Maribel Orgaz -info@leerenmadrid.com
En la España de finales del XIX, Madrid era el lugar en el que una mujer podía estudiar casi puede decirse, el único lugar. Aunque, como se le daban bien los números, en principio se matriculó en Comercio, María Goyri continuó sus estudios en la Facultad de Filosofía y Letras. Fue la primera mujer matriculada en España oficialmente en 1893 y aterrorizados ante lo que pudiera ocurrir, se ideó un sistema para que fuera a clase sin intimidar a sus compañeros: se la mantenía en una antesala, la llevaba el bedel a clase, la sentaba sola en una mesa junto al profesor y vuelta a la antesala acompañada, así día tras día.
A Goyri le había impuesto su madre, desde que era niña, un estricto programa de estudios y de gimnasia por motivos de salud. Esto último era singular. El ejercicio físico para las mujeres de su clase social bajo prescripción médica cuando estaban hartas, aburridas y deprimidas por el control feroz que ejercían sobre ellas, padres, madres, maridos, hermanos, tíos, tenderos, curas... consistía en paginación y progresión en carruaje (pasar las hojas de un libro, darse una vuelta en un coche de caballos). Goyri, según las fuentes, tenía en el Retiro un árbol preferido al que se encaramaba a diario, hacía pesas...
Además de cursar la carrera, tenía tiempo para asistir a las clases de Ramón Menéndez Pidal en la Escuela de Estudios Superiores organizada por el Ateneo de Madrid. Se conocían, habían sido alumnos en la misma Facultad. Pidal estaba ya enfrascado en su tesis sobre don Juan Manuel..., se hicieron novios..., se iban los fines de semana a recopilar romances orales por Segovia.
"Nunca sabrá nadie dónde llegaba la labor de uno y empezaba la del otro. En cualquier caso, tanto la recopilación de romances conservados en la memoria de las gentes de los pueblos castellanos como la organización del archivo Menéndez Pidal fueron básicamente labor de la filóloga", Mujeres en la historia de España, Cándida Martínez, Ed. Planeta.
Ramón Menéndez Pidal y María Goyri se casaron en 1900 y su viaje de novios fue recorrer en burro la ruta del Cid:
"Cuando pararon en El Burgo de Osma se alojaron en una pensión y, a la mañana, estando María Goyri y la asistenta haciendo la cama, empezó a canturrear el romance de «El Conde Sol», y la asistenta le dijo que ella también sabía algunos. Entre los romances que le cantó había uno desconocido hasta entonces: el «Romance de la muerte del Príncipe don Juan»".
Estos días en la Biblioteca Nacional de España tiene lugar una exposición sobre El Cid y Ramón Menéndez Pidal y es posible encontrar un par de pequeñas referencias a María Goyri en lo alto de una vitrina y en una tarjeta manuscrita.
En 1937 la Junta de Defensa Nacional de Franco solicitó un informe sobre el matrimonio. En él se decía que Pidal era una persona buena, de gran cultura pero ¡ella!, también de gran talento y cultura era peligrosísima: "es sin duda una de las raíces más robustas de la revolución".
Por suerte, ahora, se abren nuevos tiempos de posibilidades fascinantes, en los que la imaginación y el entusiasmo impregnarán una nueva forma de mirar más equilibrada a nuestro legado cultural, a lo que han aportado mujeres y hombres, a cómo se difunde y cómo se expone al público.
Dos españoles en la historia: el Cid y Ramón Menéndez Pidal
Biblioteca Nacional de España
Hasta el 22 de septiembre, gratuita.
No hay comentarios:
Publicar un comentario