sábado, 20 de abril de 2019

El coraje y el empeño de Ortega y Gasset son realmente hermosos - Tras el oro del Rin, José Manuel Valle Porras, historiador.

Maribel Orgaz - info@leerenmadrid.com
El historiador José Manuel Valle Porras ha publicado Tras el oro del Rin, Editorial Cuadernos del Laberinto; una crónica de ocho viajeros españoles que buscaron en Alemania nuevas claves para regenerar España tras sus pérdidas coloniales en 1898 y su atraso económico. Valle Porras es autor de El rumor de las piedras. Heráldica y genealogía de Cabra (2009), y, prepara Ennoblecimiento y usurpación de armerías durante la Edad Moderna. El caso de Lucena (Córdoba). Ha obtenido el  V Premio Nacional de Investigación en Historia, Patrimonio Documental y Archivos «Antonio García Rodríguez» (2018).

¿Qué razones personales le han llevado a escribir este libro? ¿Qué aportaría al tema?

José Manuel Valle Porras, Historiador - El origen de este libro estuvo en la lectura de los artículos que el periodista Julio Camba envió desde Berlín y Munich, justo antes del inicio de la Primera Guerra Mundial. Me interesó desde el principio la imagen que transmitía de Alemania, en el sentido de la importancia que, a través de la mirada de Camba, se percibía que tenía entonces ese país, como modelo, como esperanza de regeneración, para los españoles. Esto me llevó a buscar otros textos de viajeros de nuestro país en tierras germanas, en fechas relativamente cercanas, para confrontar y completar esa percepción. Fue así como di con las publicaciones del geógrafo gallego Ramón de la Sagra, interesado por el progreso industrial, sobre sus visitas a Maguncia y Colonia en 1842 y 1843, respectivamente; las entretenidas cartas de mi paisano Juan Valera, escritas desde sus misiones diplomáticas en Dresde y Frankfurt, en 1855 y 1865-1866, justo antes, y durante el proceso de unificación; el interesante libro del músico Mariano Vázquez sobre su periplo por el Segundo Reich y el Imperio austro-húngaro en 1883; el texto de Emilia Pardo Bazán donde da cuenta de su paso por Baviera en 1889; las cartas del Ortega y Gasset estudiante de Filosofía, primero en Leipzig y Berlín, entre 1905 y 1906, y luego en Margurgo, el curso siguiente; la publicación del escritor y corresponsal Ricardo León sobre su visita a Alemania en plena Gran Guerra; y, finalmente, el peculiar libro del políglota Félix Díez, de 1920, donde da razón de su viaje por varios países europeos, entre ellos Alemania, y ya percibe que una nueva confrontación acabará llegando.

Mi aportación ha consistido en ofrecer, primero, una reseña de estas obras. Luego he analizado diversos temas (descripción de ciudades, evolución política, situación económica, literatura, música, filosofía, etc.) que aparecen espigados a lo largo de las páginas escritas por los citados autores, tratando de buscar una sistematicidad. Y, finalmente, he vuelto a la cuestión fundamental, analizando el significado que para estos ocho viajeros tenía Alemania, qué era lo que buscaban en ella y, por extensión, qué era lo que España veía y quería aprender de este país. Esta creo que es la principal aportación de mi humilde trabajo

Por otra parte, y como dice mi maestro José Luis Casas Sánchez en su prólogo a este libro, uno de los aspectos más llamativos del mismo es que ofrece la visión dejada por los españoles que han visitado otro país, en este caso Alemania, cuando lo habitual es encontrar bibliografía sobre el proceso contrario: las impresiones sobre España dejadas por visitantes extranjeros.


¿Qué admiró Emilia Pardo Bazán de Alemania?

De los ocho autores en los que me baso, fue esta escritora la que tuvo una estancia más breve en tierras germanas y, como consecuencia, es, también, la que menos páginas e impresiones nos ha dejado. Pardo Bazán recorrió fugazmente el sur de Alemania cuando, desde Francia, quiso hacer una escapada a la localidad balneario de Karlsbad, entonces en el Imperio austro-húngaro, y hoy en la República Checa. Atravesó entonces Baviera, visitando las ciudades de Múnich y Núremberg. Lo que más atrae su atención son los edificios y las artes plásticas. De la primera de estas ciudades dejó sus comentarios sobre el Valhalla, que, pese a su nombre, es un edificio de estilo neoclásico, y su pinacoteca, de cuyos cuadros barrocos da cuenta. De Núremberg resalta la belleza medieval de sus calles y edificios, ocasión que aprovecha para resaltar la conciliación, en Alemania, de lo antiguo y lo nuevo, de la conservación del patrimonio y la transformación económica. Se trata de una idea que también aflora en varios de los demás viajeros españoles, convirtiéndose en un leitmotiv de la imagen de este país que nos han dejado.

¿De todos los autores que ha estudiado, cuál cree que es hoy en día menos válido en sus observaciones?

Los países, como las personas, cambian con el tiempo, en algunos aspectos muy lentamente, casi de forma imperceptible, en otros, y en ocasiones, de manera súbita, como sucede con una enfermedad grave o un gran trauma nacional. La imagen que nos han dejado los autores que he leído ofrece puntos que mantienen su vigencia, como el progreso material, o el carácter disciplinado de la sociedad alemana. En otros aspectos, como la consecución de altísimas metas en la creación musical o filosófica, podemos pensar que el mejor momento ya ha pasado. Pero quizás más interesante sea lo que se ha abandonado tras la Segunda Guerra Mundial: las ideologías de superioridad racial de las que ya hablaba Juan Valera en el siglo XIX, o el militarismo que describe Camba a principios del siguiente.

Casi todos los autores reseñados ofrecen ideas perspicaces sobre Alemania, independientemente de que se correspondan con fenómenos que han perdido su vigencia, o que la mantienen. En este sentido, quizás la menos interesante sea Emilia Pardo Bazán, ya que, quizás por la propia brevedad de su visita, y más allá de las descripciones de los lugares que visita, apenas aporta ninguna reflexión sugerente, más allá de la citada conciliación del pasado con el progreso.


El krausismo supuso una innovación del sistema educativo español tan singular como ninguna otra influencia pedagógica exterior.

No es un tema que haya investigado, ni tampoco conozco la evolución de la pedagogía española, así que no le puedo dar ninguna respuesta de valía. Pero, llevando la cuestión del krausismo a las coordenadas de mi trabajo, podemos destacar que se trata de otro ejemplo de la influencia creciente que, a lo largo del siglo XIX, alcanzando su cénit a principios del siguiente, vienen operando en España las novedades procedentes de Alemania, y ello en múltiples terrenos: la música culta, la literatura, el desarrollo industrial, el pensamiento político, o las ideas filosóficas, fertilizadoras, en este caso, de los planteamientos pedagógicos y las metodologías educativas. Es curioso constatar cómo la Institución Libre de Enseñanza estuvo vigente desde finales del siglo XIX hasta nuestra última guerra civil, que es también el período en el que más intensa llegó a ser esta múltiple influencia de la cultura alemana en España, y, en definitiva, cuando más claramente se vio en aquella la fórmula para la regeneración de nuestra patria.


¿De todos los autores que ha analizado para elaborar este libro, cuál es el quien de manera más imaginativa y audaz absorbió la influencia alemana?

Sin duda es Ortega y Gasset. Él mismo expresa, en las cartas que, durante sus años de estudiante de Filosofía en Alemania, escribe a sus familiares, que el gran propósito que se ha impuesto para su vida es el de encontrar la fórmula de la fuerza moral de Alemania, entendiendo por tal esa programación social que explicaría su creatividad y progreso cultural en múltiples frentes, y, luego, conjugar esa fórmula con la de la decadente España, para, así, lograr revivificar a su país. Dicho de forma burda, el joven Ortega pretendía injertar lo español en lo alemán, lo caduco de nuestra patria en la raíz joven y vital de la patria de Kant, Goethe o Wagner. Estamos en los años 1905 a 1907, con la crisis del 98 tan cerca, en pleno estallido regeneracionista, y el propósito de Ortega responde a las necesidades sentidas por muchos españoles. El mismo Camba, que estuvo en Alemania pocos años después, habla de Alemania en términos muy parecidos, como la esperanza para la regeneración española. Pero nadie como Ortega tiene el coraje y el empeño personal de dedicar su vida a encontrar esa clave de salvación nacional. Es realmente hermoso.

¿A qué lector se dirige este libro? ¿Le llegan comentarios de sus lectores?

El lector lógico de este libro sería el interesado en la historia contemporánea de nuestro país, y, más específicamente, en cuestiones como las relaciones entre España y Alemania, o el regeneracionismo. Sin embargo, desde el principio concebí mi obra más como un ensayo histórico, que como un trabajo estrictamente erudito. Quiero decir que he buscado, en la medida de mis capacidades, el placer de la lectura, el texto amable, el disfrute del libro. En este sentido, quizás el lector que pueda esperar este trabajo no sea únicamente el dedicado o especializado en la Historia, sino todo aquel que, aunque con un interés menor, de mero curioso o diletante, en los temas tratados, quiera, sin embargo, acercarse a ellos con una lectura fluida, sin tecnicismos, y que busca –no sé si lo consigo– aunar estética y conocimiento.

No hay comentarios:

Publicar un comentario