domingo, 4 de abril de 2021

Escribir novela negra permite abordar lo que no se puede decir - La muerte en Lagos. Juan Lueiro, diplomático y escritor

 

Juan Lueiro, diplomático, ha escrito su primera novela ambientada en Lagos (Nigeria). "Es una novela negra peculiar", explicaba en una entrevista reciente, "porque lo importante no es la resolución del crimen, es el destino individual de cada personaje". Escribir es como una vía de escape, así puede aflorar lo que en otras circunstancias no sería socialmente admitido. La muerte en Lagos comienza con la muerte de un cura, un personaje perfecto para una trama literaria, explicaba, porque un sacerdote se pasa la vida perdonando y sermoneando a los otros. "Tal vez lo más difícil no sea crear personajes, sino los escenarios. Al fin y al cabo, la novela negra es algo tan acotado que lo diferente es el trasfondo, el detective puede ser el mismo en Nigeria o Suiza". 

Es tu primera novela ambientada en Nigeria, un lugar que conoces de primera mano y una tierra de escritores fascinantes: Wole Soyinka, Chinua Achebe. 

O Chimamanda Ngozi Adichie, escritora que tiene una sensibilidad extraordinaria y una rara habilidad para describir la brutalidad con una delicadeza estremecedora. Nigeria es una tierra de personas entrañables aunque, desgraciadamente, la imagen que impera es diferente. Es cuna de culturas muy antiguas, de gran riqueza expresiva que han inspirado muchas manifestaciones culturales americanas. En el siglo XXI vive inmersa, como todos los países y pueblos, en una progresiva banalización de sus señas de identidad a causa de la homogeneización digital.

¿La novela negra es el mejor género para entender o comprender una megalópolis como Lagos?

La novela negra es un instrumento de primer orden para adentrarnos en el alma de las personas y conocer los lugares donde viven. Y eso sirve igual para Lagos y para Goteburgo. Lo gracioso es que al final nos damos cuenta de que el policía de Lagos y el de Goteburgo se parecen bastante y lo mismo se puede decir del resto de personajes. Esa es una de las ideas que más me han atraído cuando escribía La muerte en Lagos, porque se trata de una novela negra cuyos personajes vienen de lugares diferentes: Nueva York, Roma, Lagos... sus evidentes diferencias culturales, no les han impedido participar en una trama y asumir sus respectivos roles. Al contrario, al sacar a los personajes de contexto, nos muestran con mucha más nitidez sus contornos. 


La muerte en Lagos cómo surgió. ¿De una imagen? ¿De un personaje?

Los personajes son muy importantes pero necesitan un escenario y una trama. Los personajes y los escenarios existen, las tramas a veces sí, a veces no. Qué desencadena el proceso creativo no es algo evidente. Sería impreciso afirmar que un hecho o un personaje fue la causa de todo, aunque es cierto que todos necesitamos algo en lo que apoyarnos para comenzar a construir, a escribir en este caso. En el caso concreto de La muerte en Lagos no fue ni una imagen ni un personaje, sino una trama. Eso no quiere decir que La muerte en Lagos sea una novela de no ficción. Pero tampoco me atrevería a calificarla como de ficción. Digamos que es algo así como posficción. Mi motivación fue la inversa a la que tuvo Truman Capote cuando escribió A sangre fría. Yo nunca quise saber la verdad. Realmente, la distinción entre ficción y no ficción siempre me resultó un poco forzada. En mi opinión, a lo más que llega la no ficción es a recopilar narradores, lo cual no deja de ser meritorio.

Para un lector que se encuentre tu novela en la mesa de novedades, qué le dirías para que se animara a llevársela.

Que la va a leer con una sonrisa que tardará días en borrarse de su rostro. 

De todo el proceso de escritura, cuál fue la parte más apasionante.

La no escritura. Escribir es farragoso, no digamos ya corregir. Pero lo peor de todo es que otros te demuestren que te has equivocado en el farragoso y vulgar proceso de escribir, que has escrito huevos sin hache o te has olvidado una tilde o, peor aún, que lo que has escrito no se entiende. Lo apasionante es pensar. El pensamiento creativo que desemboca en algo concreto es como inventarse un problema y resolverlo. Entre problema y solución el pensamiento fluye por la plenitud de una verde pradera, desciende una montaña cubierta de nieve virgen o surca el océano infinito. 

Con tu novela bajo el brazo, el visitante de Lagos qué percibirá, en qué debería fijarse.

Desgraciadamente, Lagos no está en las catálogos de las agencias de viajes. Si lo estuviera, creo que no sería diferente a cualquier otro destino. Lo más importante es la gente, los personajes.

 

Juan Lueiro
Editorial Cuadernos del Laberinto




1 comentario: