martes, 15 de febrero de 2011

Juan Ramón Jiménez y el grillo

  Juan Ramón Jiménez visita Madrid en abril de 1900, le reciben Rubén Darío y Francisco Villaespesa. Y empieza a ir de una casa a otra, de una pensión a otra por una razón principal: el silencio. Necesita silencio para trabajar, para escribir.

  Empieza en la Calle Mayor, que abandona muy pronto. Le siguen Príncipe de Vergara (en el sanatorio Rosario para tratar su depresión), después la Calle Conde Arada, la Calle Gravina, luego a la calle Villanueva que ha de abandonar porque sus vecinos son muy ruidosos. Después se casa y tras su estancia en Nueva York, vuelve a Madrid. Se instala entonces en la Calle Conde de Aranda en donde forra las paredes de la habitación en donde trabaja de corcho.




  Pero aún así, le molesta un grillo de unas niñas en el balcón de enfrente. Cuando le ofrece comprárselo, por un precio muy alto, los niños se ofrecen a traerle ¡más grillos! En este piso, sus vecinas de arriba, cubanas, bailan y tocan la pianola y  organizan fiestas cada dos por tres. Y comienza con Zenobia de nuevo a mudarse: Conde de Aranda, Calle Lista, Velázquez, Padilla... 


                                 Calle Mayor, la primera calle en la que se alojó el poeta

http://www.fototravel.net/image/2695/B50E3B/ESMD-00562-00.jpg

 (Madrid en la vida de... José Montero Alonso. Editorial Complutense de Madrid)

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