miércoles, 29 de junio de 2022

Escribir poesía es interpretarse a uno mismo - Diálogos con mi perro Sancho, Antonio Perán Elvira, escritor y poeta.



En una entrevista anterior con motivo de la publicación del poemario Discurso de blanda y firme, el escritor y poeta Antonio Perán Elvira hablaba sobre la versificación clásica que nunca ha abandonado y del proceso de su escritura que incluía un lector de confianza. Ahora se propone reeditar todos sus libros que estaban publicados en distintos sellos bajo una misma editorial y ha comenzado con el sobrecogedor, citando sus propias palabras, Diálogos con mi perro Sancho en el que el poeta llama a escuchar una voz con soledad de hombre. 


Reeditas un poemario anterior.

Sí, Diálogos con mi perro Sancho es una reedición. Me encuentro muy satisfecho con Cuadernos del Laberinto, y en especial con Alicia Arés, y quiero que todos mis libros estén en esta editorial.

De los cuatro libros que he publicado: Diálogos con mi perro Sancho, En la Mansión de los Céfiros, Vía crucis y Discurso de Blanda y Firme, posiblemente este primero sea el más lírico de todos; consiguientemente, creo que es el más apto para los que identifican poesía con poesía lírica. En particular, los Diálogos con mi perro Sancho son un sobrecogedor canto acerca de la soledad, que tiene como protagonistas a un hombre y su perro. Está claro que el perro no se siente solo, porque está con su amo, pero no se puede decir lo mismo del amo, porque, primero, su soledad no es voluntaria y, segundo, como dice en uno de los poemas “Porque tú tienes bastante con lo poco que recibes; yo preciso, sin embargo, lo que estimo que merezco”. Y eso que en principio puede parecer una inmodesta alusión a sus méritos, no es otra cosa que una dolorosa manifestación del abandono que siente, como se observa a lo largo de todo el libro. Hay que esperar al final para conocer cómo intentará superar su soledad.




Has recibido varios premios por tu labor poética pero cuál es ese poema que quizá pase más desapercibido entre tus lectores y tu consideras muy personal.

 Ante preguntas como ésta, siempre me viene a la memoria la reflexión que hacía el Quijote sobre los hijos intelectuales, y que venía a decir que, si un padre se equivoca al enjuiciar a sus hijos biológicos, mucho más se equivoca al enjuiciar a los intelectuales. No puedo estar más de acuerdo con esta afirmación, aunque también hay que decir que, fuera del autor, también existe la diversidad en la valoración de su obra. Imaginémonos, por ejemplo, preguntando a un determinado número de personas por el mejor poema, según ellos, de García Lorca. Seguro que tenemos garantizada la diversidad, y posiblemente ninguno de esos poemas estaría en la selección que hiciera el propio autor.

En cuanto a mí, tengo la ventaja de que suelo centrarme en la producción de libros, pero seguro que tampoco coincidiría en la valoración de éstos respecto al común de los lectores. Por lo que se refiere a los Diálogos con mi perro Sancho, tengo que decir que para mí es un libro muy especial, porque es el primero que publiqué, y con esto pasa como con los hijos, que el primero tiene algo a su favor, que no tienen los demás. Si a esto añadimos que en este poemario los sentimientos andan a flor de piel, más que en ningún otro, esa especialidad de la que hablaba queda más clara todavía.

Si hablamos de poemas sueltos, tengo un poema que se llama “No le digas nada”, que es el que más me conmueve, pero estoy convencido de que a todo el mundo no le pasaría lo mismo, porque mi realidad es solo mía e imposible de transferir a los demás.

“No le digas nada.
Mírale, si quieres,
disparando rosas
con ballesta franca;
siempre que de Venus
no confunda flores
la sonrisa blanda,
y le dé su dosis
a la abeja triste
de cordero y pascua.
Piensa en él con esa
persuasión de brisa
que acaricia y calla;
aunque en el ensueño
se acurruque el iris
contra la nostalgia,
y sin que los virus
del amor trasluzcan
la verdad del agua.
No le digas nada.
Tócale, si acaso,
a sutiles pulsos
de gorrión en rama;
que perciba el humus
de tus latitudes
bajo las sandalias,
y un remoto impromptu
para clave y codo
sobre la casaca.
Quiérele, no obstante,
sin dejar aviso,
pero con palabras
no cultives cactus
en su bien estéril.
Llévale hasta el alba,
bríndale un oasis...,
pero, si es inútil...,
no le digas nada”.


Cómo es Sancho para que merezca ser destinatario de todo un libro de poemas.

                “Es un pastor de verdad, como veis,
y la razón de que siga teniendo
motivos para vivir con provecho,
aunque la oveja soy yo ciertamente.
Persigue a las decepciones con furia
hasta borrarlas de los almanaques,
porque en su mente no dejan constancia;
tolera a las añoranzas, en cambio,
pero mejor cuando están en el fondo,
porque reclama su sitio en el agua;
y a mí me quiere por mí simplemente”.

Ese es Sancho. Pero, sobre todo, Sancho es nuestro, que es lo que le hace distinto de los demás. En su modestia, no pretende ser mejor que los otros perros, pero, a diferencia de éstos, tiene algo que ellos no tienen por el momento, y es que Sancho es nuestro. Tampoco le preocupa ser considerado un simple recurso literario, porque sabe que no lo es, aunque le agradece a la literatura que su memoria no se pierda con los que disfrutaron de él. 


Uno de tus lectores dice, en la referencia de la editorial, que gracias a tus poemas se aficionó a la poesía (quizá las cosas salen gratamente por donde menos se espera).

Todos los escritores esperamos que lo que escribimos guste. No me atrevería a decir que escribimos para que guste lo que hacemos, pero, desde luego, nos encanta significar algo para quien nos lee. Si a eso añadimos que podemos contribuir a la afición a la lectura de alguien, la satisfacción es todavía mayor. Dadas las características de los Diálogos con mi perro Sancho, pienso que se presta precisamente a eso, porque, la gente que no esté muy metida en poesía, puede que se vea atrapada por la sencillez de su lenguaje, lo creíble de las situaciones que se plantean o lo común de los sentimientos que se expresan.


Qué te permite expresar la poesía que no te permitiría expresar la prosa.

  "Poesía es un decir de tal valía,
que arrastra a la conciencia en su corriente,
y anega el corazón profundamente,
por no se sabe qué melancolía. 
¿que qué más del decir? Que es necesario
que llegue a florecer, y a ser preciso,
con habla terrenal de paraíso,
andar de caminante solitario,
morral según tal cual itinerario
y un algo de canción al modo liso”.

Aunque puede que no sea exclusivo de la poesía, sí que es cierto que ésta permite eso que llaman “la expresión de lo inefable”. La cosa estaría ahora en ver si la prosa permite o no esa expresión. Yo no voy a decir que no, por respeto a los que escriben en prosa, pero sí que creo que la prosa es más plural en el tratamiento de situaciones de todo tipo, y sobre todo de lo perceptible, mientras que la poesía se centra más en el mundo interior y el sentimiento. ¿Y por qué ese empeño en describir el mundo interior y el sentimiento? Pues creo que tiene algo que ver con tres versos de ese soneto al que antes hacíamos referencia:

                “Poesía es un sentir, tan imponente,
que hace de la gente, que así siente,
intérpretes del alma y la armonía”.

Puede que esto suene demasiado pretencioso, por lo que vamos a decir que los que escribimos poesía estamos empeñados en interpretarnos a nosotros mismos.


Cuál es tu camino como poeta: una mayor sencillez, concisión. 

Lleguemos a ello por exclusión: lo de la mayor sencillez es algo que no contemplo, porque cada uno escribe como escribe y es muy difícil que lo haga de otro modo. Recuerdo al respecto una anécdota que contradice lo que acabo de decir, pero no en mi caso. Resulta que el hermano de Héctor Gagliardi le dijo un día que a sus amigos no le gustaba cómo escribía, porque no le entendían, y desde ese momento empezó a hacer sus poemas en un lenguaje más popular. Esto por lo visto lo pudo hacer Héctor Gagliardi, pero yo no lo hubiera podido hacer. En cuanto a las formas métricas nuevas, es algo que no me preocupa en absoluto: hay veces (muchas) que utilizo formas clásicas en mis poemas y me siento muy a gusto haciéndolo. En otras ocasiones utilizo formas propias, pero lo de que sean propias o de otro en ningún caso se convierte en un objetivo. Consiguientemente, me quedo con lo de la precisión en la expresión, y además es rigurosamente exacto, porque no son pocas las veces en que me sorprendo a mí mismo diciéndome que lo que estoy haciendo no es exactamente lo que quiero hacer.


Antonio Perán Elvira
Editorial Cuadernos del Laberinto



             




sábado, 25 de junio de 2022

La belleza ha de ser la respuesta a nuestro tiempo - Rafael Navea, poeta

 


Si hubo aves, fueron 
de paso. La noche
terminó muy pronto.
        Rafael Navea

Rafael Navea ha publicado un segundo poemario La horizontalidad sin fisuras, un largo canto al amor y también, puntualiza el autor, al desamor. Se cierra con algunas páginas de aforismos, "una novela en una línea", como él mismo define a este género. Cree que el éxito de la poesía en nuestro tiempo se debe a que miles de voces silenciadas han encontrado en ella una salida a la angustia y a la incertidumbre, aunque advierte que un verso puede ser un veneno para no afrontar lo inevitable.   

Este año has firmado en la Feria del Libro de Madrid.

Es la primera vez que acudo a la feria como autor. Siempre la he vivido desde el otro lado, como lector, y es una sensación extraña. Por una parte, te sientes como un impostor, porque no te ves diferente de todas esas personas que ves pasear frente a ti y curiosear los libros. Y por otro lado, es muy reconfortante compartir ese espacio de intimidad con aquellos que eligen tu obra entre miles para llevársela a casa, en ese momento solo piensas en que ojalá no les decepcione y hagan suyas tus palabras escritas.


Un primer poemario, Cicatrices y ahora un segundo, La horizontalidad de sin fisuras. Cuál es la evolución. 

Creo que el paso del tiempo es lo que marca la pauta de este libro con respecto a mi primer poemario, Cicatrices. Según avanzan los años uno empieza a hacerse preguntas acerca de las decisiones que ha tomado en su vida, los errores, las incertidumbres…Y como aglutinador de todo ello está el tiempo. El tiempo te derrota, te recuerda lo pequeño que eres frente a un devenir caprichoso. El tiempo te da y te quita, nunca te pone en tu lugar, pues hagas lo que hagas siempre estarás en el sitio equivocado. El tiempo te traiciona y te hace envejecer, pero mantiene jóvenes y frescos los recuerdos, y ahí está el gran engaño, la falacia mayor. Nada de lo que rememores existe ya, y todos los poemas, todos los versos solo cobran su sentido en una dimensión que pertenece al autor, es su opio, el veneno que mantiene la vana esperanza de alcanzar algo que nunca llegará a materializarse.


Si la poesía es intensidad, ritmo y voz. En tu opinión, ¿qué es la voz?

El poeta aspira a ser la voz que resuena en el corazón del otro, sus versos, casi siempre en primera persona, necesitan de la complicidad del lector. Compartir una emoción o un sentimiento es vital para la identificación. Y tal vez ese sea el mayor reto en este arte de juntar palabras, la apropiación por parte de quien nos lee de todo aquello que transmitimos con mayor o menor precisión. Entre ser el personaje o crear al personaje yo elijo lo primero, aunque mi mundo interior se mimetice necesariamente con el lector en una sinergia de palabras, sonidos y, por supuesto, de voces sincronizadas, que nada tienen que ver con la comunicación convencional. Un lenguaje compartido, atípico y codificado que nos acerca sin conocernos al corazón del otro.


La horizontalidad sin fisuras incluye aforismos, un género que parece tener cada vez más seguidores. 

Decía el escritor ucraniano Leonid Sukhorukov que un aforismo es una novela de una línea. Yo creo que es esencia y sentencia, un chispazo, una declaración de intenciones. Y es eminentemente poético, porque busca el impacto y la reflexión del lector. La complicidad, la identificación.

Probablemente el tirón que ha tenido la micropoesía en redes sociales como Instagram ha hecho que muchos poetas y escritores adapten su estilo a esta forma de comunicación condensada y fugaz, en un tiempo en que se devoran contenidos y nos convertimos en lectores verticales. Así, el aforismo es asimilado y se adapta a un lenguaje común.

Yo incluí en mi libro, a modo de epílogo, cien aforismos que buscan esa complicidad con el lector en estos tiempos de confusión y espanto, aunque reconozco que me siento más cómodo en una estructura más extensa, desde el punto de vista poético.



Cuáles son tus poetas de referencia.

He leído poesía desde que tengo uso de razón, y cada autor me ha dejado un poso desde el que construir mis versos. Hay un grupo de poetas, todos ellos pertenecientes a la generación de los años 50, que despiertan mi curiosidad y mi admiración en mis tiempos de adolescente. José Agustín Goytisolo, José Ángel Valente, Carmen Martín Gaite, Francisco Brines, Ángel González, Claudio Rodríguez… Esta generación tiene un tono más vital e intimista que social, consecuencia lógica de la época oscura y triste que vivieron y, en mi opinión, sus poemarios reflejan el grito apagado de millones de voces silenciadas.

Si bien es cierto que los poetas con los que me doy una tregua como lector cuando no escribo son más coetáneos de mi tiempo, y de ellos destacaría a Luis García Montero, que para mí condensa todo lo que debe transmitir la poesía. A Rubén Tejerina lo descubrí hace algunos años y también consigue emocionarme. Y últimamente leo a Manuel Vilas, quizá más conocido por sus novelas pero su faceta poética es descomunal.

 

La poesía es un género en auge, a qué crees que se debe en un tiempo que no parece precisamente poético.

¿Malos tiempos para la lírica? Tal vez por eso es el momento de reivindicar la poesía frente a una literatura de consumo casi compulsivo. Quitarle esa etiqueta de género minoritario y friki y hacerlo accesible al lector ocasional, a los mayores, a los jóvenes...Y creo que los movimientos van en esa dirección, hay una apuesta de las editoriales por nuevos autores, jóvenes la mayoría de ellos, que conectan con una generación que no admite clichés y busca un lenguaje nuevo, directo y reconocible. En esa línea y como comentaba antes con respecto a los aforismos, el papel de las redes sociales como difusoras del género poético han impulsado muchísimo su visibilidad. Con esto no quiero decir que todo lo que se publica tenga una calidad incuestionable. El fenómeno de la autoedición ha universalizado la posibilidad de publicar miles de manuscritos descartados y casi olvidados, pero a mi entender se ha apostado más por la cantidad que la calidad y hay cierta saturación en el mercado. Con todo, la política de premios y certámenes seguida por muchas editoriales da visibilidad a autores emergentes que están transformando el panorama poético actual, y suponen aire fresco y una renovación de la propuesta literaria.

En tiempos de guerra, de desigualdad, de incertidumbre, la poesía se tiene que reivindicar desde un lenguaje de compromiso y transformación, ya lo hemos visto en otros momentos de la historia, versos que se convirtieron en himnos como el de Gabriel Celaya y sus estrofas cargadas de futuro. Belleza en respuesta a estos tiempos feos, y si es en forma de poesía, mejor.


Balance

Otro verano.
Se murió mi planta.
Cerraron los bares.
Tiré cenizas al mar.
Se fue gente buena.
Maldije tu nombre.
Deseé otros cuerpos.
Soñé con mi padre.
Me gané el olvido.
Leí a Boris Vian.
Nevó en agosto.
La luna se escondió.
Me vestí de negro.
Mataron a diez mujeres.
Prohibimos los abrazos.
Los pájaros tomaron el cielo.
Terminé este poema.
No aprendí nada de la vida.



Olé Libros Editorial





viernes, 17 de junio de 2022

Qué es la cultura - En el vientre de la ballena de Diego Moldes, ensayista e historiador de cine

 



"Quería generar un debate", explicó ayer el ensayista e historiador de cine Diego Moldes durante la presentación de su nuevo libro, En el vientre de la ballena, editorial Galaxia Gutenberg "sobre qué es la cultura y el declive de las humanidades, por eso el veinticinco por ciento de este libro es colectivo para suplir mis carencias".

Acompañado del escritor Eloy Tizón, "el Chejov español", en palabras de Moldes y del periodista Jorge Morla y del editor Fernando R. Lafuente, y entre los libros que constituyeron la biblioteca de Ortega y Gasset, la tarde se convirtió en una reflexión compartida con el público acerca de qué engloba la palabra cultura, qué quiere una sociedad preservar de ella y qué debe dejar morir.

Las preguntas habituales acerca de la cultura valiosa, porque el debate sobre alta y baja lleva décadas obsoleto, el papel de la educación y el cambio que abre Internet, "estoy convencido de que estamos viendo apenas el comienzo de su desarrollo", se enriquecieron con nuevas preguntas sobre el papel de los videojuegos o el declive generalizado de la lectura.

"La forma organizada del sentido de la vida", citó Moldes, "eso es la cultura".

"Yo partiría de la emoción que es lo que nos acerca a leer y el entusiasmo que es lo que lleva a compartir con otros", Eloy Tizón.






jueves, 9 de junio de 2022

Flores. El esplendor de la tierra, Maribel Orgaz en la Feria del Libro de Madrid 2022


 

Los antiguos creían que a cada estrella le correspondía una flor y no dudaban en cruzar todos los mares navegables para buscar flores nuevas en tierras desconocidas. Amamos las flores al igual que amamos las estrellas y en nuestro sencillos paseos campestres o urbanos podemos disfrutar de la belleza de girasoles, amapolas, rosas silvestres, malvas, lirios o margaritas.

Las flores encierran una lección: nos enseñan que hemos de florecer - a pesar de que el esplendor será breve-, nos invitan a hacer cosas maravillosas, nos consuelan y dan alegría a nuestro corazón.


Los días 10 de junio por la tarde y 12 de junio por la mañana estaré firmando en la Feria del Libro de Madrid, en el Parque de El Retiro, en la caseta 306 de la editorial Cuadernos del Laberinto.


martes, 7 de junio de 2022

Un toque de fuego en la torre más alta - Ávila, ciudad alada - La gloria de Don Ramiro, Enrique Larreta en el Torreón de los Guzmanes

 


En 1902, y por azar, el diplomático Enrique Larreta visita Ávila, desde la habitación de su hotel contempla la catedral en el anochecer "con un toque de fuego todavía en su torre más alta", el flechazo fue instantáneo, abandona todos sus proyectos de escritura y decide fabular sobre las aventuras y desventuras de un noble abulense en el siglo XVI. 

A Larreta le llevó cuatro años escribir La gloria de don Ramiro y cuando se tradujo al francés fue en best-seller en toda Europa. En español, la editorial Austral realizó más de veinte ediciones.

"En La gloria de don Ramiro, la luz ambiental, el rayo del sol o de la luna, los reflejos, destellos, relumbres, rubores y transparencias, son con mucha frecuencia los auténticos protagonistas del momento, y las cosas no son más que la materia necesaria para que los juegos de la luz se manifiesten",  Adelia Lupi, hispanista. 

Hasta el 1 de julio, en el majestuoso Torreón de los Guzmanes, "una de las casas nobles más bellas de la ciudad", se encuentra una exposición exquisita, fruto del empeño personal del pintor José Luis Pajares que es también comisario de la muestra: "esta es la novela más transcendente que ha tenido Ávila y pertenece a la ciudad al igual que la muralla y la catedral".

La Gloria de Don Ramiro, elogiada por Benito Pérez Galdós y admirada por Miguel de Unamuno, "que paradójicamente no captó el humor y la ironía del texto", según detalla Sofía Irene Cardona-Colom de la Universidad de Puerto Rico; se tradujo al ruso, se editó con gran cuidado para los estudiantes de español en Estados Unidos y dio lugar a un proyecto musical, "que podría haber sido la primera ópera en lengua española", según Pajares "pero la colaboración entre Manuel de Falla, Ignacio Zuluaga y el propio Larreta no terminó de cuajar. Sin embargo", puntualiza, "existe otra ópera inédita del compositor Luis de Cobos Almaraz".

"La novela", reflexiona el también coleccionista, José Luis Pajares que donará parte de los fondos expuestos al Archivo Histórico de la Diputación de Ávila, "es un alegato contra la intolerancia y a favor de la convivencia entre razas, Don Ramiro no es cristiano viejo y esa es su tragedia".

Enrique Larreta, uno de los hombres más acaudalados de la Argentina de principios de siglo, fue también pintor y dramaturgo y dado el éxito de su novela, encargó al dibujante ovetense Alejandro Sirio conocido simplemente como Siro, elaborar las ilustraciones para una edición de lujo "he logrado reunir tres ejemplares y uno de ellos, quizá la pieza más sobresaliente para el visitante, se expone en la muestra", Pajares.

Durante un año, Siro se encerró "como un paciente monje" y elaboró más de 200 dibujos, algunos de los cuales se exponen en torno al patio "entre columnas toscanas" del Torreón de los Guzmanes. Larreta pagó generosamente al ilustrador que pudo visitar París y conocer a Picasso o Derain gracias a ello. "La gloria de Don Ramiro ilustrada por Siro marcó un antes y un después en la historia editorial de Argentina". 

"En esta Avila caballeresca y monacal, Enrique Larreta revivió con tanta exactitud histórica y equilibrada nostalgia y sensibilidad el aristocrático, exclusivo, complicado, irracional y sublime Siglo de Oro", Adelia Lupi.

"Ávila es una ciudad inverosímil, sólo la pasión heroica y la pasión divina han podido levantar ciudad semejante. Cíñela una muralla única en Europa por su intacta grandeza (...) Ávila es una ciudad alada", Enrique Larreta.

En una revista de la época, daban cuenta de una nueva visita del argentino a la ciudad, "nuestro país le recibe como propio y con ufanía, no es un viajero más, comprende nuestros sueños y nuestros impulsos, nuestras grandezas" Letras, Artes Ciencias. 




La Gloria de Ávila
Exposición en torno a La Gloria de Don Ramiro
Colección José Luis Pajares - Dibujos Alejandro Sirio
Ciclo de conferencias
Hasta el 1 de julio - Acceso gratuito 



viernes, 3 de junio de 2022

Yo caminaré despacio por mi camino - Simona Popescu en la Feria del Libro de Madrid 2022


Recuerdo que el profe de geografía decía:
«Haz el favor de mirar el mapa»,
viajes SOLAMENTE en papel
para los jóvenes rumanos.

"La poesía en Rumanía ahora es cool", respondía con humor la poetisa Simona Popescu "pero hubo un tiempo, hacia los años 90 sin festivales ni lecturas públicas que la hicieran visible que estaba de capa caída", explicaba a su llegada a la Feria del Libro de Madrid. Popescu escribió entonces esperanzada, Lucrări în verde sau Pledoaria mea pentru poezie que podría traducirse como Trabajos en verde (2006) una mezcla de poemas y textos en prosa, "un alegato a favor de la poesía". 

Simona Popescu (Codlea, 1965) ha publicado libros de poesía entre los que destacan Noapte sau zi, poezie  (Noche o día, 1998) y el citado Trabajos en verde, ensayos, un estudio del poeta Gellu Naum y una novela, Exuvios (1997) que reúne "muchas de mis obsesiones poéticas acerca del sueño y la metamorfosis". 

Llegada esta mañana a Madrid, los lectores en español están de suerte, ya que pueden acercarse al fin a su poesía en la antología de 17 poetas rumanas recogidas en Sombras, incendios y desvanes (1961-1980) que forma parte del proyecto de la editorial Vaso Roto y que referencié en esta página.

¿La poesía tiene nacionalidades? Popescu respondía esta tarde frente a la caseta del Instituto Cultural Rumano, "ese fue también un debate entre los poetas Ezra Poung y Harriet Monroe y está en uno de los versos de mi poema Me importa un comino (Puţin îmi pasă có). La poesía no tiene nacionalidad es para una minoría que habla el idioma de la poesía". 

¿Estáría de acuerdo con la expresión del poeta Juan Ramón Jiménez, para una inmensa minoría? Popescu sonríe y asiente. 

Traducida a varios idiomas y presencia  habitual en los festivales poéticos de numerosos países, desde Alemania a Francia, Italia, Austria, Polonia y también España, Simona Popescu es profesora de Literatura Rumana en la Facultad de Letras de la Universidad de Bucarest y tiene un recuerdo nítido de su primer viaje a Madrid para participar en un encuentro con otros poetas en la Universidad Complutense, "me impresionó José Hierro que a pesar de su edad habló al auditorio con gran intensidad", "yo era la única mujer y era tan joven", recuerda sonriendo.  

¿A qué se debe, en su opinión, este éxito de la poesía que llena auditorios y festivales en tiempos tan poco poéticos? "Hay una ley de compensación en el mundo, nuestros sufrimientos, el dolor que ahora sentimos por la guerra, la poesía no consuela y nos ayuda a seguir siendo personas, a hacer un mundo mejor". 

Profesora de escritura creativa admira en sus jóvenes alumnos "su valentía al escribir aunque al principio sólo imiten a los buenos poetas". Quizá, reflexionaba en una tarde multitudinaria y soleada, "su poesía no sea buena en principio pero al igual que un jardín hay que permitir que crezcan las plantas mejores eliminando poco a poco, los malos versos. Los jóvenes cambian el mundo y son creativos y fuertes, hay que confiar en su inteligencia". 

Qué poema elegiría de esta antología para el lector español. Popescu señala Recuerdo ( Îmi amintesc ) "que es un collage de mi poesía desde que empecé a escribir".


Recuerdo
el ramillete de campanillas disperso sobre la tierra helada
y que uno de nosotros dijo mirándolo: «Igual que nosotros»
ese montón de renacuajos en la charca
–futuras ranas–
y que al mirarlos dijimos: «Igual que nosotros».
Recuerdo las plegarias que me inventaba.
                                                    (Fragmento)


Simona Popescu firmará ejemplares mañana domingo 5 de junio, desde 17h. en la Feria del Libro de Madrid en la caseta de la Editorial Vaso Roto. 

Ese mismo día, domingo, 5 de junio, pero por la mañana, a las 12h., en el Instituto Cultural Rumano, presentará Sombras, incendios y desvanes junto a la traductora Catalina Iliescu.