domingo, 7 de octubre de 2018

La brevedad en el cuento ha de aportar no restar - María José Gómez Sánchez-Romate, escritora.


Maribel Orgaz - info@leerenmadrid.com
María José Gómez Sánchez-Romate es filóloga y cree que las palabras son capaces de herir o curar, que tienen consistencia y peso. Quizá por eso sus cuentos, a menudo microcuentos, están escritos con una concisión tan cuidada que flotan en la memoria del lector, necesitados de unos segundos para expandir sus significado. La autora tendrá un encuentro con sus lectores el próximo 25 de octubre a las 18h. en Casa del Libro, calle Orense, 11. 

Ha publicado su primer libro,  Ajuste de cuentos en Cuadernos del Laberinto. Cómo está siendo la experiencia con los lectores y cómo ha sido con la editorial. 

María José Gómez, escritora - Publicar no deja de ser una exposición pública. En la obra hay gran parte de ti misma y tienes la incertidumbre de si has logrado acertar en intención y ejecución. Por eso estoy entusiasmada con la acogida que el libro está teniendo.

Los comentarios que me hacen llegar los lectores afirman que la lectura del libro les ha hecho reír, les ha sorprendido y les ha hecho reflexionar. Que en ocasiones se han visto impresionados por algún cuento y han tenido que releerlo varias veces. Y, lo más importante, que es uno de esos libros que les ha gustado hasta el punto de querer volver a retomar algún día, y que piensan regalar y recomendar. No se puede pedir más. Para mí está siendo un regalo que las reacciones sean en cierto modo las que buscaba cuando escribía muchos de los cuentos.

Y, como todo buen regalo, viene con un envoltorio espléndido, que es la magnífica edición de Cuadernos del Laberinto. Se nota la profesionalidad de la editora, Alicia Arés, en el cuidado por el detalle. En todo momento ha atendido cada una de mis peticiones y me ha ayudado durante el proceso de nacimiento de la obra, y después, en su salida al mundo. Un gusto contar con ella por su trato y por su talento editorial.

Microrrelatos y relatos con un humor ácido o ironía ¿es posible abordar la realidad, narrar en nuestros tiempos, sin ironía?

En una sociedad consumista, que mercantiliza las relaciones humanas, y profundamente egoísta e injusta, ayuda mucho la mirada irónica. Supone cierto distanciamiento que nos hace sobrevivir a la realidad y, a la vez, nos da herramientas para la denuncia social. Y, por otra parte, la burla implícita, el humor, tiene un componente depurativo. Reír es una actitud ante las tragedias cotidianas que, de este modo, pierden su carga y se hacen más llevaderas.

En mi caso la ironía no es una manera de narrar, es una manera de ser.

Filóloga y profesora, cómo se instala en modo narrativo desde el conocimiento analítico y la didáctica de la literatura y la lengua cuando se sienta a escribir.

Cuando conocemos los mecanismos de cualquier disciplina o habilidad, los interiorizamos. Son conocimientos asimilados, un poso que utilizamos de manera inconsciente. Ocurre también con el lenguaje y los engranajes narrativos. Se manejan de manera intuitiva cuando estás escribiendo.
Yo no me pongo a analizar cada frase desde un punto de vista académico cuando escribo pero, de alguna manera, todo lo que he leído y lo que he aprendido en mi vida se hace presente. Y sé cuando un cuento está terminado, completo, sin que nada falte ni nada sobre. Lo que es esencial en el cuento corto, donde cada palabra tiene que ser la adecuada. Donde la tensión narrativa tiene que apoyarse en el  ingenio para que la brevedad sea un mérito y no reste sino que aporte.



Si la poesía es ver el mundo desde el misterio, ¿qué ocurre con el género microrrelato que es lo más cercano a ella?

El relato hiperbreve es un género bastante sincrético. Se pasea por técnicas y géneros variados para coger lo mejor de ellos: los aforismos, los poemas, incluso el chiste… le aportan parte de su esencia.

Con la poesía hay una relación de afinidad innegable. Siempre he dicho que comparten muchas características: la concisión, la densidad del lenguaje, las asociaciones, la condensación, incluso el ritmo. Ambos buscan una respuesta emocional, juegan con la pluralidad de significados y con la sugerencia.

La poesía es vivencial, donde el autor llama a la identificación del lector con sus sentimientos. Los microcuentos también buscan una respuesta inmediata del lector, su deslumbramiento.
Puede que ambos sean un intento de desvelar la realidad, de exponerla, de llegar a su esencia. De enfrentar al lector con la vida desde otro punto de vista al cotidiano, más tangencial y a la vez más profundo.

Qué autores de cuentos, contemporáneos, le parecen interesantes.

Hay muchos y grandes cuentistas. Y el tema de los gustos e intereses es siempre algo muy particular. Pero si hablamos de relatos breves, por supuesto no podemos olvidar a autores como Cortázar, Borges, Monterroso o Arreola. A mí me gusta mucho El libro de los abrazos de Eduardo Galeano.

Un autor recientemente descubierto, con algunos cuentos sorprendentes y memorables, es Hector Hugh Munro, conocido bajo el pseudónimo de Saki. No es precisamente contemporáneo, pero sí muy recomendable.




Ha escrito sobre las mujeres en la obra de Gonzalo de Berceo.

La obra de Berceo es de carácter religioso, didáctico y aleccionador. Las mujeres reflejadas son modelos de conducta: santas, pecadoras arrepentidas que solicitan ayuda a la Virgen en momentos de necesidad, la propia Virgen María corredentora de la humanidad a través del paralelismo Eva-Ave, que nos salva de la primera caída y se muestra omnipotente y bondadosa con sus fieles. Con ellas se busca el arquetipo que la sociedad de su época marcaba para la mujer y se condena el pecado del libre albedrío, como también se hacía con el género masculino. La idea de culpa se asociaba a la intervención de la tentación, del mal, del propio demonio; en el caso femenino casi siempre su falta se  achacaba a la lascivia.

Pero también, bajo este corpus doctrinal, aparecen retazos de la mujer real: una Virgen María celosa que amenaza a un capellán que va a casarse porque se siente abandonada; una abadesa que ve peligrar su cargo por haberse quedado embarazada; los problemas de convivencia en los conventos; los peligros y dolores del embarazo; una santa que encuentra en las visiones el medio para ser respetada y escuchada.

La mujer del siglo XIII que Berceo retrata, a pesar de ser atisbos en una obra marcada por su función catequética, nos deja entrever las diferencias que hay entre los modelos impuestos por la iglesia y las personas reales. Tenían sus restricciones, pero eran bastante más libres de lo que los tópicos de oscurantismo y misoginia asociados a la época nos hacen creer.

Ajuste de Cuentos
María José Gómez Sánchez
Ed. Cuadernos del Laberinto


No hay comentarios:

Publicar un comentario