En la Biblioteca municipal Pedro de Lorenzo de Soto del Real (Madrid) se ha clausurado ayer una exposición con las postales, poemas de amor, entradas de cine y teatro, listas de la compra y pequeños papeles de todo tipo que los lectores olvidaron en los libros que habían donado a las librerías solidarias AIDA Books&Moore, Entre Páginas.
Hay muchas estampas religiosas con las que se han compuesto retablos, árboles formados con entradas de espectáculos y cartelas cuyos comentarios son tan interesantes como lo expuesto: "las personas escriben de lo mismo que leen, historias de amor, cuentas de la cena, dedicatorias, confesiones secretas", Amelie Die.
Rosa Martínez explicaba "que si lo ves en un anuncio se te olvida aunque te interese comprarlo" pero si te dan un folleto por la calle "o lo dejan en el buzón de casa, entonces lo guardo. Aunque poco después también lo olvido".
"Viví en este hotel, tomé este autobús, dejé aquí el coche", detallan Beatriz García y Remedios Becerra. Lo olvidado en los libros es a veces, nostálgico, a veces íntimo: "con los sentimientos", puede leerse en una hoja de un hotel, "suele pasar a veces como con los idiomas extranjeros, ni los sabes ni los comprendes".
Becerra ha elaborado un álbum con los poemas "que se suelen guardar en los libros por que nos dan un poco de vergüenza pero aquí salen a la luz para demostrar que cualquier persona es capaz de ser poeta".
Concha Jiménez Fernández, bibliotecaria, escribió un artículo para la revista Mi Biblioteca acerca de la colección de objetos que va reuniendo a lo largo de los años encontrados en los libros, "trozos de vida olvidados en las páginas". Las flores secas son habituales, los calendarios, los envoltorios de bombones, trozos de papel con nombres misteriosos y números de teléfono pero Jiménez destaca entre todos "las fotografías amarillentas de lectores invisibles, de historias que jamás serán contadas".



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