lunes, 9 de diciembre de 2019

La poesía fue creada para ser recitada en público - Juan Carlos Tejero, poeta

Juan Carlos Tejero presenta el próximo 13 de diciembre en el Centro Cultural Casa de la Cadena en Pinto a las 18h. su tercer poemario, El eco de las voces. Antes, había publicado El disfraz de los paisajes (Amargord, 2012) y Anónimos también en Cuadernos del Laberinto, además de dos obras de teatro para público juvenil. Tejero ha ejercido como profesor de lengua y literatura y su poética, en sus propias palabras, son también un reflejo de lo que sueña y de lo que lee y no sólo de lo que vive.

La dedicatoria de El eco de las voces es muy hermosa, A todos mis amigos que deseaban que siguiera escribiendo.

El libro, en un principio, carecía de dedicatoria y fue propuesta de mi editora Alicia Arés para que incluyera una.

Recordé algunos consejos de varios amigos que al publicar El disfraz de los paisajes y Anónimos me sugirieron que siguiera escribiendo poemas. Ello no solo es un halago, sino una conexión cordial con todos ellos y una invitación a la reflexión y al trabajo poético.

Este nuevo poemario qué significa en su trayectoria de escritura.

El eco de las voces es mi tercer poemario y creo que supone un mayor grado de madurez respecto de los anteriores. El primero fue una iniciativa de mi amigo Jesús Urceloy y agrupé unos poemas de temática heterogénea. En Anónimos quise que tuviera la unidad de la que carecía el primero tomando como motivo central el homenaje a determinadas personas que desinteresadamente ofrecen todo su saber. En El eco de las voces el criterio es también uniforme, pero creo que los versos han ganado en profundidad y en intención, pues son el reflejo de una idea común: quise que algunas de mis lecturas literarias se convirtieran en materia poética; si bien, al volver a ver la película de Adolfo Aristarain, Un lugar en el mundo, las palabras de José Sacristán sobre la “lectura” de un simple objeto como una piedra me hicieron modificar mi propósito: no solo lo literario sería mi referencia, sino también mi interpretación poética de algunas películas o de algunos acontecimientos recientes de nuestra realidad social o de cualesquiera signos. Me parece que el poemario ha ganado en solidez en las ideas que quiero transmitir y en los temas que más me preocupan: aparte de los literarios, la injusticia con los más débiles y la falta de solidaridad con los problemas de los demás. Si no somos capaces de hacer nuestras esas dificultades y carencias, no podremos resolver las propias.



A qué cree que se debe el auge de la poesía en estos tiempos no precisamente poéticos.

La poesía es un género que, a pesar de tener unos escasos y devotos lectores, es el que concentra sin duda las emociones de una manera más evidente, por eso precisamente en estos tiempos de depresión y constante crisis, que supone pobreza para muchos y riqueza para unos pocos, la poesía es un medio ideal para proyectar los problemas individuales a modo de catarsis. El acceso a las nuevas tecnologías y el consumo compulsivo, propiciado por los medios de comunicación a través de la publicidad, no favorecen esas dificultades, bien al contrario, el deseo se aleja de la realidad, como suscribiría Luis Cernuda.

Hace unos meses apareció una noticia que contaba que el número de suicidios había aumentado un 30 por ciento en España, especialmente en las personas cuyo intervalo de edad es de 20 a 35 años, lo que da pie a pensar en la insatisfacción de nuestra vida actual. Una adecuada educación es fundamental para reconducir determinadas conductas y la poesía puede contribuir a una posible, llamemos, redención. 

Si la poesía es intensidad, ritmo y voz. Qué es, en su opinión La Voz.

En la perspectiva de mi poemario llamo voz a los orígenes literarios o no que me han permitido crear cada uno de mis poemas, de ahí que yo me convierta en eco de esas voces. El poeta, como dice Osip Maldelstam, “es el maestro del eco”, por cuanto la obra escrita se genera a partir de otras anteriores que se manifiestan como referencias, es decir, surgen de lecturas y de convertir deseos, ideas y emociones en imágenes a veces con cierta y relativa originalidad. Contradiciendo a Larra, con todos los respetos, se escribe porque se lee y se lee porque se escribe.

Ajeno a esa interpretación, considero que la poesía fue creada para ser recitada en público, independientemente de convertirse en literatura escrita. Es un placer del poeta convertirse en rapsoda. Los recitales, las tertulias, las llamadas jam session poéticas promueven este tipo de actos y son excelentes muestras de ese vestigio inicial de la poesía, tan cercana a la música.


Colabora en la Sociedad Española de Estudios Literarios de Cultura Popular.

La colaboración con SELICUP (Sociedad Española de Estudios Literarios de Cultura Popular) viene de lejos, concretamente de los años 90, en que mi mujer Isabel Gutiérrez y yo recogíamos materiales de literatura popular de algunos informantes de la comarca de la Axarquía malagueña. Se inició con unos cursos de doctorado dirigidos por el profesor José Fradejas Lebrero en que recopilábamos materiales de literatura oral. El entusiasmo fue extraordinario por el hallazgo tan natural de encontrar informantes de muy escasa instrucción educativa y, sin embargo, conservaban en su memoria romances, coplas, cuentos… que nos remitían en muchas ocasiones a periodos medievales de nuestra Literatura.

SELICUP organiza encuentros cada dos años, aproximadamente, en distintas universidades de España. Hasta ahora hemos colaborado en cuatro ocasiones con distintos temas como cuentos anticlericales, nanas o canciones de columpio. Aún seguimos recopilando materiales para posteriores congresos y nuestros informantes de distintos pueblos malagueños ya se han convertido en amigos que nos localizan a otras personas que atesoran esa sabiduría literaria. 

Se ha dedicado a la enseñanza, qué aportaría la poesía (y no el estudio de su historia) al aula.

La poesía, como decía más arriba, es un texto literario ideal para ser expresado en voz alta y el centro educativo es un lugar inmejorable para que los alumnos se acerquen a la literatura de autores clásicos o modernos. No importa que a veces no entiendan el significado de los poemas, basta con que se acerquen a la musicalidad de las palabras y se dejen seducir por ellas. Se pueden adaptar los textos al nivel de cada grupo de alumnos y esa es tarea del profesor, pues debe conocerlos y recopilar los poemas adecuados.

Las actividades que permite la poesía –y que he podido realizar con mis alumnos– coinciden con otros géneros literarios, pero el aprendizaje memorístico de fragmentos o poemas enteros es más propio de ella, al igual que la posibilidad de verla interpretada por cantautores o la de imitar obras aparentemente sencillas, como las odas elementales de Pablo Neruda, también los caligramas, los poemas surrealistas, romances y haikus. Los propios alumnos pueden recoger materiales de literatura oral acercándose a sus abuelos, especialmente si proceden de zonas rurales. Los encuentros de los alumnos con escritores consagrados es un importante estímulo que acerca al creador con un público infantil o adolescente, etapas favorables para los comienzos de los primeros acercamientos a la poesía.




Solo la palabra nos salva del espejismo,
convierte la lucha en remanso,
fruto de inigualable savia.
La palabra es nuestra religión,
la inercia con que se rechaza
la liturgia del dios del sufrimiento,
de la lágrima avergonzada,
del camuflado perdón
que evoca la causa del poder.



La palabra anuncia lo desconocido
y transforma la obediencia
en la ansiada libertad.


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