Maribel Ogaz - info@leeremadrid.com
Jose María Álvarez, poeta y traductor, publicó un libro tan hermoso que ya lleva cuatro ediciones: Ruiseñores de Inglaterra, Editorial Sexto Piso. Una recopilación que bien podría denominarse como uno de sus más logrados poemarios, Sobre la Delicadeza de Gusto y Pasión. Foto: HectorCastilla
Es una recopilación por gusto propio, dedicada a una amiga, sólo un encargo...
Jose María Alvárez, poeta y traductor - Bueno... yo hice estas traducciones poco a poco y para mí, o para alguna amiga; pero las hice, como supongo que deben ser las traducciones, por placer, para ser feliz, y desde luego para aprender. Se aprende mucho traduciendo. Y que sean poemas al Ruiseñor - ahí, una vez puesto, sí, traté de buscar todos los ruiseñores posibles - es porque creo que los mejores poemas, los más altos, las referencias más amadas por los poetas ingleses, han sido a ese pájaro maravilloso.
Irán, Rusia o Inglaterra fascinados con los ruiseñores, ¿qué ocurre en España? ¿sería posible una antología así?
España no tiene, digamos, admiraciones excesivamente vivas - no hablo de su presencia en algunos versos -, así, con esos acentos. Quizá es un tema demasiado delicado para el crepitar de nuestras entrañas. Desde la frescura cristalina del Cancionero anónimo no están nuestros bosques para que se recojan estos pájaros asombrosos.
El ruiseñor como el poeta, ¿una voz que se distingue de cualquier otro ave cantora?
Puede ser. Son versos muy hermosos.
En sus viajes, sus libros, sus traducciones, su propia creación; ¿cuál cree que es ahora el lugar, el espacio, el país o la corriente poética más interesantes al que prestar atención como lectores?
Desde luego, yo espero poco - y acaso con la excepción de España, donde sí hay tres o cuatro poetas verdaderamente considerables - sobre la suerte de la Poesía occidental, europea. Pero el mundo no se termina en Europa.
Cómo ha sido recibido el libro, habrá algún acto público de lecturas.
José María Álvarez
Ah esa mar
grandiosa, esta tarde feroz donde retumban
cadáveres de pájaros, sal húmeda, Lunas de cieno.
Sí. Me ofrezco.
Ahí vive algo que no puedo, que no sé
expresar. Pero al adentrarme
en ese territorio no pisado...
Sí. Me ofrezco.
Sobrecogido. Como
en un
sacrificio.
A ese viento que viene de otro Mundo,
a eso que no puedo, que no sé
nombrar.
Sobre la delicadeza de gusto y pasión
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