viernes, 13 de octubre de 2023

La meritocracia es una trampa - Regreso a Reims, Didier Eribon - Entrevista a Virginia Baudino, socióloga

 


En esta tercera entrevista, la socióloga Virginia Baudino habla sobre el pensamiento del autor francés Didier Eribon. Si Mark Fisher, desde Gran Bretaña, reflexionaba sobres enfermedades mentales consecuencia de este capitalismo y el coreano Byung-Chul Han, desde Alemania, de una sociedad exhausta por la autoexigencia del rendimiento; Eribon desde Francia señala la trampa de la meritocracia como la ficción que ha sustituido a la organización colectiva. 


Quién es Didier Eribon

Didier Eribon es un filósofo y sociólogo francés, nacido en 1959 en Reims, Francia. Proviene de un medio social extremadamente pobre y, por una suerte de milagro sociológico, como él va a explicar a lo largo de su obra, es uno de los intelectuales más reconocidos actualmente en Francia y en el extranjero. 

Sus trabajos exploran, principalmente, los mecanismos de dominación en el mundo social y las formas de resistencia. Entrar en un libro de Eribon es como entrar en un tratado de teoría sociológica, bastante compleja, por un lado y, por el otro, es abrir una puerta a la autobiografía social, política y sexual del autor. Porque como bien dice, hablar de uno mismo es hablar sobre uno mismo.

Detrás del yo, dirá, existe una topografía de lo social, un mapa en el que se evidencia el medio social de pertenencia, las condiciones de vida, el nivel de estudios, los diplomas obtenidos o no, la familia, la sexualidad. Por lo tanto, para este autor, cuando hablo de mí, ¿hablo solo de mi o habla un grupo social que se esconde detrás de mi?

Didier Eribon es el primer autor que explora las identidades, la clase social, la sexualidad y la vergüenza social, que cayó en mis manos y me abrió una puerta a reflexiones que me eran prácticamente desconocidas y a unos autores que también me eran desconocidos como Annie Ernaux y Edouard Louis, esos tránsfugas de clase como se llaman a sí mismos. 

Es él quién acuña el concepto de auto-socio-análisis para describir su trabajo en el que se entrecruzan vida personal, vida familiar y teoría sociológica y política para, además, tratar de resquebrajar este individualismo que se ha asentado en la teoría social y política. Eribon va a desmenuzar su vida para poder explicar los mecanismos de dominación que atraviesan y determinan a una persona. 

Y esto me gusta muchísimo porque analizando su vida me ha permitido revisar la mía desde otra óptica. Así, he podido entender mi vergüenza social, mi temor a hablar en público o a entrar a ciertos comercios, mi cuidado a la hora de vestir, y he podido entender especialmente ese sentimiento que me acompaña de no servir para nada, como bien lo describió Mark Fisher.

En La sociedad como veredicto (2013) y Principios de un pensamiento crítico (2019) se sumerge de lleno en los determinismos sociales. Pero es en Regreso a Reims, publicado en el 2009, su libro más destacado, el más personal, el que parece menos teórico. Yo resaltaría la palabra ‘parece’, puesto que a través de la narración de su vida y de su regreso a Reims, luego de la muerte de su padre, Eribon que tanto había escrito sobre la dominación y la vergüenza sexual (debido a su homosexualidad) se pregunta por qué no lo había hecho hasta ese momento sobre la dominación social y política, sobre la vergüenza social. 

Cómo explicar ese malestar que lo acompaña de no sentirse cómodo ni en el medio social de origen ni en el de llegada. Pero especialmente el sentimiento de vergüenza del medio social de origen, que ocultaba, que le molestaba. El deseo de escapar de un medio social pobre, profundamente homófobo, donde la cultura no tenía lugar, al que denomina su ruptura de clase, lo llevarán a escapar, a reconstruirse y aceptarse.

Escribe en Regreso a Reims que “las trazas de lo que fuimos en la infancia, las maneras en que fuimos socializados, perduran incluso cuando las condiciones en que vivimos en la adultez han cambiado, incluso cuando hemos decidido alejarnos del pasado y, por consecuencia, el regreso al lugar del que venimos – y del que salimos – es siempre un regreso sobre sí mismo y a sí mismo, el reencuentro con un sí mismo que se conserva y que se niega.”


Si Mark Fisher acuñó realismo capitalista, Byung-Chul Han denunció la sociedad del cansancio, cuál sería el núcleo del pensamiento de Eribon.

De una manera u otra, todos estos autores hablan de los mecanismos de dominación social. Cada uno hace hincapié en diferentes aspectos o elementos del ejercicio de la dominación. Los tres coinciden, aunque Fisher y Eribon lo hacen de manera más precisa sobre los mecanismos de reproducción de las clases sociales, de sus fronteras y de la desigualdad  dentro del capitalismo. La clase está presente en todos los aspectos de la vida de las personas, nos dicen estos autores, y llega hasta lo más profundo de nuestro ser.

Fisher parte de su malestar para a través de los elementos culturales, analizar la eficacia de la dominación capitalista. Han se centra en la fatiga del sujeto del rendimiento del capitalismo tardío como un elemento de dominación. Eribon lo hace revisando su malestar y su ruptura con el pasado familiar para explicar el sentimiento de vergüenza como un aspecto de los determinismos sociales que nos atraviesan.

A través de la narración autobiográfica, extremadamente íntima, Eribon va desgranando su historia personal, la historia de su familia para de esa manera reconstruir la historia de las clases sociales francesas de los últimos 50 años, especialmente del destino social de las clases asignadas, el funcionamiento del sistema escolar y la violencia  que ejerce el sistema escolar como un sistema de reproducción de las clases sociales, situando de un lado las clases privilegiadas y del otro los relegados o eliminados del sistema.

Esta reflexión sociológica, es la reflexión sobre su vida y su destino social, su clase social de origen – la clase obrera – y la clase social a la que ahora pertenece – la burguesía cultural parisina –. Esta es una exploración de clase, de cómo una sociedad instala fronteras claras entre las diferentes clases y cómo esas fronteras se reproducen en permanencia, aunque nos hagan creer lo contrario.



El concepto de izquierdas y derechas necesita una redefinición, qué aporta Eribon a una nueva definición de “izquierdas”, si es que no son conceptos obsoletos.

Eribon es muy claro al respecto. En el discurso actual de la izquierda han desaparecido las clases sociales. Las han dejado de lado en su discurso  político e intelectual, para hablar de responsabilidad individual. Al hacerlo, ya no hay grupos sociales ni clases sociales sino individuos. Por lo tanto, esas clases sociales y esos grupos se reconstituyen de otra manera.

Así lo vemos en el caso de su familia, de clase obrera y militancia en el partido comunista que en el último tiempo ha votado al Frente Nacional. Esto no es un hecho aislado, familiar, dirá, sino que es un hecho colectivo que nos permite explicar el aumento de los votos al Frente Nacional en Francia, el Brexit en Gran Bretaña y el aumento de la extrema derecha en Alemania.

Para Eribon hay que comprender esta situación en términos de clase. Hay que ver cuáles son las fracciones de las clases populares que se rebelan contra las políticas porque se sienten profundamente maltratadas.


Él se califica como “milagro sociológico”, ¿si cierras la creencia en el ascenso social vía esfuerzo individual, qué ocurre?

Eribon es claro al respecto. El motor de la permanente reproducción social de las desigualdades es el sistema escolar. 

A partir de su historia personal, Eribon restituye, en el centro de la escena teórica, la historia de las clases sociales, del funcionamiento del sistema escolar, que se entiende como un motor de supuesta movilidad social, y de la violencia que ejerce este sistema escolar como reproductor del sistema de clases. 

Eribon nos dice que hay todo un sistema incorporado por los individuos, que hace que el destino social dado cuando venimos al mundo, se imponga sobre nosotros, aunque nosotros creamos que somos nosotros los que no podemos. Hay una suerte de perversidad en el sistema que te hace creer que lo que eres es lo que has elegido, cuando en realidad lo que somos es nuestra pertenencia de clase.

Los datos son contundentes y sostienen la hipótesis de que la lucha de clases ha dejado lugar a la lucha por ganar un lugar. Se ha instalado un modelo sociopolítico fundado sobre la responsabilidad personal, meritocracia y no sobre la organización colectiva. La consciencia de clase ha desaparecido del debate.

La pregunta es si es posible una alternativa colectiva en este contexto. Incluso el recorrido de Didier Eribon, de un tránsfuga de clase, es representativo de la época que vivimos porque el tránsfuga de clase, con un destino excepcional, sería el testigo de una lucha de clases sin clase en una época extremadamente individualista.

Encuentro muy interesante su análisis, y su libro me parece una joya, pero leyendo otros autores me he dado cuenta que, a pesar de la reproducción de clases, su mensaje sería que, a pesar de todo, lo ha logrado, es muy reconocido, tiene éxito, ha sido admitido en la academia sin tener un recorrido tradicional. 

Si en la actualidad la reproducción de clases es potentemente efectiva, la pregunta sería ¿cuántas personas como Eribon pueden escapar a su destino social?, o ¿cómo rompemos con la reproducción de clases? 

El recorrido de Eribon nos muestra que la salida, la movilidad social, está al alcance de unos pocos. ¿Cómo hacemos para que sea algo de muchos?




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