Maribel Orgaz - info@leerenmadrid.com
Los hombres fueron sacados de sus casas y sus vidas y llevados a los campos de batalla. Allí les hablaron y armaron y les arrojaron unos contra otros.
Casi tres millones de hombres dejaron de cultivar la tierra, de atender a sus familias, interrumpieron sus estudios, abandonaron sus profesiones. Se les arrancó de sus sueños y sus proyectos.
Y los hombres murieron lejos de esposas e hijos, de hermanos, de sus madres. Lejos del calor de la vida. De algunos quedaron pequeñas cosas: gotas de sangre en unas piedras, una caja de cerillas, despedidas escuetas en sus bolsillos. Líneas escritas en cualquier cosa: un trozo de papel, un paquete de tabaco.
La huella de estos hombres se puede ver ahora en una exposición modesta; se han fotografiado estas pequeñas cosas y se exhiben en grandes paneles. La muestra se ha subtitulado: De cómo los objetos guardaron una memoria perseguida y recorrerá durante todo el año diferentes lugares. Aún puede verse en el Aulario de la UNED, junto a las Escuelas Pías. El acceso es gratuito.
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