sábado, 19 de agosto de 2017

De la geografía como destino, Argentina y Witold Gombrowicz


Maribel Orgaz - info@leerenmadrid.com
Hay geografías que se imponen como un destino y eso fue Argentina para el escritor polaco Witold Gombrowicz (1904-1969). Reconocido por Ricardo Piglia o  Emilio Renzi; al homenaje a su figura a través de congresos anuales, este año surge el gran proyecto de Witolda. Revista de la persistencia, la única revista en español dedicada al autor. Desde César Aira a Juan Villoro, Patricio Pron o Enrique Vila-Matas; más de cien autores de 14 países han colaborado en ella. Algunos de los promotores de Witolda responden a esta entrevista e invitan a contribuir en esta iniciativa. Foto: Mas de Vence

El Congreso anual que celebran en torno a Gombrowicz repasa su influencia en el teatro y la literatura...

Marcos Urdapilleta: Cuando en 1963 Gombrowicz dejó la Argentina dejó a sus amigos-discípulos, todos ellos muy jóvenes, un mandato difícil: Maten a Borges, les dijo. La muerte, se entiende, es simbólica. Pero sus efectos quizás no tantos: ninguno de los integrantes de esta barra ferdydurkistas alcanzó, más tarde o más temprano, algún tipo consagración literaria. La influencia que Gombrowicz ejerció sobre ellos fue directa y, podría pensarse, un poco filicida. Hace dos años, la Biblioteca Nacional publicó como parte de su colección Los raros la única novela que Jorge Vilela (apodado “Marlon” por Witoldo y compañía) salvó del fuego: La mañana del 10 de enero es un texto en el que la heterotopía, la autoficción, la preocupación ética por el estilo y el problema de la forma señalan con claridad el influjo de cierta excentricidad polaca. Más adelante en el tiempo, dos nombres se vuelven ineludibles. Germán García publicó en 1992 Gombrowicz. El estilo y la heráldica, el primer libro en Argentina que se dedica a la obra de Gombrowicz. Ricardo Piglia, por otro lado, homenajea a Gombrowicz en Respiración artificial y le dedica no pocas páginas o guiños en sus ensayos y ficciones. Los diarios de Emilio Renzi, cuyas primeras dos partes se publicaron hace poco, no escapan a estas aproximaciones, e incluso pueden pensarse como herederas del Diario de Gombrowicz, en la medida en que los dos textos son una forma elaborada de autoficción que se propone de manera programática desestabilizar géneros: son diarios que podrían ser ensayos y, al mismo tiempo, novelas que podrían ser diarios.

Por el lado del teatro, el nombre que se vuelve imprescindible es el de Jorge Lavelli, que en 1963 estrenó en Francia su puesta de El casamiento, la obra de teatro que Gombrowicz escribió en Argentina, y, así, contribuyó enormemente en su difusión en Europa. Ese primer zarpazo witoldista sigue resonando: el año pasado Andamio 90, escuela y laboratorio de teatro independiente en Buenos Aires, estrenó una muy buena puesta de Yvonne princesa de Borgoña en versión de Lavelli. A esa puesta le siguieron otras: la presencia de Gombrowicz viene creciendo en la escena independiente, con algunas puestas y reversiones de Yvonne e incluso una muy arriesgada adaptación de su novela Ferdydurke.



Abandonar Europa, aprender un idioma en edad adulta y sin embargo, ejercer una influencia notable en el país de acogida… ¿un ejemplo para escritores y artistas hoy en día?

Marcos Urdapilleta: Sería un ejemplo arriesgado. En Gombrowicz, arte y vida –una dicotomía siempre presente en sus libros– son difíciles de disociar, pero parece que de alguna manera fueron complementarias. Su Diario, su correspondencia y los testimonios de amigos e intelectuales lo muestran como una persona sumamente autodestructiva y profundamente preocupada por la buena gestión de su obra. Teniendo esto en cuenta, quizás sea solo esa preocupación obsesiva sobre la propia obra lo que (siempre en alguna medida) convenga adoptar.

Por otro lado, su importancia en Argentina parece más bien relativa aun hoy en día, y sin dudas fue casi nula durante su vida en el exilio. Fue bastante después de su muerte que Gombrowicz empezó a ser leído (gracias a los esfuerzos de Piglia y García), pero a ser leído, sobre todo, por escritores.

Gombrowicz todavía es un autor de culto, una excentricidad guardada en los estantes de algunas bibliotecas. El objetivo del Congreso Gombrowicz, el de “Witolda. Revista de la persistencia”, que lanzamos en septiembre, es, justamente, que eso deje de ocurrir.

Revista de Letras - Congreso Gombrowicz

El lector interesado en la revista que van a editar, a qué debe prestar especial atención.

Diego Tomasi: La revista tiene una variedad de aportes. Escriben autores consagrados como Enrique Vila-Matas, Juan Villoro, Patricio Pron y César Aira. Pero también escriben especialistas y traductores de varios países, que aportan una mirada actual sobre cómo leer y pensar a Gombrowicz.
Witolda está pensada para que los lectores que ya conocen a Gombrowicz encuentren material nuevo, inédito, o al menos con nuevas perspectivas. Y para que los que no lo conocen se acerquen de la manera más amena posible.

Por otro lado, el diseño es central y es un salto de calidad de la revista. No solo cada ilustración está pensada en función del contenido, sino que la totalidad del producto está pensado como unidad. Una unidad llena de matices, de contrapuntos, de saltos de la silla, de juego.



¿Los congresos anuales y la revista cuentan con los suficientes apoyos? ¿Los institutos de cultura polacos de España o Argentina se han implicado?

Marcos Urdapilleta: El Congreso  Gombrowicz es una iniciativa independiente, y esto significa que a veces el margen de acción está condicionado por los recursos, pero también que todo lo que hacemos lo hacemos desde una libertad absoluta. Esto no es poca cosa, sobre todo si se tienen en cuenta los alcances de las actividades (siempre gratuitas) del Congreso. Desde 2014, con el I Congreso Internacional Witold Gombrowicz, y pasando por las lecturas públicas Gombrowicz en un minuto, de 2015, y por el evento teatral con formato televisivo Contra los escritores del año pasado, Gombrowicz viene ganando un espacio considerable en librerías –esto a partir de la reedición de su obra, que se emprendió en 2014 durante las jornadas del Congreso Gombrowicz– y en suplementos culturales, e incluso en la calle, en el colectivo o en el subte, bajo el brazo de lectores atentos. Por supuesto, desde Congreso Gombrowicz creemos que todavía queda mucho por hacer alrededor de su obra, y que las posibilidades serían mucho más ricas si se contara con el apoyo pertinente de instituciones públicas o privadas.



Cómo se puede apoyar el Congreso y su revista.

Diego Tomasi: En primer lugar, se puede apoyar la iniciativa del Congreso aportando a la campaña de crowdfunding que estamos haciendo para poder imprimir la revista. El enlace es éste. 

Ahí puede conseguirse Witolda en preventa, y también hay medias y remeras gombrowiczianas, además de libros. Hay envíos por correo. Y siempre puede conseguirse un amigo que viaje y lleve la buena nueva witoldiana.

Luego, la manera de acompañarnos es animándose a leer a Gombrowicz, si es que todavía no lo han hecho. Es una experiencia fascinante y ardua. Es decir, una experiencia de las que valen la pena. Como en todos los proyectos que pensamos, con la revista tenemos un objetivo sencillo y no siempre fácil: que al menos una persona que nunca se haya acercado a Gombrowicz logre dar el salto. Si eso sucede por nuestra culpa, nos vamos a descansar contentos.


Witolda, Revista de la persistencia

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