domingo, 4 de junio de 2017

La Shakira de Entre Ríos - Selva Almada, el fútbol y Argentina



Virginia Baudino - virbaudino@hotmail.com  - Foto: Selva Almada. CuatroCuentos
El fútbol es propiedad de los hombres. O eso dicen...
También es parte de nuestro ser nacional argentino o eso también dicen. 
Todos los escritores argentinos que se precien como tal, han escrito sobre fútbol. Salvo Borges, que lo despreciaba. Pero era Borges. 
La escritora Argentina, Selva Almada, compatriota mía, ha publicado un relato memorable sobre fútbol, La Camaradería en el deporte, y la shakira, la travesti del pueblo; está incluido en su volumen de cuentos: El desapego es una manera de querernos. No se lo pierdan, es una joya. 
                                                         
En relatos futbolísticos tenemos a un Soriano o a un Fontanarrosa, por nombrar a algunos, que han incursionado por allí con éxito. Pero ellos ya forman parte también, y aunque le pese a Borges, del establishment literario argentino, y son varones.

Selva Almada es una joven escritora argentina nacida en el interior de este gran país - por su extensión geográfica - y en sus relatos Almada da voz a los que no la tienen: las mujeres, las mujeres escritoras, los escritores del interior del país, las mujeres en el fútbol, las clases populares y ‘la shakira’: la travesti del pueblo…

Escritora tímida, asombra su soltura a la hora de escribir, como si con su escritura se desprendiera de las innumerables ataduras de la vida pública para contar el día a día de la gente de un pueblo. Un pueblo que puede ser el suyo, pero también el mío.


Sudestada Ponele que hablemos de fútbol, Fontanorrosa
En el relato titulado, La Camaradería en el deporte, Almada se mete de lleno en un ámbito reservado a los escritores varones y se apropia del terreno con soltura y con fuerza.

Es muy común escuchar en mi país la frase tan manida: - ¡qué vas a entender vos de fútbol si sos mujer! Selva entiende, y qué bien que entiende de fútbol. Y no sólo de fútbol, porque el cuento trasciende el fútbol: ya desde el lenguaje que utiliza se nota su marca, la marca del interior, de las provincias.

No cambió el lenguaje para adaptarlo a la gran ciudad, a Buenos Aires, sino que le muestra a Buenos Aires que el fútbol también se vive en el interior, y que también es cosa de mujeres. Dijo en una entrevista reciente: “una provincia, en un país como el nuestro, es bastante más que la división geopolítica de un territorio. Es una cierta manera entender el mundo y un lugar desde donde mirarlo.”

Sus protagonistas viven y entienden de fútbol (¡ y vaya si entienden!)  y de todo lo que ocurre en ese pequeño pueblo de la provincia. Sin embargo, ahí reside su maestría, contarlo sin caer en nostalgias ni golpes bajos.


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Los personajes hablan de su vida, de la vida del pueblo y del fútbol en un estilo que me recuerda a Fontanarrosa: estilos cercanos, lenguajes parecidos. Ambos no temen trasladar al papel la manera en la que hablamos los argentinos del interior, el uso que hacemos sin pudor de las malas palabras, la puteada al alcance de la mano.

Pero Almada va más allá, porque es mujer. Es de las pocas que entra con paso firme a un campo exclusivo de varones haciendo hablar a Laura y Mariana como hinchas de su equipo:

- “[…] Ahí, todas alentando, que esto, que aquello, poniéndole el hombro. A los veinte minutos ya estábamos repodridas. No daba ni para putearlos. Parecían del regreso de los muertos vivos. Menos mal que los rusitos del ‘Defen’ estaban igual, porque nos llegaban a meter un gol y ahí entraba yo misma en persona a cagarlos a patadas en el ojete.”

Dice, además, que entre los equipos no hay rivalidad, pero sí entre las respectivas hinchadas femeninas. Hay miedo de que algún muchacho se meta con alguna chica de la hinchada contraria.

Pero el personaje que se roba la historia es ‘la shaki’ o ‘la shakira’, no la cantante colombiana, sino la travesti del pueblo que antes había jugado en las inferiores del equipo. Malhumorada llega al partido y decide tomar cartas en el asunto trepándose en tacones al alambrado. El partido va a cambiar, cuando ‘la shaki’ levantándose la camiseta grite: ¡Bovril, haceme un hijo!

Nada más se puede agregar a tan apoteósico final, bien argentino.

Decía Carlos Fuentes que “los sudamericanos conocemos algo muy bien, vivimos con el surrealismo mucho antes que los franceses lo codificaran en 1920.


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