígido mundo, hasta que un oculto e inconfesable secreto lo desestructurará, cambiando los destinos de estas tres hermanas protagonistas. 


De las tres hermanas, destaca Azucena. 

Azucena, la protagonista principal, tiene un temperamento muy fuerte e impulsivo, no admite los convencionalismos y restricciones que les imponen, adoctrinándoles, sobre todo, desde la Iglesia Católica, por lo que se va a rebelar ante las injusticias sociales y la férrea opresión existente hacia las mujeres, dejándose llevar por los dictados de su corazón, por el amor apasionado. Acabará en Barcelona, donde lo incierto, el miedo y las trabas se intercalarán, haciéndole la vida extremadamente difícil, con mucho pesar y padecimiento que soportar.

Al mismo tiempo, se va plasmando ese nítido contraste de la sociedad costumbrista y ligada a las tradiciones que había en los pueblos frente a esta otra más moderna y abierta, en una de las ciudades más industrializadas de España en la época, en Barcelona. Por otro lado, el bosque prepirenaico, con su naturaleza y especies, tiene una gran relevancia en esta novela, y no desvelo más porque lo mejor es leerla.


Qué paralelismos puede establecer una mujer actual con la protagonista, con Azucena y su nueva vida.

La nueva vida que se ve obligada a adoptar Azucena no es para bien, ni mucho menos, sino todo lo contrario; es esa parte desde mitad de mi novela que lo que sucede hay que ir leyéndolo porque es parte de la trama. Podría decir que a lo que Azucena se ve abocada, afortunadamente hoy en día sí que hay otras salidas plausibles para las mujeres que se vean en situaciones así, aunque sean caminos muy duros y complejos de recorrer y encontrar; hay opciones para lograr hallar esas oportunidades y poder empezar de cero. 




Es tu tercera novela, cómo ha sido la evolución desde La posada del pozo.

Creo que estoy en evolución constante como escritora desde mi primera novela, Las raíces de la encina a La posada del pozo y ahora con De bordados a sedas, mi estilo se ha especializado más y se ha definido en su singularidad. Mi prosa es poética y uso frecuentemente la metáfora, y De bordados a sedas es mi novela más lírica y subjetiva hasta el momento. Mi lenguaje es intimista, muestro todos los sentimientos y el perfil psicológico de cada personaje: algo que ya late en mis anteriores novelas, y es que escribo siempre desde dentro. 

En cuanto al proceso creativo no encuentro una diferencia abismal con mis trabajos anteriores porque la inspiración bulle y me acompaña desde el primer momento en el que cogí mi pluma, no cesa nunca, y he sido, desde el principio, muy proclive en desarrollar ideas, imaginar un cosmos paralelo y acabar novelándolo. En torno a los personajes sí que me parecen más complejos y con mayores aristas en De bordados a sedas, así como el argumento está más intrincado y mantiene la tensión por determinadas circunstancias. Creo que esta novela no solo es novela histórica y de voz femenina, tiene, además, un punto sorpresivo e impactante que arrastra toda la trama y la enmadeja; quizá sea este factor el que más la distancie de las anteriores. 


Cómo ha sido el proceso de documentación y cómo has evitado ahogar la trama en datos históricos.

Precisamente la metáfora poética es un elemento que utilizo, asimismo, para contar hechos históricos de una forma más dinámica: el contexto histórico está contado por las protagonistas y por una narrativa acorde con las situaciones que van viviendo, y sin enumeraciones o interminables descripciones de hechos o fechas que llevan a una lectura densa y pesada, como a veces aparece en la ficción histórica. En mi novela, en cambio, trato de encajar la historia real en la cotidianeidad de mis personajes, y es así, conforme cuento la historia, cómo se va entreviendo su época, su sociedad y sus alegrías y pesares, introduciendo dentro de su atmósfera la historia y la sociedad en la que les toca transitar y no dejándola desvinculada como algo aparte. Esto un error bastante habitual y, como bien dices, ahoga la trama y decrece el interés en la lectura. He cuidado mucho esta integración, así construí mis novelas anteriores, todas históricas, y de esta manera es como he cimentado igualmente De bordados a sedas.

El proceso de documentación histórica es largo y arduo, obviamente, y soy muy escrupulosa y exhaustiva con el rigor y la veracidad histórica: así desarrollo un cuadro completamente realista y en sintonía con la época y sociedad de mi novela; sin embargo, a pesar de ser una fase dura y costosa, es también satisfactoria para mí, porque absorbo conocimientos de otro tiempo. 

Respecto al proceso en sí, en primer lugar leo todo lo referente a la historia y la sociedad, tanto a nivel europeo como español, de la época que quiero recrear; después voy concretando la geografía y sus particularidades, al igual que me empapé de libros de tradiciones y costumbres del lugar, así como de fauna y flora prepirenaica para conocer a fondo este bello entorno natural. 

Por supuesto, la historiografía de género de este periodo histórico fue algo imprescindible para poder trasladar este espacio femenino a mis mujeres protagonistas, que naufragan entre aquella mentalidad, tan retrógrada, misógina y patriarcal. 

Leí, además, sobre la Barcelona de aquel entonces, o de la arquitectura de la zona montañesa —incluso de las construcciones de abejares tradicionales en ese enclave—, de la indumentaria, los muebles y un sinfín de detalles de esta índole. También consulté otros aspectos, como ciertas enfermedades del momento que salen en mi novela, en revistas universitarias médicas, históricas, aunque la mayor parte de la investigación documental la llevé a cabo indagando en libros de ensayo o historia, en eso soy tradicional. 


Como escritora crees que has encontrado tus temas, tu género.

Me fascina la historia y me apasiona contarla a través de la ficción. Tengo numerosos proyectos ideados para próximas novelas, y todos dentro de la ambientación histórica. En un periodo u otro, pero la historia es mi género predilecto en la escritura. 


De los comentarios que te han llegado de tus novelas, cuál te ha sorprendido o te ha ayudado a reflexionar sobre tu escritura.

Me han recalcado, en reiteradas reseñas y opiniones, mi peculiar estilo de narrativa honda y poética y, quizá, el resultado haya sido en De bordados a sedas, que es más subjetiva todavía. Además, me han indicado toda la visibilidad que, por medio de mis novelas, doy a muchas mujeres que fueron silenciadas y relegadas a los cajones del olvido, expresándome la necesidad existente de que siga escribiendo sobre ello para traerlas a la luz de nuestros días. Esto es algo que siempre he tenido presente; no obstante, es de agradecer que se fijen y lo ensalcen. 

La verdad es que estoy muy agradecida a mis lectoras y lectores, que aprecian mi narrativa poco común, de mayor reflexión y profundidad. Y agradezco, desde aquí, el empuje que le están dando a todas mis novelas, con sus comentarios y situándolas entre los libros más vendidos en sus respectivas categorías de manera continua, diariamente, en Amazon; todo un lujo que me colma de dicha.


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