lunes, 28 de marzo de 2022

La poesía es un lugar de encuentro - De herméticos lugares, Ester Bueno Palacios, poeta

 


"Alrededor del fuego los lamentos,
las breves voces de sueltas alegrías". 
Ester Bueno Palacios

Holanda fue para Ester Bueno Palacios mucho más que un lugar de vida, fue el detonante de su escritura poética. Allí surgió Más que esperas que dio paso a un ensayo, Los pequeños hitos que nos diferencian. Desde entonces, sus versos han brotado ininterrumpidamente: al poemario Nada es lo que decías le siguió La Velada Impaciencia y ahora, De herméticos lugares. Ha participado en las antologías Enésima Hoja, Atlas poético, Viajeras del siglo XXI, Antología de Poesía navideña, Amor, Laberinto breve de la imaginación y en otros libros corales. Presentadora del programa literario «De almas y palabras», en Radio Universidad de Salamanca, "Los libros", afirma, "nos salvan del desamparo" y cree que recitar un poema es llevar luz a un lugar. 

Nada es lo que decías, tu primer poemario, ¿ una declaración de la llegada al desengaño?

Nada es lo que decías fue como abrir con desgarro y por fin lo que la vida te pone por delante. Es realmente el reflejo de darte cuenta de que  nada es como te lo habían contado, que cada uno escribe y reescribe, a veces sobre aciertos y errores, su propia historia. Habla de lo difícil que es lidiar con lo incontrolable y también con esa interactuación con los demás. Porque quizás seamos capaces de gestionar la parte de nosotros íntima, privada, pero nunca el territorio compartido, ahí chocamos con los intereses de los van en nuestro camino, con sus egos, sus pequeñas batallas distintas a las nuestras. Es en ese espacio donde se dirimen los sufrimientos,  temores, miedos, alegrías, pasión, amor. Creo que es un libro sincero, sin ambages, preclaro.

Mi segundo poemario, La velada impaciencia es un trabajo mucho más difícil de abordar, más riguroso, más duro y menos accesible. Cuando releo sus versos  me asombro de lo alambicado del lenguaje, pero me lo perdono, porque necesitaba expresar esa impaciencia vital que tenemos todos, ese esperar que llegue algo para, tras conseguirlo, volver a ponernos otra meta en el calendario, y así se pasa la vida de una manera poco saludable. Todos acudimos al “carpe diem” pero somos incapaces de ponerlo en práctica, porque esa impaciencia tras un suave velo es signo de nuestro ser. En la última parte de La velada impaciencia interpreté poéticamente varias pinturas de artistas que habían realizado su obra desde el signo de la locura, todos ellos tenían trastornos psiquiátricos, pero en los lienzos, aún dentro de ese estado extraño de la mente, sigue estando la impaciencia vital que nos caracteriza a todos los seres humanos.


Una larga trayectoria de creación poética y ahora un tercer poemario, De herméticos lugares, qué evolución encontrará el lector.

En De herméticos lugares he dejado acceso, poéticamente, a lugares muy íntimos de mi vida. Ha sido un “soltar lastre” saludable. Efectivamente he quitado los cerrojos a interiores recónditos que me han hecho conocerme mejor y que seguramente tendrán un lugar de identificación con los lectores. En este poemario doy voz a la niña que fui y a la mujer que soy, doy voz (humildemente) a lo que significa la naturaleza, el entorno que nos arropa, los pequeños detalles que nos brinda el mundo y en algunos poemas vierto la incertidumbre mía  y de todos. Es un poemario que tiene reminiscencias del encierro  al que estuvimos sometidos y en él aparecen también, en ocasiones de manera muy explícita y en otras más suave,  las personas que han formado o forman parte de mí. Es mi poemario más personal. Aunque ha salido de imprenta hace ya dos meses aún no ha comenzado su andadura porque me apetecía darle la oportunidad de hacerlo un poco más libremente, sin tantas ataduras ligadas a la pandemia. Quiero que sea tan libre como lo fui yo al escribirlo.


Escribir poesía, recitar tu propia poesía. ¿Una forma de llegar a más público? ¿Una forma de crear dos veces el verso?

Me encanta recitar. Me gusta recitar mi poesía y me emociona recitar la poesía de otros autores. Soy una “lectora en alto” de poesía. Modular la voz, buscar la entonación precisa. En mi opinión un poeta lo es más cuando recita, cuando forma parte de esa tradición oral milenaria. Sí, creo que cuando recitamos nuestras poesías las reescribimos de alguna manera, y también se recita de forma diferente dependiendo del tipo de auditorio y del ambiente que se crea alrededor del hecho poético llevado a voz. 

Cuando hago un recital de poesía me gusta explorar el lugar, ver sus posibilidades, dotarlo de la luz justa, siempre atenuado por velas, traer elementos florales, elegir música y músicos. Es decir, marcar un territorio distinto al cotidiano. Ahí se recita y es un sitio diferente al del día. Un pequeño santuario con palabra, brillo y música. 

Muchas personas dicen no ser aficionadas a la poesía hasta que asisten a un recital de los mágicos, de los que el aire se queda prendido de las palabras del poeta y el público se deja seducir sin oponer resistencia. 


Si la poesía es intensidad, ritmo y Voz. En tu opinión ¿qué es la Voz?

La Voz en mayúsculas en el íntimo eslabón que une al poeta con el público. La Voz poética no es más que un cauce, a veces suave y de meandro y otras loco y desaforado por pendientes bravas y montañosas, en el que se mecen o  se agitan, o pacen o se enervan, los sueños, esperanzas y vivencias que nos aúnan. Los poetas solo hacemos un ejercicio sincero de transmisión del ser. La Voz poética no sólo está en un libro de versos, está también en la prosa, en aforismos, en canciones o en microrrelatos. Porque ese clamor de lo interior no para ni presume de formas sino que se envalentona con la libertad. Es verdad que no todo el mundo puede escribir un poema, pero todos nos podemos sentir identificados con lo que los poetas escriben. La transmisión sentimental existe y es cada vez más fuerte en nuestra sociedad. La Voz de los poetas se alzó en muchas ocasiones y se alza ahora en defensa de muchas cosas, desde lo íntimo hasta lo libertario.


Citabas en una entrevista a Dulce María Loynaz como poeta de referencia.

Loynaz me enseña, es de esas poetas que nunca se abandonan, a las que vuelves, impenitente, reivindicativa en su discreción: “Si me quieres, no me recortes: ¡Quiéreme toda… O no me quieras”.  Me inspira Dulce María Loynaz, pero lo hacen tantas, tantas mujeres poetas silenciadas, tantas mujeres escritoras que no se ven reconocidas ni en los libros de texto, ni en los premios literarios, ni en las grandes y poderosas editoriales. En el mundo de la poesía aún hay que abrir ventanas a las creadoras, recordar a las que fueron y apostar por las que son. Como en la mayoría de los ámbitos de nuestra sociedad aún queda mucho por hacer aquí también. Es verdad que muchas más mujeres publicamos ahora pero tenemos, en mi opinión, un techo de cristal también en la creación literaria y sobre todo en el reconocimiento, en la visibilidad.

Cuando escribes poesía también lees mucha poesía, y es obligación leerla, poesía de nuestras maestras de antes y de las nuevas generaciones de poetas que vienen arrasando con su vehemencia y su apertura de formas. Por supuesto que tengo poetas de referencia importantísimos a los que admiro, pero en las entrevistas me permito dar visibilidad a las poetas. Así dejo aquí un verso de lo que leo estos días de la maravillosa Idea Vilariño:

 “Todo es muy simple mucho
más simple y sin embargo
aún así hay momentos
en que es demasiado para mí
en que no entiendo
y no sé si reírme a carcajadas
o si llorar de miedo
o estarme aquí sin llanto
sin risas
en silencio
asumiendo mi vida
mi tránsito
mi tiempo.”


Cuál es en tu opinión, hoy en día, el principal inconveniente para la creación poética.

La creación poética no tiene límites y sopesa los inconvenientes de la sociedad. Reivindico la libertad del poeta aunque a veces sea “ políticamente incorrecto”; reivindico también el poder de las nuevas corrientes poéticas y que las generaciones diferentes no nos cerremos las puertas, sino que aprendamos unas de otras. Que las sinergias  se catalicen en la palabra y que sea la poesía ese lugar de encuentro que no existe en otros ámbitos de la sociedad. La poesía no ha de tener límites, la poesía es la filosofía rescatada en dos o tres versos y es encontrar la esencia en cada gran eventualidad o en cada mínimo acontecimiento cotidiano. Nunca hay inconvenientes para la poesía. Siempre es posible la creación poética.


Ester Bueno Palacios
Editorial Cuadernos del Laberinto




 


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