Adormilados, el poeta húngaro Miklós Radnóti y su mujer Fifi disfrutan del oro de los días. La intensidad de esta fotografía que se expone en la Sala Canal de Isabel II cierra con una belleza terrible la exposición Obras maestras de Nicolás Muller.
Enrolado en campos de trabajo forzados, Miklós Radnoti apenas tenía fuerzas para llegar a su último traslado, a los campos de Alemania en 1944.
La fama no le protegió.
Anotaba sus poemas en un cuaderno que un campesino le había dado; en esta marcha de la muerte escribió cuatro más, el último dedicado a su amada Fifi:
Desde la brumosa Bulgaria, corre el cañón agreste, tumultuoso
golpeando los riscos de la montaña, y el cauce suspendido entonces, se precipita.
Una barricada de pensamientos, de animales, carros y hombres;
el camino encabritado relincha y el cielo agita sus crines.
En este caos de cambios, tu estás en mi, permanente,
profunda en mi conciencia brillas, como un movimiento eternamente gastado
y silencioso, como un ángel despavorido ante el gran carnaval de la muerte,
o como un insecto en el tronco podrido de un árbol, representando su funeral.
La fosa común con otros 21 compañeros se localizó meses después, en mayo de 1946. Su cuaderno de notas estaba intacto.
Sala Canal Isabel II
Hasta el 23 de febrero
Acceso gratuito
No hay comentarios:
Publicar un comentario