En su hermoso libro Últimas noticias del Sur, Editorial Espasa, Luis Sepúlveda explica el origen de la palabra "chimichurri" que la Real Academia Española atribuye a una voz aymara:
"Pero no es cierto. La palabra chimichurri viene de las dificultades de un gaucho medio sordo que, sirviendo de peón a un ganadero inglés, habrá escuchado miles de veces la orden de give me a curry, pues es sabido que los ingleses suelen acompañar las carnes con curry y le llaman así a cualquier salsa condimentada. Si uno que no sabe inglés escucha cien veces give me a curry, se le queda el sonido, si escucha la misma frase doscientas veces, una suerte de profilaxis auditiva la acorta a givmi acurry y a las tresciencias veces se transforne en un fonema, gimiacurry, pero como se refiere a algo tangible, entonces el ingenio amolda el fonema y hace de él un sonido agradable, nuevo, para no definir la salsa sosa de los ingleses, sino el condimento popular y gauchesco que antes de llamarse chimichurri era miserablemente nombrado como salmuera. Give me a curry, givmi acurry, gimicurry... ¡chimichurri!
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Quizá no hace falta estar medio sordo para fabricar palabras de oído, como demuestran los gaditanos y malagueños que están habituados a convivir con el inglés. Hay un diccionario del habla de Cádiz en el que es posible encontrar palabras como estar alikindoy que significa estar atento con viveza y cuyo origen es la expresión inglesa: "take a look and do it".
Continúa Luis Sepúlveda:
"El español basa su riqueza en la adopción de palabras que, o vienen de vocablos indígenas, de dificultades fonéticas de los emigrantes de otras lenguas o de los problemas auditivos de los criollos frente a palabras desconocidas".
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