jueves, 13 de abril de 2023

Club de Lectura Parque Conde de Orgaz - Octubre-Diciembre 2023 - Coordinadora, Maribel Orgaz

 




PRÓXIMAS FECHAS 
14 DICIEMBRE, 10h.
La costumbre de amar. Doris Lessing
21 diciembre, 10h.
A la caza del amor. Nancy Mitford




A la caza del amor. Nancy Mitford. Poemas de diferente autores.

En nuestra última reunión del año, ponemos en común A la caza del amor de Nancy Mirford. Una novela que se nutre, en buena parte, de la vida de la autora.

Desde su publicación, A la caza del amor, sigue teniendo un gran éxito de lectores. Coincidimos en que las peripecias de una familia de aristócratas ingleses están narradas con un sentido del humor que nos han hecho reír.

Charlamos acerca de si A la caza del amor es una mirada nostálgica sobre una época y una clase social a punto de desaparecer: la antigua nobleza rural en contraposición a la mentalidad burguesa y todo lo que traen los nuevos tiempos: el papel de la educación formal frente al autodidactismo en la estructuración de una personalidad, los matrimonios fallidos, los hijos no queridos y rechazados abiertamente.

Leemos algunos párrafos en voz alta y coincidimos en que las anécdotas sobre los bailes, los trajes de novia, las fantasías infantiles sobre el amor están llenas de viveza y autenticidad.




Cerramos nuestra reunión con varios poemas de diferentes autores. Uno de los que más nos ha gustado es de José Antonio Muñoz Rojas.

Señor que me has perdido las gafas,
¿por qué no me las encuentras?
Me paso la vida buscándomelas
y tú siempre perdiéndomelas,
me has traído al mundo para esto,
para pasarme la vida buscando unas gafas,
que siempre están perdiéndoseme?
Para que aparezca este tonto
que está siempre perdiendo sus gafas,
porque tú eres, Señor, el que me las pierdes
y me haces ir por la vida a trompicones,
y nos das los ojos y nos pierdes las gafas,
y así vamos por el mundo. con unas gafas
que nos pierdes y unos ojos que nos das,
dando trompicones, buscando unas gafas
que nos pierdes y unos ojos que no nos sirven.
Y no vemos, Señor, no vemos,
no vemos Señor.


De objetos perdidos (1998)


La costumbre de amar. Doris Lessing. Un poema de Ángeles Mora. 

En nuestra reunión de diciembre leemos el cuento más conocido de la Premio Nobel de Literatura Doris Lessing, La costumbre de amar.

Esta narración trata de un hombre de sesenta años, casado dos veces, que ha tenido múltiples aventuras con otras mujeres y que un día, al encontrarse solo, intenta recuperar a sus anteriores esposas que no quieren volver con él y que han rehecho sus vidas.

Enfermo, se casa con la enfermera que le cuida, y reconocemos algunos datos biográficos de la autora, cuya madre se casó con su padre, tras cuidarle siendo enfermera.

Lo que comienza siendo el último matrimonio de un hombre al borde de la vejez, con alguien mucho más joven, se va transformando en una relación de pareja con múltiples situaciones en las que un hombre mayor reconoce que su joven esposa siente atracción por otros hombres incluso de menos edad que ella. 

De que la vejez y todo lo que eso significa, se presenta un día de repente, cuando su mujer decide que ha entrado en la madurez y no va a cuidar su aspecto.

Leemos en voz alta la última página de este cuento para detenernos en su cierre y charlamos acerca de una narración, en cierta forma terrible, sobre la incapacidad de amar, la soledad, el fin de la sensualidad y las relaciones de pareja fallidas. 

Para finalizar leemos un poema de Ángeles Mora.





Elegía y postal

No es fácil cambiar de casa,
de costumbres, de amigos,
de lunes, de balcón.
Pequeños ritos que nos fueron
haciendo como somos, nuestra vieja
taberna, cerveza
para dos.
Hay cosas que no arrastra el equipaje:
el cielo que levanta una persiana,
el olor a tabaco de un deseo,
los caminos trillados de nuestro corazón.
No es fácil deshacer las maletas un día
en otra lluvia,
cambiar sin más de luna,
de niebla, de periódico, de voces,
de ascensor.
Y salir a una calle que nunca has presentido,
con otros gorriones que ya
no te preguntan, otros gatos
que no saben tu nombre, otros besos
que no te ven venir.
No, no es fácil cambiar ahora de llaves.

Y mucho menos fácil,
ya sabes,
cambiar de amor.

De Elegía y postales, 1994



30 de noviembre. El amante de Marguerite Duras. Un poema de Madmud Darwish 


En nuestra reunión que cierra el mes de noviembre de nuestro club de lectura parque Conde de Orgaz leemos, El amante de Marguerite Duras. Éste es el libro más famoso de la autora y el más leído, publicada en 1984, cuando ella tenía setenta años, lleva vendidos hasta ahora tres millones de ejemplares, habiendo sido traducida a más de cuarenta lenguas. 

Coincidimos en que la historia de una joven de apenas dieciséis años con un hombre adulto vertebra la narración y es la línea más clara de lectura. A la par, la situación de la familia de la chica nos hace preguntarnos si es la causante de que busque refugio en una relación tan dispar de edad y que como sabe él, le podría llevar a la cárcel.

Según Marguerite Duras, esta obra es prácticamente autobiográfica y como afirma al comienzo, si hasta ahora había escrito de aspectos luminosos de su infancia y juventud, es aquí en donde narra las zonas oscuras. El amor negligente de su madre por su hermano mayor, la ruina familiar, una pobreza material con grandes privaciones.

Duras es confusa y difícil en los párrafos en los que se refiere a la actitud de su madre cuando sabe de la relación de su hija con un banquero, del comportamiento violento y abusivo del hermano que tiraniza a toda la familia o de ella misma y sus sentimientos. 

Leemos algunos párrafos sobre el hermano pequeño, al que tan pronto atribuye casi minusvalía mental como afirma que puede ganarse la vida como contable.

Para finalizar leemos un poema de Mahmud Darwish.




La golondrina de los tártaros 
 Mahmud Darwish
A la medida de mis caballos será el cielo.
He soñado con lo que sucederá después del mediodía.
Los tártaros avanzaban por debajo de mí
y del cielo. No soñaban detrás de sus tiendas
alzadas ni conocían el destino de nuestras
cabras a merced del invierno próximo.
A la medida de mis caballos será la tarde.
Los tártaros escondían sus nombres en los
tejados de las aldeas, cual golondrinas,
dormían con placidez entre nuestras espigas
y no soñaban con lo que sucederá después del mediodía,
cuando el cielo vuelva poco a poco
con los suyos por la tarde.
 
Tenemos un solo sueño: que el viento pase
como amigo y esparza el perfume del café árabe
por las colinas que rodean el verano y los extraños.
Yo soy mi sueño. Cada vez que la tierra se estrecha
la agrando con un ala de golondrina y me agrando.
(…) 
Nosotros, los habitantes de las noches antiguas,
tenemos nuestras costumbres.
Creemos a nuestros sueños y mentimos a nuestros días.
Dentro de poco nos posaremos sobre nuestra edad
en los campos y haremos nuestras banderas de
sábanas blancas. Si la bandera es necesaria,
que esté desnuda de símbolos que la arrugan,
y seamos apacibles para que nuestros sueños no vuelen
detrás de la caravana de los extranjeros.
 Tenemos un solo sueño: encontrar
el sueño que nos llevaba
como la estrella lleva a sus muertos. (…)


16 de noviembre. Cuentos de Sara Mesa - Un poema de Gioconda Belli. 

En noviembre, comenzamos nuestro club de lectura con tres cuentos de la escritora Sara Mesa: Escarabajos, Picabueyes y Tomar el aire. La escritora ha comentado que si escribe algo excepcional será en el formato cuento y no en el de novela.

En nuestra reunión, reconocemos los temas, la atmósfera y los protagonistas habituales de sus otras narraciones: mujeres, adolescentes o incluso niñas siempre alrededor de hombres, en este acaso adultos a pesar de que ellas apenas hayan salido de la infancia.

En Escarabajos y Tomar el aire las protagonistas son preadolescentes y no mujeres adultas, probablemente chicas de familias desestructuradas que buscan en una relación con alguien más mayor, quizá afecto, proponemos, quizá cariño o que las hagan caso. 

En Tomar el aire, salir de un ambiente opresor se confunde con la falsa libertad de convertirse en un juguete para un anciano. 

En Picabueyes, la habilidad de la escritora nos lleva a preguntarnos que ha ocurrido exactamente, si tan sólo ha sido la pérdida de una bicicleta por irse a una zona que sus tías le prohibían ir o por el encuentro, desafortunado, con unos chicos del pueblo.

Leemos algunos párrafos en los que Mesa despliega su gran habilidad: los vaivenes emocionales y los distintos estados psicológicos de los protagonistas. La ambigüedad de las situaciones y los hechos que describe.

Charlamos acerca de la calidad de la escritura de Sara Mesa, de cómo logra distinguir, caracterizando bien, a jovencitas de poca diferencia de edad y también nos preguntamos, si el mundosaramesa nos interesa como para seguir leyendo otras obras de la autora. 


Para finalizar leemos un poema de Gioconda Belli.


Culpas obsoletas

Un momento de soledad
de paz
y la tarde es mía.
Me puedo sentar a leer
sin sentirme culpable.
Sin pensar que debía salir
a comprar el líquido para desmanchar las alfombras
o bajar a jugar con la niña.

¿Cómo será, me pregunto,
no sentir incesantemente
que uno debería ocupar varios espacios al mismo
tiempo?

No pensar, mientras se tumba uno con un libro,
que se debería estar haciendo otra cosa.
Asumir, como hacen los hombres,
la importancia del tiempo
que dedicamos al propio enriquecimiento.

Las mujeres
tenazmente sentimos
que le estamos robando  tiempo a alguien.
Que quizás en ese preciso instante
se nos requiere
y no se cuenta con nosotras.
Precisamente
todo un entrenamiento
para no borrarnos, minimizarnos,
constantemente.

¡Ah!¡Mujeres, compañeras mías!
¿Cuándo nos convenceremos
de que fue sabio el gesto
de extenderle a Adán
la manzana?

19 de octubre. La casa de las bellas durmientes. Yasunari Kawabata. Selección de haikus.

En nuestra última reunión del mes de octubre, leemos uno de los libros más célebres del Premio Nobel de literatura japonés, Yasunari Kawabata.

Se trata de La casa de las bellas durmientes que aborda desde un argumento peculiar: ancianos que pagan por dormir junto mujeres jóvenes; los temas de la vejez, la ancianidad y el examen de la propia vida a partir de recuerdos que surgen de pequeñas imágenes del presente.

En primer lugar, nos preguntamos cuál es el planteamiento del libro acerca de esta circunstancia, si se condena o no en la narración y cómo una trama como ésta es capaz de soportar la melancolía y la tristeza por la belleza de un mundo del que muy pronto el protagonista tendrá que despedirse.

Leemos algunos párrafos para argumentar las diferentes opiniones que nos merece lo narrado y también comentamos acerca de la dificultad para comprender plenamente novelas de culturas tan extrañas como puede ser la oriental, nuestros límites para lograr un entendimiento pleno del texto no compartiendo o conociendo sólo de manera superficial la cultura desde la que se escribe.

Repasamos, durante nuestro encuentro, algunos datos biográficos del autor, si se puede establecer alguna relación entre su vida y el texto y cómo los géneros literarios de creación occidental se trasladan a culturas de las que no han surgido de manera orgánica, por así decir. Fruto de una evolución natural histórica.

La novela es un género que Occidente ha configurado y que otros países, escritores y sociedades han incorporado a sus culturas y que por tanto, tiene sus propias peculiaridades. Kawabata explicó que él construía sus narraciones imagen a imagen y que era esto y no el final o la psicología de los personajes, lo que le importaba desarrollar.

La casa de las bellas durmientes al ser una novela corta muestra, mejor que sus novelas más extensas, este concepto de escritura y explica su final abrupto. Algo así como un encadenamiento de haikus.





Para finalizar leemos una selección de poemas, haiku, de Basho e Issa.

Basho ( 1644 - 1694)        

El primer día del año:                              Que ya es verano
     recuerdo,                                                                    no le digas, tormenta,
una solitaria noche de otoño                                               a las cerezas


Issa  (1762 - 1826)

En cada puerta                                                                    La primavera ha llegado
la primavera ha empezado                                                     con toda sencillez
con el barro en los zuecos                                                  un ligero cielo amarillo




5 de octubre. Ver las orejas al lobo de Alice Munro. Un poema de Tumanbay Moldagalíev. 

Comenzamos una nueva temporada del Club de lectura Parque Conde de Orgaz y en nuestra primera reunión ponemos en común uno de los mejores relatos de la escritora canadiense Alice Munro, Ver las orejas al lobo. 

Alice Munro que obtuvo el Premio Nobel de Literatura en 2013 por la maestría de sus cuentos, aborda en Ver las orejas al lobo, la historia de una pareja, Fiona y Grant y su relación en la vejez. 

Desde las primeras líneas, coincidimos, comienzan las interpretaciones ambiguas que es una de las características de la escritura de Munro, las zonas grises en las que ocurren los hechos, la incomodidad ante el comportamiento contradictorio de un hombre que parece querer a su esposa pero le es infiel de manera compulsiva.

En menos de una veintena de páginas, se desarrollan las biografías y las vidas completas de varios personajes, hay espacio para otros secundarios y la residencia en la que es ingresada Fiona, de la que nunca se nos dice qué tipo de demencia le ocurre exactamente, es descrita por Munro tan fielmente que reconocemos este lugar a pesar de esté situado en Canadá y no en nuestro país.


Durante nuestra reunión nos preguntamos por los motivos de Fiona para continuar con su marido, si ella sabía o no de sus aventuras con sus alumnas, por su sentido del humor, por el amor que parece existir entre ambos pese a todo.

Leemos algunos párrafos, como el final con el que Munro cierra el relato, sobre los que no tenemos una opinión común.

Para finalizar leemos un poema de Tumanbay Moldagalíev  (1935-2011)


Botas

En una carretera pesada y rota

transcurrió mi infancia en la región natal.

Estábamos en guerra.

Mi madre y yo nos quedamos

solos en la choza de barro vacía.

Los enemigos nos quitaron el sosiego y el pan

pero recuerdo los pasos familiares:

mi madre se acercaba a mi cama

y en silencio me ataba las botas.

¡Cuánta fuerza en unas manos suaves!

¡Qué dulce miedo de los cuentos a medianoche!

Por la mañana temprano iba a la escuela

en sus grandes y cómodas botas.

Luego corría a casa

sin sentir las piernas.

No podía decepcionar a mi madre descalza.

Así día tras día nos sirvió bien

ese par de botas desgastadas de mujer.

Pero yo crecí,

y se movió grande

para el calzado

mi pie.

No llores, dijo mi madre, para primavera,

puede ser,

que esperemos las botas de tu padre.

Yo no pedía mucho a la vida.

Esperé a la primavera. La esperé con todas mis fuerzas.

Terminé de esperar... solo que en vano.

Ni una vez en mi vida

me puse las botas de mi padre.




25 de mayo. Un invierno en Sokcho de Élisa Shua Dusapin. Un poema de Karmelo Iribarren. 
  
Cerramos nuestra temporada del Club de lectura Parque Conde de Orgaz con la segunda novela más reconocida de la literatura coreana, Un invierno en Sokcho de Élisa Shua Dusapin.

Dusapin había estado en Madrid hacía un par de semanas, en el festival de literatura que celebra anualmente La Casa del Lector en Matadero.

De madre coreana y padre francés, escribió esta novela breve con apenas veinte años y es probable que muchos de los rasgos de la protagonista sean autobiográficos: una joven que tras sus estudios en Seúl decide quedarse a vivir en la desangelada ciudad de Sokcho trabajando en una decrépita pensión en la que apenas hay clientes. La novela ha sido muy premiada y reconocida internacionalmente.

La narración nos parece en general, construida sobre una atmósfera extraña, en la que los motivos de la protagonista para permanecer en un lugar inhóspito y con poco futuro nunca quedan aclarados. Tampoco logramos saber si la visita del dibujante francés es para ella un antes y un después, si quiere irse con él a Francia, si le gustaría que fuera tan sólo un romance durante el invierno hasta que la ciudad y las playas reciban el sol y los turistas.

Leemos algunos párrafos en los que Dusapin contrapone la elaboración de la comida, eviscerar peces, preparar platos de verduras, en los que hay sangre y por así decir, violencia con el invierno y su temperatura gélida. Con la inmovilidad de ella y la poca interacción que tiene ese huésped europeo que se aloja en la pensión para dibujar un cómic. 

Algunas descripciones nos parecen muy hermosas a pesar de estar narradas de manera muy sintética y el ritmo seco de la prosa transmite con este recurso aún más frialdad. 

Tenemos diferentes opiniones sobre el final de la narración, abierto y ambiguo. Creemos que encaja bien en todo lo narrado y nos da pie a especular sobre qué ocurre exactamente.

Para finalizar leemos un poema de Karmelo Iribarren.



Esos días

Hay días
en los que levantarte de la cama
suele terminar siendo
más que un acto rutinario
un gesto épico. 
Y no me refiero ahora a las resacas
ni a que caigan
chuzos de punta ahí fuera
ni a que hayas roto con ella.

Me refiero
a cuando te quieren y hace sol
y no te duele nada,
a cuando tienes el mundo
rendido a tus pies,
y no te basta. 



11 de mayo. La vegetariana de Han Kang - Un poema de Pak Chaesam. 

En nuestra primera reunión de mayo leemos, extraído como un relato, La vegetariana de Han Kang. En realidad es una novela corta que se compone de tres narraciones de un mismo hecho: las consecuencias que desata la decisión de no comer carne de una joven esposa y cómo su entorno familiar quiere obligarla a que vuelva a comerla.

Comenzamos nuestra reunión con un vistazo a la cultura coreana que en música y cine ha logrado tantos éxitos. El momento en el que este país asiático toma la decisión de convertir su cultura en una industria que sea tan rentable como otras áreas económicas.

Sobre nuestra narración, a todos nos ha causado una gran impresión y creemos que la recordaremos durante bastante tiempo. Aunque el tema parecía en principio, anodino, la autora logra sin tremendismo, que el lector asista al horror de una sociedad que vive en la modernidad pero cuyas estructuras sociales parecen no haber evolucionado en el tiempo, así que cuando alguno de sus miembros se sale de la norma, como nuestra protagonista, todo su grupo familiar intenta que rectifique aunque esto la lleve incluso al borde de la muerte. 
Ni siquiera cuando se está recuperando en el hospital dejan de intentar que vuelva a comer carne. Esta excepcionalidad nos llama la atención porque el cuñado de esta mujer parece vivir sin trabajar de su mujer, que saca adelante un negocio y el cuidado de los niños sin que nadie le reproche nada.

También charlamos acerca de la situación de las mujeres en Corea y nos planteamos si es así en general, en la cultura asiática. La sumisión a los dictados de la familia y del marido que no interviene cuando el padre golpea a su esposa en una comida familiar porque se empeña en continuar con su decisión de no comer carne.

Durante la reunión algunos creemos que quizá la protagonista, debido a los malos tratos del padre y un incidente con un perro en su infancia, podía haber comenzado a desarrollar algún problema mental y que ahora, al querer ser vegetariana, emerge por la presión que todo su entorno ejerce sobre ella. 





Para finalizar leemos un poema de Pak Chaesam.


             El camino de regreso              

Sobre  el helado camino,

la madre vuelve  al amanecer

empapada del rocío nocturno

después de un día de ventas.

 

No hay tarro de miel en la alacena,

sólo el polvo gris acumulado.

Mientras tanto los niños, tan pequeños para el trabajo,

sin culpas, duermen tendidos aquí, allá.


Nadie ve, nadie comprende cuando ella sacude

la lluvia de estrellas que trae en la frente.

Cuando de sus mangas

se desprende la luz de la luna. 


27 de abril. El baile – Irene Nemirovsky. Un poema de Javier Egea. 

En nuestra última reunión del mes de abril, en el Club de Lectura Parque Conde de Orgaz, leemos El baile de Irene Nemirovsky.

Al comenzar comentamos la vida de la escritora, nacida en una familia acaudalada que le dio una educación exquisita y logró  publicar con éxito pero que acabó trágicamente fallecida en un campo de concentración debido a que era judía. Se atribuye a esta novela muchos rasgos autobiográficos como es la desatención que una frívola madre tiene con su hija a la que desprecia y un padre que se mantiene al margen dedicado a sus negocios.

Coincidimos en que ningún personaje, ni siquiera la protagonista, se alza por encima del ambiente de arribistas, nuevos ricos, frivolidad e hipocresía que impera en todas las situaciones. Los protagonistas de esta novela no tienen límite en su ambición y la hija, de 14 años, sueña con encontrar un amor al ser rechazada por todos, al no ser querida por nadie.

Humillada por su madre, abofeteada incluso en público, tratada como una niña, es lógico que se sienta muy desgraciada. 

Sobre la madre de la protagonista leemos algunos párrafos en los que dará de lado sin miramientos a su propia hija para impresionar a los invitados que están por llegar a su fiesta y también para que no la eclipse a ella que espera encontrar en el baile que ha organizado, un amante joven. Por si no fuera suficiente, ordenará que cene sobre una tabla de planchar y la enviará a dormir a una especie de trastero mientras los adultos disfrutarán de una gran cena con músicos en un salón adornado con flores.

El desenlace, en el que, por un momento, todos se revelan como son, se insultan y faltan al respeto se muestra crudamente al lector. Toda la comedia que venían representado se ha venido abajo.

Para finalizar leemos un poema de Javier Egea.


Un día feliz 


¿Qué pasa en esta calle que el ciego de la esquina
regala los cupones y el de la barbería
olvidó a Maradona y el viejo que gruñía
por el ojo de patio hoy entona en sordina
baladas de Los Panchos y de Joaquín Sabina
y vino el fontanero y hasta la policía
hace la vista gorda con Luis “El Carafría”
que arregla transistores y pasa cocaína
y paran los taxistas en los pasos de cebra
y la dulce pareja por fin encuentra piso
y es el barrio un desorden lavado por la lluvia?
¿Por qué sirve Bernardo de marca la ginebra?
Porque nadie esperaba tan pronto el paraíso.
Porque ha venido a verme Consuelo de la Rubia.









13 de abril. Intérprete de emociones. Jhumpa Lahiri. Un poema de Pablo Neruda

En nuestra primera reunión del mes de abril, leemos un cuento de la autora anglo-india, Jumpa Lahiri, Interpréte de emociones que pertenece a un volumen de cuentos del mismo título y que obtuvo el premio Pulitzer en el año 2000.

Este relato trata del universo sobre el que Lahiri siempre escribe, la tensión de integrarse en otras culturas, la mirada a los lugares de origen, las confusiones, la perplejidad y en sus propias palabras "la alienación" que sufren quienes se ven obligados a dejar sus raíces para vivir en otros lugares.

Durante nuestro encuentro charlamos acerca de las vidas que se desarrollan a través de matrimonios mal avenidos, expectativas sobre el trabajo que nunca llegan a cumplirse, el desconocimiento que se tiene sobre los propios orígenes. Las dudas sobre la cultura a la que realmente se pertenece. 

El chófer indio que lleva de un lado a otro a una joven pareja y sus tres hijos, fantasea con una posible amistad con la esposa que parece haberle tenido en cuenta, admirarle, frente a su propia mujer con la que no tiene afinidad. 

El ataque de los monos, un animal sagrado en la cultura india, a uno de los niños por el descuido de la madre y un padre ocupado en tomar fotografías está a punto de volverse una tragedia que no llega a desencadenarse quizá en consonancia con las propias vidas de los protagonistas de este cuento. Sobrellevan sin un sentido de tragedia muchas esperanzas frustradas y desengaños que afrontan cada día.

Admiramos que los personajes de Lahiri, aunque trazados sobre un oscuro fondo no lo parezcan tanto y son descritos con indulgencia y empatía y sin emitir juicios sobre ellos. El chófer y sus fantasías le acercan a la inmadurez que él critica en el comportamiento de los padres de los niños; la mirada nueva de la esposa que es poco simpática para el lector, le devuelve, sin embargo, por un momento, la dignidad y la estimación propia, elogiando la manera en la que se gana la vida.

Para finalizar, leemos un poema de Pablo Neruda. Oda a las cosas. 




AMO las cosas loca,
locamente.
Me gustan las tenazas,
las tijeras,
adoro
las tazas,
las argollas,
las soperas,
sin hablar, por supuesto,
del sombrero.

Amo
todas las cosas,
no sólo
las supremas,
sino
las
infinita-
mente
chicas,
el dedal,
las espuelas,
los platos,
los floreros.

Ay, alma mía,
hermoso
es el planeta,
lleno
de pipas
por la mano
conducidas
en el humo,
de llaves,
de saleros,
en fin,
todo
lo que se hizo
por la mano del hombre, toda cosa:
las curvas del zapato,
el tejido,
el nuevo nacimiento
del oro
sin la sangre,
los anteojos,
los clavos,
las escobas,
los relojes, las brújulas,
las monedas, la suave
suavidad de las sillas.

Ay cuántas
cosas
puras
ha construido
el hombre:
de lana,
de madera,
de cristal,
de cordeles,
mesas
maravillosas,
navíos, escaleras.

Amo
todas
las cosas,
no porque sean
ardientes
o fragantes,
sino porque
no sé,
porque
este océano es el tuyo,
es el mío:
los botones,
las ruedas,
los pequeños
tesoros
olvidados,
los abanicos en
cuyos plumajes
desvaneció el amor
sus azahares,
las copas, los cuchillos,
las tijeras,
todo tiene
en el mango, en el contorno,
la huella
de unos dedos,
de una remota mano
perdida
en lo más olvidado del olvido.

Yo voy por casas,
calles,
ascensores,
tocando cosas,
divisando objetos
que en secreto ambiciono:
uno porque repica,
otro porque
es tan suave
como la suavidad de una cadera,
otro por su color de agua profunda,
otro por su espesor de terciopelo.

Oh río
irrevocable
de las cosas,
no se dirá
que sólo
amé
los peces,
o las plantas de selva y de pradera,
que no sólo
amé
lo que salta, sube, sobrevive, suspira.
No es verdad:
muchas cosas
me lo dijeron todo.
No sólo me tocaron
o las tocó mi mano,
sino que acompañaron
de tal modo
mi existencia
que conmigo existieron
y fueron para mí tan existentes
que vivieron conmigo media vida
y morirán conmigo media muerte.

1 comentario:

  1. lamparas-en-linea.es

    ¡Buena publicación! Leer es enriquecer nuestra mente. Sin embargo, una iluminación adecuada es esencial para leer y estudiar. No solo previene la fatiga ocular, sino que también mejora la concentración y la comprensión, haciendo que cada momento dedicado a aprender sea más eficaz y agradable.

    ResponderEliminar