martes, 1 de marzo de 2022

Ganar el mundo - José Echegaray, Premio Nobel de Literatura en 1904 - Curso Premios Nobel de Literatura, UP Miguel Delibes (Alcobendas)

 


                                                                                         Foto: El gran Galeoto

"Su vocación eran las matemáticas y la Física", afirman lo expertos, "pero como profesor no ganaba lo suficiente y después del éxito de su obra El libro talonario, dimite como ministro y se dedica a escribir dramaturgia. Estuvo sin cargo gubernamental de 1874 a 1905", James H. Hoddie, hispanista.

José Echegaray, Premio Nobel de Literatura en 1904, año en el que también fueron presentados al galardón el poeta Ángel Guimerá, el novelista ruso Leon Tolstoi o el escritor Rudyard Kipling, entre otros; era un brillante ingeniero de Caminos, Canales y Puertos, número uno de su promoción que encontró en el teatro una buena fuente de ingresos y que cuando a los cuarenta años tomó la pluma fue capaz de escribir de manera sistemática dos obras al año hasta su fallecimiento.

"Mi vocación eran las matemáticas, si hubiera sido rico me habría dedicado, en una casa de campo, a las matemáticas superiores pero no dan de comer. He tenido que comer con los dramas de mis obras". José Echegaray.

El teatro en su tiempo vivía el esplendor de un entretenimiento que no tenía rival. Sólo en el centro de Madrid abrían sus puertas casi treinta establecimientos, la demanda de obras nuevas era incesante y un buen negocio.

El primer Premio Nobel de Literatura español comenzó su carrera profesional como docente en la Escuela de Ingenieros pero el sueldo era escaso y buscó en otros trabajos completar sus ingresos, abrió una academia preparatoria, se encargó de diferentes obras públicas, fue elegido diputado y desempeñó cargos ministeriales. Desde Almería, en donde se ocupaba de una carretera, su primer destino como ingeniero de obras públicas, escribía a sus amigos que lo que más echaba de menos de Madrid era ir al teatro.

"Fue el mejor matemático de su tiempo", Sánchez Ron, "y aunque se haya criticado que no fue un innovador, tampoco lo fueron sus contemporáneos" pero sí logró ser su mejor divulgador. Además de 70 obras de teatro, escribió 25 tomos de esta disciplina: "con él comenzó en España la Matemática Superior". 

Con su dramaturgia, de un verso ripioso imposible para el oído moderno, Echegaray permitió que el teatro diera el salto del drama romántico al espectador moderno. De seductores de monjas, de Don Juan Tenorio, a jóvenes burgueses enamorados cuyos padres esperaban de ellos hombres de negocio competentes. "Sus tramas eran muy superiores a las de su época, sus personajes más complejos psicológicamente, el contenido era humano, la gente se reconocía en sus obras". 


"Cuando estrena el Gran Galeoto los espectadores le acompañan a casa con hachones encendidos".  José Manuel Sánchez Ron, El hombre polifacético. 


El Gran Galeoto, su obra más célebre junto a O locura o Santidad y Mariana, fue adaptada al cine en 1951 en una extraordinaria versión dirigida por Rafael Gil que confirma lo que sus contemporáneos admiraban en su teatro y que la Academia sueca destacó al concederle el Nobel: "expuso los problemas morales contemporáneos, criticó los prejuicios y ambientó su obra en el mundo del espectador".

El teatro de Echegaray también triunfó en otros países europeos y eso fue lo que posibilitó que para la Academia sueca fuera un escritor conocido. Al traducirle al sueco, alemán, inglés o francés perdía su mala versificación original y la trama aparecía con "fuerza e ímpetu, imaginación y fantasía". 

Por si aún no fuera suficiente, destacó en los cargos ministeriales que asumió: fue el impulsor del Banco de España y sentó las bases de la legislación ferroviaria. "Entró a la política por la Economía que al fin y al cabo tenía una gran parte de matemática", Sánchez Ron. 

En 1890 conoció a la actriz María Guerrero. Él tenía 58 años, ella 23. Según James H. Hoddie, gracias a ella, Echegaray captó "la importancia de la mujer", le escribió 18 obras, la primera de ellas Mariana.

Para María Guerrero cambió su manera de escribir, abandonó el verso, dejó para consternación de la crítica "la daga y la espada" y buscó un nuevo teatro más natural y realista, alejado del romanticismo antiguo. 

En 1895, dedicaba su obra Mancha que limpia a la que sería durante décadas la gran dama del teatro español: 


A la eminente actriz señorita Doña María Guerrero.
Estas líneas son, más que una dedicatoria, una restitución. Usted, con su genio incomparable, ha hecho del personaje de Matilde una prodigiosa creación, elevándose otra vez a la altura de las grandes trágicas.
Al pretender dedicarle mi drama, no hago otra cosa que entregarle lo suyo: el triunfo. Y con él, mi gratitud y mi respetuosa admiración.



José Echegaray, Premio Nobel de Literatura en 1904

Premios Nobel
Del 21 de febrero al 20 de junio
Maribel Orgaz, profesora literatura

El curso está completo







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