El Día de las Bibliotecas se celebró en Soto del Real con un homenaje a María Moliner, bibliotecaria y lexicógrafa, ya que su nieta, la arquitecta Marcela Ramón reside en este municipio.
En el encuentro estuvieron presentes también María Pilar Benítez, investigadora, y Juan Sobrino, bibliotecario.
La herencia de una colección de postales ha permitido sintetizar la vida de María Moliner, "un material original que reconstruye de manera esquemática sus destinos, sus viajes y sus descansos veraniegos en familia", explicaba Benítez.
Hija de un médico, estudió durante unos años en la Institución Libre de Enseñanza, en Madrid, hasta que el abandono del padre para irse a Argentina la obligó junto a su familia a regresar a su pueblo natal en Aragón.
En las postales que Marcela Ramón posee también figuraban las que intercambió Moliner con su futuro marido, el Catedrático de Física Fernando Ramón, "se conocieron en Murcia y se trasladaron por motivos laborales a Valencia".
Moliner, madre de cuatro hijos, colaboró activamente en las Misiones Pedagógicas, escribió manuales para la organización de bibliotecas rurales "que se han utilizado hasta hace unas décadas", creó la Biblioteca Escuela, asistió a congresos. "Yo no sé", explicaba admirado Juan Sobrino, "de dónde sacaba el tiempo".
Como otros funcionarios, tras la guerra civil se la sometió a ella y a su marido a expedientes de depuración aunque pudo volver a trabajar pero no así Fernando Ramón que fue apartado durante un tiempo de su cátedra.
"Tras el expediente María Moliner fue destinada a la biblioteca de la Escuela de Ingenieros que no era el sitio adecuado para alguien como ella pero fue entonces cuando emprendió su gran obra, el diccionario", explicaba María Pilar Benítez.
Postales, fugas temporales

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