viernes, 10 de octubre de 2025

Homenaje a Ana Diosdado, dramaturga - Ateneo de Madrid

 


Maribel Orgaz @leerenmadrid
El pasado lunes, 6 de octubre, tuvo lugar en el Ateneo un homenaje a la dramaturga Ana Diosdado, quizá la escritora "que inauguró a lo grande la dramaturgia femenina", propuso la también dramaturga y gran amiga, Paloma Pedrero que compartió mesa con Luis Merlo y Rodolfo Sirera.

"Era la única mujer", añadía Pedrero, "cuya obra se estrenaba en los teatros grandes de ese país. Fue una pionera en la escritura femenina teatral". 

En una tarde muy emotiva, la actriz María José Goyanes rememoraba cómo a Diosdado le gustaba especialmente su interpretación de Jarira, en la obra del mismo nombre, una de sus últimas escrituras: "una joyita a pesar de lo breve que era esta pieza". Diosdado se despidió "por así decir, del teatro, en el María Guerrero con Los comuneros. Su canto de cisne en un escenario al que ella quería tanto".

Ramón Ballesteros, director de la primera obra que Diosdado estrenó, Olvida los tambores, rememoró las dificultades para encontrar en los años 70 una sala en Madrid que quisiera estrenarla. "Al final fue en el Valle-Inclán que estaba por aquel entonces, en la Plaza de España y cuando ya pensábamos que si no era allí, había que irse al extranjero". 

En 1988, se estrenó una de las obras más emblemáticas de Ana Diosdado, Los ochenta son nuestros en el Infanta Isabel. "Las colas", recordaba el actor Iñaki Miramón, "recorrían la calle y daban la vuelta a la manzana. Era una obra que hablaba de nosotros y que podía haberse escrito hoy".

Su sentido del humor, su gran disciplina, "se reía incluso de sus personajes", su sinceridad. "Y también sus enfados que, a veces, o bastantes veces cuando me pedía que la sustituyera en una conferencia porque estaba contrariada y no quería ir", recordaba Paloma Pedrero, " me metía en un lío y una vez, en un gran lío", cerró sonriendo.






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