Quería titular esta entrada de otra forma, quizá "cuatro lecturas para tener una mejor perspectiva" o "a quien los dioses quieren destruir primero lo vuelven loco" pero opté por el minimalismo y que cada lector coloque, si es que se acerca a estas sugerencias, en su propia biografía lectora lo que estas lecturas pueden aportar.
La primera de mis propuestas es Realismo capitalista de Mark Fisher que un reciente artículo fue resumido en unas pocas líneas: "el capitalismo es todo menos un orden natural inevitable: la precarización del trabajo, la intensificación de la cultura del consumo, la expansión de los mecanismos de control social y el aumento de los padecimientos mentales no son “errores honestos” del sistema, sino el intento de bloquear toda capacidad colectiva de transformación".
En 2008, la avaricia se apoderó de las gigantescas bolsas de ahorro de los estados o dicho de otra manera, nos dijeron que era inevitable rescatar al sistema bancario. ¿Había otra solución? ¿Alguien podía proponer otro modelo? La economía financiera había demostrado de lo que era capaz cuando especular en bolsa con la tienda de ropa era más rentable que vender la ropa misma. La especulación había devorado a la economía real o como lo sintetizó el geopolítico Alfredo Jalife, " era la época de ganar dinero apretando un botón".
Entonces, llegó el bofetón analógico y las víctimas del gran saqueo nos dirigimos expectantes a los monasterios modernos, las universidades, a preguntar a economistas, politólogos, sociólogos y etc. etc. y más etc. qué podíamos hacer, cómo volver a la sensatez. Pero fueron incapaces de ofrecernos nuevas ideas o posibles alternativas al sistema económico en el que vivimos.
Allí al fondo estaba la luz brillante de Mark Fisher y su frase lapidaria: "somos incapaces de imaginar una alternativa al capitalismo". Lo que él decía era de sentido común, algo así como la inutilidad de pedirle a un hombre medieval que imaginara una sociedad más justa y más libre sin la clave de bóveda de la creencia en Dios.
En conclusión, la gente de a pie seguimos esperando un nuevo paradigma económico.
Byung-Chul Han vino a España a recoger el Premio Príncipe de Asturias concedido, en realidad, por un solo libro, La sociedad del cansancio ya que de la treintena de obras que lleva publicadas ninguna ha tenido la relevancia de ésta. La buena noticia es que acostumbra a publicarlas en formato brevissimo.
Pero La sociedad del cansancio continúa siendo, décadas después de su publicación, una buena lectura para comprender mejor cómo la naturaleza del sistema en el que vivimos nos afecta psíquicamente.
En esencia, su argumento ya estaba en Mark Fisher pero Han desarrolló y concretó en La sociedad del cansancio en qué consistía y consiste la naturaleza de la autoexplotación.
Desde las nuevas arquitecturas de los lugares de trabajo a la flexibilidad horaria o las metas y proyectos autoimpuestos, nos hemos lanzado a darlotodo. El resultado es agotamiento, depresión y ansiedad. En palabras de este filósofo coreano, lo que venimos sufriendo es la extrema "violencia de lo positivo".
Por su parte, el prestigioso historiador y antropólogo Emmanuel Todd, y esta es mi tercera sugerencia de lectura, cuya especialidad son los sistemas familiares y el análisis en profundidad de la demografía ha publicado La derrota de Occidente. El prestigio de Todd radica en buena medida en que fue capaz de anticipar el fin de la Unión Soviética a través de indicadores como la creciente tasa de mortalidad infantil. Él situó a la demografía en un inevitable en el análisis del devenir de una sociedad.
Ahora, Emmanuel Todd ha dirigido su mirada a Europa en La derrota de Occidente que en mi opinión, todo europeo preocupado por el futuro de su continente debería leer.
Todd traza su proyección en base a diferentes aspectos: la evolución de la familia nuclear, el número de ingenieros que licencia el sistema educativo, la autopercepción de superioridad de quienes han estudiado una carrera, el declive de la religión y otros indicadores cuya conclusión es La derrota de Occidente. "Sólo soy un historiador que intenta entender las cosas, predecir la derrota de Occidente es fácil pero no su forma de dislocación".
Para cerrar esta sugerencias de lectura, un gran empeño El capital en el siglo XXI de Thomas Piketty. Este libro colosal analiza la monstruosa concentración de riqueza de nuestro tiempo y al avanzar en su lectura, una idea queda grabada en la mente del lector, si no somos capaces de calcular de manera rigurosa la tasa de acumulación de riqueza, cómo vamos a ser capaces de establecer la proporción adecuada, un impuesto justo, a las grandes fortunas para su redistribución y paliar las desigualdades sociales.
En el recorrido histórico de Piketty se incluyen referencias a Honoré de Balzac o Jane Austen; en su mirada hacia el futuro que la desigualdad rampante se acrecentará aún más con las nuevas tecnologías, desde la IA al Big Data, si no actuamos.
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