La trayectoria del filósofo Byung-Chul Han, de origen coreano y afincado en Alemania, es singular. Pocos pensadores han alcanzado con un sólo libro el éxito de ventas que él logró con La sociedad del cansancio. En menos de cien páginas, Han abordó un análisis de nuestra sociedad que se ha convertido en un referente y que, en síntesis, trata de la autoexplotación y la hiperproductividad como imperativos no impuestos por un empresa o un patrón, que no están fuera de los individuos; el sistema ha conseguido indoctrinarlos en nuestra psique y el resultado es un gran cansancio colectivo y un aumento de las depresiones.
Virginia Baudino, socióloga, analiza en esta entrevista, como hizo en la anterior sobre Mark Fisher la aportación de Byung-Chul Han a un mejor análisis de nuestra situación individual y de la sociedad en la que vivimos.
Quién es Byung-Chul Han
Es un filósofo de origen surcoreano que, curiosamente, ha desarrollado todo su trabajo en Alemania, más precisamente en la Universidad de Berlín. Actualmente tiene unos 64 años, nació en 1959, y esto me ha desconcertado pues creía que éramos de la misma generación. Es uno de los autores actuales más destacados en la crítica del capitalismo.
Como comentamos respecto a Mark Fisher, y un poco para poner estos autores en diálogo, Han también tiene como objeto de su análisis al capitalismo tardío del siglo XXI o capitalismo numérico.
Ambos autores se entrecruzan tratando de comprender el contexto social, cultural y político al que estamos sometidos. La pregunta es si hay alternativas al capitalismo que todo lo absorbe (Fisher) y en el caso de Han, los motivos de una una sociedad profundamente cansada (Han).
Mark Fisher acuñó el término Realismo capitalista, cuál es la aportación de Byung-Chul Han.
Las argumentaciones de Byung Chul Han son, a mi juicio, muy interesantes puesto que pone la mirada en las formas de violencia que atraviesan los diferentes tipos de sociedades, épocas y culturas, y cómo estas impactan sobre las personas.
En su célebre libro La sociedad del cansancio (2010), Han nos muestra los cambios de paradigma de una sociedad disciplinaria en la que el poder fabricaba cuerpos dóciles para la producción a través de las prohibiciones, como describió Michel Foucault, a una sociedad del rendimiento en la que el sujeto trabajador es un sujeto que se autoexplota bajo el lema de la libertad de poderlo todo.
Así, diez años después, en La sociedad paliativa (2020), escribe que la sociedad del rendimiento del capitalismo del siglo XXI ha dejado fuera las negatividades, tales como las obligaciones, las prohibiciones o los castigos, para dejar paso a positividades tales como la motivación, la auto-optimización y la autorrealización. La nueva forma de dominación actual es <<sé feliz>>.
Si la libertad rige nuestras vidas, el disciplinamiento interno se traduce en instituciones como los gimnasios, las oficinas, los bancos y los centros de yoga. El sujeto, al no ser consciente de su sometimiento, porque se cree libre, se explota voluntariamente creyendo que se está realizando.
En este contexto, el sufrimiento se interpreta como el resultado del propio fracaso. No responsabilizamos a la sociedad del fracaso (porque no hemos podido con todo) sino a nosotros mismos. Así se despolitiza el dolor y se lo somete a tratamiento porque se debe rendir, se debe ser insensible al dolor y se debe ser continuamente feliz.
Lo que enferma, dice, es el imperativo de rendimiento - el tú puedes - y el exceso de positividad. La depresión, el burnout, la hiperactividad, y otras enfermedades mentales, se desatan en el momento en que el sujeto no puede poder más. Esto conduce a un destructivo reproche y a la autoagresión.
En tu opinión, por qué debería interesarnos su obra.
Como me pasa con Mark Fisher, Han describe el contexto en el que vivo y lo que me pasa o le pasa a mis amigos y familia. Nadie queda exento del ejercicio de poder sobre la psiquis. Por ello, Han considera a la psicopolítica como el dispositivo de disciplinamiento del capitalismo actual más eficaz.
Con sus diferencias, Han, como Fisher, se detienen en un aspecto que me parece muy interesante: el de la privatización del dolor. Ambos han puesto nombre a algo que presentíamos pero que nos sobrevolaba sin que pudiéramos asirlo y que lo habíamos considerado como un problema individual del sujeto, no como algo de origen colectivo.
El dolor es político, nos dicen estos autores. Para uno, porque el sujeto sabe que por ahora no hay alternativa a este capitalismo que aparentemente todo lo puede, y el otro, porque la eficacia del sistema reside en haber construido una trampa en torno al sujeto del rendimiento: la autoexplotación.
Esta sobre-auto-explotación se compatibiliza con una exigencia tal que puede llegar hasta el burnout (síndrome del trabajador quemado).
Byung-Chul Han afirma que sus libros nunca son suficientemente “delgados”. Dirías que 100 páginas es la medida moderna de llegar al gran público, además de un lenguaje accesible.
Diría que es la seña característica de Byung Chul Han, la brevedad. Fisher escribió mucho en su blog y posteriormente publicó en formato libro algunas de sus ideas. Si vemos los 3 tomos de K-punk, en los que cada uno tiene una media de 300 o 400 páginas, creo que Fisher no se preocupó mucho por los límites de sus libros.
Sobre Han, diría que para un pensador que aborda el aceleramiento y el rendimiento en la sociedad actual, publicar un libro por año me parece un contrasentido. Al publicar tanto, me parece que comienza a repetirse. Pero lo digo desde mi punto de vista que no es exhaustivo ni académico. Tengo la sensación que publicar un libro por año lo hace repetirse mucho en sus argumentaciones.
En qué otros autores ha influido.
Han es uno de los autores más populares actualmente. Sus trabajos ocupan un lugar central en las reflexiones actuales. Los diferentes autores establecen hoy un diálogo con sus trabajos, bien para continuar sus abordajes como para situarse críticamente frente a ellos.
Cómo incorporar su propuesta de reflexión a nuestras vidas para entenderlas mejor o incluso “mejorarlas”.
Creo que sus trabajos abren una puerta para entender lo que nos pasa como sujetos y lo que les pasa a los otros. Nuestras formas de ser, esta necesidad de producir a todas horas sin parar, incluso con nuestras aficiones, este malestar que nos ronda, y del que tanto se habla y hablan. Han lo pone en contexto, los nombra, les otorga entidad teórica y los desmenuza.
Me parecen clarificadores sus análisis puesto que ha llevado al espacio público el debate sobre la violencia psíquica del sistema sobre el individuo.
Fisher padecía depresión desde la adolescencia y se quitó la vida. En Los fantasmas de mi vida escribió: “Comparto mis propias experiencias de aflicción mental para apoyar la afirmación de que muchas formas de depresión son mejor entendidas – y mejor combatidas – a través de marcos que son impersonales y políticos más que individuales y psicológicos. Por supuesto hay un particular interés en negar cualquier conexión entre depresión y política. Mi depresión siempre estuvo atada a la convicción de que yo no era literalmente bueno para nada.”
Han vive prácticamente aislado y volcado al cuidado de su jardín. Recomiendo mucho su libro Loa al Jardín. Creo, y es mi opinión personal, que el jardín ha sido su manera de ralentizar su vida para abrir una grieta en su propio rendimiento y desacelerar su vida. Pero son solo suposiciones mías.
Después de Mark Fisher y Byung Chul Han la respuesta a si hay alternativa al capitalismo es difusa. Han es claro, al decir en una entrevista que si las personas están agotadas, aisladas y depresivas, cómo van a hacer la revolución: "el burnout y la revolución se excluyen", afirma.
Ningún proyecto político actual ha podido desarrollar un principio de esperanza, una alternativa, aunque nos quieran hacer creer que sí.
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