Luisa Gutiérrez Ruiz recibió en 2011 el premio María Martínez Sierra por su labor de traducción teatral. Domina el inglés, finés y alemán. Finlandia y España, afirmaba en una entrevista, tienen en común que ambos están alejados del centro de Europa. Una muy, quizá muy, al norte, otra quizá también, muy al sur. Sus traducciones pueden encontrarse en Nórdica Libros, Libros del Asteroide o el Desvelo. Entre los autores que Luisa Gutiérrez ha traducido figuran Mika Waltari, Jari Ehrnooth o Aki Ollikainen. De este último y su novela, El año de hambre, la crítica dijo: es tan desoladora como hermosa. La literatura infantil finlandesa le parece extraordinaria y es otra gran área de la que se ha ocupado extensamente. Su relación con el finés empezó casi por casualidad.
Cuál es, en tu opinión, el mayor atractivo de la literatura finlandesa para los hispanohablantes, ya sea público adulto o infantil.
Leer obras de otros países, sobre todo si son pequeños o distintos nos enriquece. Nos da la oportunidad de asomarnos por una ventana abierta y conocer otra cultura y manera de narrar.
Una característica que siempre me ha sorprendido del campo literario finlandés es que hay muchos escritores de una sola novela y escritores que publican una obra de auto ficción. Creo que eso significa que la sociedad está abierta a escuchar tu historia, y que no pasa nada por no escribir más.
La novela infantil es una maravilla. Las historias tratan al niño/a como un individuo, carecen de moraleja pero siempre hay enseñanzas en forma de preguntas que el niño se hace durante la lectura y el diálogo que surge con sus padres. Y es que se suelen escribir para un público familiar, pues es habitual leer en familia. Un adulto lee a sus hijos al mismo tiempo, entonces el texto tiene algo para todos: se lo pasa bien el oyente, su hermano/a mayor o menor, el adulto que lee… Tienen varios niveles. Un ejemplo son las novelas de la saga Elia y sus amigos, que por cierto me recuerdan un poco a las historias de Manolito Gafotas.
También es habitual que los capítulos sean cortos, para que se puedan leer uno o dos cada vez. Y suelen ser historias más largas que las que se escriben para el mismo público en los países hispanos.
Con respecto a la lengua, cuáles son sus principales diferencias con el español, qué aspectos del finés se "pierden" con más facilidad.
El finés es un idioma sin género. Cuando en alguna página aparece un personaje a quien se nombra por su profesión o con el pronombre personal de tercera persona singular hän (ella, él), la mayoría de las veces no se sabe si se trata de una mujer o de un hombre. Eso está bien, ¿qué importancia tiene? Pero en castellano sí se sabe, pues la mayor parte de profesiones, adjetivos, etc, en español tiene género. Pongo un ejemplo, la protagonista se encuentra con su psicólogo/a en la calle, que le dice que tienen que verse la próxima semana. En finés no se sabe si se trata de un psicólogo o de una psicóloga, en realidad da lo mismo. En español hay que poner de quién se trata. Eso no lo decido yo, lo decide el autor/a, a quien siempre sorprende mi anodina pregunta. Se esperan cuestiones más existencialistas y voy yo y les pregunto por el género de un personaje que aparece una vez en dos líneas de la página 54.
Finlandia ha construido una biblioteca en su capital como reclamo, ¿sería posible en otro país algo así?
Sí, claro. ¿Por qué no? El que una biblioteca centro cultural sea un reclamo turístico es más bien una cuestión de las autoridades de esa ciudad, de la imagen que deseen proyectar.
Has traducido a Mika Waltari quizá el autor finlandés más popular en lengua española, cómo es la recepción hoy en día de este autor.
Mika Waltari es un clásico al que siempre merece la pena regresar. He traducido su primera novela, que escribió con 17 años y publicó con 18, y se titula La gran ilusión. Al leerla se nota de inmediato que este joven escritor era una promesa. El texto es un retrato de una generación.
De los autores que has traducido en novela, recomiéndanos un par de obras.
Podría recomendar Tainaron, de Leena Krohn, por ejemplo. En esta breve novela, no se conoce la identidad de quien narra: sexo, edad, circunstancias… Me gusta mucho. Es para leerla con calma. Y para el público más joven recomendaría la saga Kepler 62, una distopía para niños/as de 9 a 13 años, con unas ilustraciones fantásticas.
La gran traductora Selma Ancira tiene una libreta en la mesilla y ha contado que a veces, se despierta y anota la palabra que casi en sueños se le ha revelado. En tu forma de trabajo hay también en ocasiones, casi obsesión.
También tengo una libreta, pero en mi escritorio, y en ella anoto palabras que me vienen a la mente o con las que me encuentro de manera casual. Se trata de palabras relacionadas con la cultura finlandesa, con la nieve, con la naturaleza, con las construcciones en madera… Y en el móvil apunto las palabras o expresiones relacionadas con la obra que estoy traduciendo.
Te pongo tres enlaces a una de las obras que menciono. He elegido uno de España, uno de Argentina y uno de Colombia.
Enlace sonoro (podcast) - COLOMBIA
Desde Finlandia, Leena Krohn saca un pasaje a un mundo de amables insectos. Argentina
«No estás tú en el lugar, el lugar está en ti», España
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