Maribel Orgaz - info@leerenmadrid.com
El pasado 15 de octubre Madrid convocó multitud de celebraciones en el Día de las Escritoras, una iniciativa de la Biblioteca Nacional de España en reconocimiento a la escritura de Santa Teresa de Jesús.
Desde la tertulia literaria de la Biblioteca Municipal Mario Vargas LLosa se invitó a todos aquellos que quisieran contribuir con textos sobre escritura y mujeres.
De dos en dos, fuimos leyendo lo que habíamos preparado. La poeta y escritora María Victoria Reyzabal, con quien tuve el placer de compartir mesa, leyó tres de sus poemas y por mi parte, llevé la novela de Rosa Carnés, Tea Rooms; una escritora de orígenes humildes que a los diez años ya era obrera en una fábrica. Carnés forma parte de la llamada otra generación del 27, un grupo de autores cuya recuperación es cada vez más firme. Este año, el Instituto Cervantes le rindió homenaje.
Teresa, la andariega
María Victoria Reyzabal
Nieva sobre los caminos enlodados
las carretas se atascan
y el viento las desnuda de toldos
pero Teresa avanza
como lo hizo siempre
mas ahora hacia su muerte
Cristo que le dijo tantas cosas
no le anunció esta
ella obedece a interesados intereses
va porque la han llamado
sin resistencia en ningún sentido
sin oponerse y sin energías
quién le exige a una mujer de 67 años
desgastada por enfermedades y penurias
semejantes tránsitos
quién le ordena adornar estancias poderosas
quién le impide reposar sus últimas horas
con rezos quedos
como a ella le gusta
los hechos están registrados
pero ya no importan
Teresa muere esposa de su Hortelano
y difunde el aroma de sus flores por el aire
así empieza la leyenda
y la constatación de su trayecto
donde la vida solo es una noche mala
en una mala posada
pero sabe que el amor no se fabula
se prueba con obras fabulosas
con alegres desventuras
con lágrimas de dicha herida
únicamente de dicha ante las pruebas
durante el descalzo carmelo de los días
quiero pensar que penélope
María Victoria Reyzabal
quiero pensar que penélope
harta de la ausencia de odiseo
e informada por el oráculo
de que este yacía gozoso con calipso
se dio a la parranda
y si bien de día tejía o bordaba
de noche se acostaba sin culpa
con sus pretendientes
de los que había realizado
un listado alfabético
para llevar el orden negociado
sin escándalos ni revanchismos
deseo suponer
que la dama de nadie
gozó con todos
y se mantuvo joven
hasta que el necio astuto
arribó a su casa
y debió reconquistarla
mientras ella seguía a sus labores
para demostrarle
cuáles habían sido sus rutinas
(poema inédito)
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