miércoles, 10 de enero de 2024

Es el momento de la sencillez y el trabajo pausado en el aula - Antonio Lara Ramos, docente y escritor. La sociedad que (des) educa. Editorial La Muralla

 



Antonio Lara Ramos ha publicado, La sociedad que (des)educa, (Editorial La Muralla) una llamada de atención acerca de los caminos divergentes que la escuela y la sociedad tienen en la formación de niños y jóvenes. Lara Ramos ha dedicado su vida profesional a la docencia y es además, escritor. Como ensayista, novelista, biógrafo e historiador, sus publicaciones alcanzan más de una veintena de títulos. Entre sus obras de ficción destacan las novelas: La renta del dolor (2013); La noche que no tenía final (2015); Cae la ira (2018); Askatu. Portal número seis (2021) y la más reciente: Nueva York insideTras los pasos de Federico (Esdrújula Ediciones, 2023)Entre sus publicaciones de temática educativa destacan los ensayos: La función tutorial: un reto en la educación de hoy (2008); Orientación y tutoría en el marco de la acción educativa (2008); La educación que pudo ser. Reflexiones desde el pupitre (2010), un análisis del estado de la educación en España al cumplirse la primera década del siglo XXI; y el motivo de esta entrevista, La sociedad que (des)educa. Parábolas para los tiempos que corren.


Inspector de educación 20 años, docente 20 años y formador de docentes.

Conozco la realidad del aula y llevo mucho tiempo escribiendo, que es reflexionando, sobre educación. Ahora acabo de publicar La sociedad que (des) educa (Editorial La Muralla) como una llamada de atención acerca de la enorme diferencia que hay entre lo que se imparte en un aula, lo que se vive en ella, y la sociedad que la rodea. 


En esencia, cuál es la diferencia.

Un maestro, un docente no sólo enseña unos contenidos, también transmitimos valores y en mi opinión, cuando el alumno sale a la calle parece que todo lo que ha escuchado en clase, toda esa labor que se ha hecho, se deshace. Lo que se impone en la calle sobre la realidad escolar es otra cosa. 



Contra esto qué se puede hacer.

En primer lugar habría que preguntarse quién es el responsable de esa influencia, si es que se puede señalar en concreto a alguien, y ya que marca tanto, ¿ qué responsabilidad se le puede exigir? La violencia, el acoso impactan en los niños y jóvenes y lo trasladan al aula. Es verdad que siempre ha ocurrido pero ahora es mucho más penetrante y poderoso.

La escuela necesita ser respetada como institución y un docente el mismo respeto que un médico. Esto podría ser un punto de partida en una realidad que incluye a familias muy distintas, a un concepto por así decir, de familia que ha cambiado. 

Tendría que plantarse, qué escuela queremos, cuál es la importancia del docente y de las instituciones educativas para lograr una sociedad más democrática y más próspera con menos interferencias políticas y dejar hacer a los profesionales de la educación que han de estar bien formados y en actualización permanente. 


La escuela era el acceso al conocimiento pero ahora, un alumno tiene todo el conocimiento en un móvil o en una conexión a Internet.

Es cierto, la escuela no puede prescindir del mundo Internet y una cosa es que el alumno tenga un móvil encima de la mesa dándole avisos de nuevas publicaciones en Instagram y otra que la escuela le enseñe a discriminar la buena información y a estructurarla. 


En general, el sistema educativo está sobrediagnosticado. Sabemos dónde están sus problemas pero no parece interesar a nadie abordarlos.

Sí, es así, ahora necesitamos saber cómo arrancar. Hay demasiados instrumentos artificiosos y farragosos que sobre el papel quedan muy bien pero que a la hora de llevarlos a la práctica, al aula, con los alumnos, un docente se plantea en qué va a mejorar todo esto. Quizá es el momento de una sencillez en los procesos y en los instrumentos y no al revés, como se pretende.

La educación es lentitud, los procesos de formación de una persona no son aprieto por aquí y sale por allí. Cuando impartía cursos de formación de profesorado, desde mi experiencia en el aula como docente y como inspector educativo me preguntaba muchas veces, cómo va a redundar esto a la hora de la verdad, de forma efectiva, en el alumno. 

Es el momento de la sencillez y el trabajo pausado en el aula en favor de las necesidades del alumnado.


La sociedad que (des) Educa, (Editorial La Muralla) 

Antonio Lara Ramos - Blog

Presentación en Granada





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