martes, 23 de diciembre de 2014

A qué olía Dulcinea


Maribel Orgaz - www.leerenmadrid.com
Ámbar desleído, ese es el olor de la sin par Dulcinea del Toboso según Don Quijote.

El escritor Manuel Alfonseca ha rastreado la novela cervantina y ha encontrado hasta cinco referencias a esta sustancia, lo que le lleva a afirmar que a Cervantes le fascinaba el ámbar:

"Don Quijote no se refiere, como podría suponerse a primera vista, al ámbar amarillo, resina fósil muy utilizada como adorno desde la antigüedad, sino al ámbar gris, una sustancia totalmente diferente, que se forma por compactación de materia grasa en el aparato digestivo de los cachalotes, formando masas (cálculos) de entre 15 y 50 kilogramos. Excretado por el animal, queda flotando en el mar, de donde lo recogen los barcos, o acaba varado en una playa, e igualmente cosechado y comercializado. Los barcos balleneros lo extraen a veces directamente del interior de los cachalotes, aunque en esa forma es blando y tiene olor desagradable, que pierde al endurecerse al contacto con el aire. El ámbar gris es muy apreciado en perfumería, y es en este sentido, unido a la algalia y como paradigma de los olores agradables, como lo utiliza don Quijote. Cervantes parece tener debilidad por esta sustancia".

En el Museo de Ciencias Naturales puede verse, hasta finales de abril de 2015, una excelente réplica de ámbar gris obra de Jesús Juez, incluido en la exposición Excreta. En la actualidad, el comercio de ámbar gris está prohibido por casi todos los países.




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