martes, 16 de abril de 2019

Soy un autor que se adapta a cualquier género - Miguel Sandín, escritor

Maribel Orgaz - info@ocioenfamilia.com
Miguel Sandín es profesor de Filosofía y escritor todoterreno. Sandín aborda por igual la novela negra, el género fantástico o el teatro para niños. Finalista del Premio Nadal y con más de una decena de libros publicados, presenta estos días Diamantes y otros demonios, Ediciones Cuadernos del Laberinto: tras sufrir meses de cárcel en Johannesburgo, Mario Castejón vuelve a Madrid para ajustar cuentas al mundo.

Este es tu sexto libro para público adulto. Para un lector que no conoce tu obra, ¿por dónde empezar a leerte?

Miguel Sandín, escritor -. Además de esas seis novelas que mencionas, he publicado también tres juveniles y ocho obras de teatro infantil. Haber sido un lector sin filtro que ha picado en todos los géneros me ha convertido en un escritor bastante versátil, porque lo primero que me viene a la cabeza a la hora de escribir es una idea, una trama, o un personaje que despierta mi interés y luego la historia me pide cómo quiere ser contada. Me gustaría pensar que mi seña de identidad como autor es un estilo capaz de adaptarse a cualquier género. Por eso, a quien prefiera una literatura poética y más íntima le recomiendo Por si acaso te escribí, que fue finalista del Premio Nadal (Ed. Premium); para quien prefiera el humor le propongo La tripulación del Utopía (Ed. Pez de Plata), y a los que eligen novela negra Diamantes y otros demonios (Cuadernos del Laberinto).

Después de treinta años dedicado a la enseñanza, ¿hay una mejoría en lo que un chico necesitaría saber al terminar la Educación Secundaria Obligatoria si quisiera escribir?

Me gustaría decir otra cosa, pero con sinceridad creo que no; sin embargo, esta carencia no es actual, en el sistema educativo se priorizan los contenidos teóricos por encima de la creatividad y por eso se enseña música, pero no a componer; se enseña dibujo, pero no a pintar y, con los mismos criterios, se enseña lengua y literatura pero no a escribir. Tampoco estoy seguro de que el sistema educativo deba encargarse de eso, pero al menos debería dar la posibilidad de que los jóvenes con aptitudes encontraran los cauces para desarrollar su talento. Supongo que al decir esto formulo una utopía pedagógica como tantas otras, pero lo que es seguro es que el uso absorbente del móvil no ayuda a un uso creativo del lenguaje.


La poesía llena teatros en Madrid y se paga por entrar a escucharla en tiempos no precisamente poéticos.

Ese me parece un motivo más para la esperanza, puesto que el público que acude a esos recitales está en su mayoría compuesto por jóvenes. Es una prueba de que no todos expresan sus sentimientos con emoticonos y mensajes de cinco líneas, y también muestra lo peligrosas que resultan las generalizaciones. En todo caso, es un fenómeno muy habitual en la historia que las épocas de crisis aguda generen importantes eclosiones de arte. Ahí están el Siglo de oro español o la República de Weimar como prueba de lo que digo.

Miguel Ángel Revilla y Miguel Sandín
¿El humor es parte fundamental de tu obra?

No, no en todas mis novelas predomina. Es más, en la mayoría de las que he escrito (El gusano del mezcal, Por si acaso te escribí, Diamantes y otros demonios) se impone el componente trágico. En cambio, mis dos últimas obras (El lazarillo de torpes o La tripulación del Utopía) han sido creadas con la decidida intención de provocar si es posible la carcajada del lector. Me parece muy triste que el humor sea un género infravalorado en estos tiempos en los que resulta paradójicamente tan necesario. Es más, cuanto más incorrecto sea, mejor, porque el arte que no cuestiona el sistema siempre me ha parecido sospechoso.

En los congresos de edición, los agentes editoriales insisten en que el foco del esfuerzo nuevo para un escritor es ahora la promoción.

Por desgracia, así es. La literatura, igual que sucede con otras manifestaciones artísticas como el cine o la música, se ha convertido en un producto de mercado y como cualquier otro necesita de la publicidad para hacerse un hueco. Esto es además, imprescindible teniendo en cuenta la cantidad de libros que se publican cada año, y no olvidemos que una editorial es ante todo una empresa. En las últimas Ferias del Libro en las que he estado, las mayores colas para la firma estaban frente a las casetas de jóvenes conocidos sobre todo por su presencia en las redes sociales. Una promoción intensa no garantiza el éxito, pero sin difusión en los medios las posibilidades de fracaso son seguras. Naturalmente si se entiende por fracaso contar con un número de lectores muy reducido.


¿Qué significa Madrid en tu obra y qué te aporta como escritor?

He nacido en Madrid y es la ciudad en la que ha transcurrido toda mi vida. Además, por diversos avatares he sido vecino de seis barrios diferentes e incluso antes de dedicarme a la docencia durante un año trabajé de taxista, de modo que casi seis décadas pateando las calles de una ciudad por supuesto dejan huella. En El gusano del mezcal Madrid es un protagonista más de la trama; en cambio, Diamantes y otros demonios recoge un Madrid más siniestro y nocturno. Creo que incluso las novelas que no he situado en Madrid transcurren en un Madrid reinventado. En cuanto a las ventajas, es cierto que la proximidad con un mayor número de lectores o la cercanía con editoriales existen, aunque en verdad solo una de mis novelas, Diamantes y otros demonios, tiene una editorial madrileña, Cuadernos del Laberinto. No obstante, la comunicación global que permite Internet ha democratizado las distancias y ahora desde cualquier lugar remoto se puede estar visible en el mercado editorial.

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