domingo, 18 de agosto de 2024

Suntuosos manuscritos para bibliotecas nobles - Los Mendoza, Manzanares el Real (Madrid) - Se nos ha dado tanta belleza, Maribel Orgaz. Editorial, Tundra

 



La familia Mendoza era, en el siglo XV, una de las más poderosas de España y tenía en el castillo de Manzanares el Real, su gran casa que, en realidad, apenas habitó un siglo, ordenando construir en Guadalajara otra posesión más espléndida, el actual palacio del Infantado.

Los Mendoza se habían encumbrado tras apoyar la legitimidad de Isabel I de Castilla. En el Museo del Prado es posible ver, El retablo de los Gozos de Santa María, obra de Jorge Inglés, la primera pintura hispanoflamenca castellana documentada. Una pintura realista como se podía ver en el norte de Europa y que aquí no se conocía.

El altar de los ángeles, como también es nombrado, fue encargado por Íñigo López de Mendoza, marqués de Santillana que aparece retratado, en el único retrato de pincel conservado de un noble castellano, detalla el Museo, con su mujer, Catalina Suárez de Figueroa, de rodillas ante la Virgen María. 

Íñigo López de Mendoza, hombre de guerra y poeta nació en Carrión de los Condes, Palencia, en 1398 y falleció en  Guadalajara en 1458; fue tío del también poeta Gómez Manrique y estaba emparentado con Jorge Manrique y Garcilaso de la Vega. 

Su armería y su biblioteca fueron dos de sus mayores empeños. Uno de sus encargos más singulares fueron los, al menos, 12 manuscritos al librero más famoso de Florencia, Vespasiano da Bisticci, 

"Su taller, que produjo suntuosos manuscritos para bibliotecas nobles como las de los Medici, los Estensi, los Sforza, los aragoneses, así como para ricos señores extranjeros, entre ellos el rey de Hungría Mattia Corvino, estuvo activo desde 1440 hacia 1480, cuando, también por la invención de la imprenta, Vespasiano se retiró de su actividad y se dedicó a escribir las Vidas de los personajes que había conocido, directa o indirectamente; entre ellos también se encuentra el Comentario a la vida de señor Federico, duque de Urbino", Biblioteca del Vaticano.

 

Encargar estos libros en los tres últimos años de vida, afirmaba Isabel Ruíz de Elvira, directora del Departamento de Manuscritos, Incunables y Raros de la Biblioteca Nacional de España, da idea de la importancia que les daba el marqués. 

Su biblioteca, de la que preservó cien títulos, fue vinculada a su mayorazgo y tuvo un lugar específico en su casa de Guadalajara ya que antes tenía ejemplares dispersos en sus diferentes posesiones. Íñigo López de Mendoza hizo de este legado una medida de su gusto exquisito.

En la Biblioteca Digital Hispánica es posible encontrar un lugar dedicado a la Colección Mendoza.


Tomé esta fotografía en el torneo medieval que cada año se celebra en el palenque del castillo de Manzanares el Real, Madrid.

De los Mendoza y su huella en el paisaje de Guadarrama, la reconstrucción de su castillo en Manzanares el Real y su jardín medieval, su ventisquero y los cisnes del palacio de Guadalajara he escrito en mi último libro, Se nos ha dado tanta belleza (Editorial Tundra, 2024).



 




 

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