Álvaro Fierro Clavero ha publicado libros de poesía y varios volúmenes de cuentos. Estos días presenta su último poemario, Los otros mundos.Poemas sin verbos en la Editorial Cuadernos del Laberinto. En esta entrevista habla de su obra inédita que poco a poco irá viendo la luz y de lo que W.H. Auden denominó los demonios del poeta: "esos a los que tiene miedo, de modo que les tapa la boca y habla en su lugar". Fierro Clavero prefiere echar mano de la psicología y su estructura de domesticación en cuatro puntos o, de nuevo en palabras de Auden, de "todo aquello que el poeta no sólo oculta a los lectores, sino a sí mismo".
Los otros mundos. Poemas sin verbos es tu séptimo poemario. Cómo es tu evolución como poeta.
Recuerdo que mi pretensión inicial, en mi primer poemario Con esa misma espalda (1994) era la de ser nuevo en cada poema, que supongo que es algo lógico en alguien que acaba de descubrir la poesía y está deslumbrado por ella. Me salió algo esporádicamente experimental, pero ya entonces aparece una de las líneas centrales de mi obra: la reflexión en torno al dolor. No he sido nunca un poeta social, pero hay huellas de ese mundo que siguen apareciendo incluso en la actualidad. A partir de mi segundo poemario, Tan callando (2000), las pretensiones cambian radicalmente, y aparece otro asunto central: el misticismo.
Tras una incursión en los cuentos con el libro El peso de los sueños (2005), publico mi tercer libro de poesía, Los versos inútiles (2009). Aquí inauguro algo que ha tenido continuación; el libro que es en realidad un diario poético en el que queda constancia de la huella que la realidad tiene en mí. Hay asimismo una consolidación de algo que ya estaba en mis primeros dos libros: los poemas dedicados a obras de arte en general (música y artes plásticas, principalmente). En 2011 publico otro libro en el que cristaliza asimismo cierta escritura previa: la poesía erótica. Se trata de Colonizado corazón, un libro que contiene unos cuatrocientos cincuenta poemas en prosa breves que funcionan como piropos literarios y que habían sido remitidos por sms a la mujer amada.
De 2013 es El sentido de lo que no sucede, en donde vuelvo al diario poético y reaparecen todas las tendencias enumeradas. A finales de 2017 publico Palabras a la música, que es un libro en el que dedico sendos poemas en prosa a cada movimiento de las treinta y dos sonatas para piano de Beethoven y las partitas, las suites inglesas y francesas de Bach. Se trata de un libro que había comenzado a gestarse mucho tiempo atrás y que estuve escribiendo a lo largo de cuatro años. A comienzos de 2020 acaba de aparecer Los otros mundos, un libro de poemas sin verbos en el que la escritura se vuelve minimalista y esencial que había sido escrito veintidós años atrás.
Por último, también en 2020 verá la luz el Libro del rey Aniel o libro de los ugros, del que espero poder hablar en una próxima ocasión. Hay mucha más obra inédita que ojalá pueda ir saliendo a la luz: un par de novelas y otros cinco libros de poesía adicionales que recogen nuevas búsquedas poéticas.
Cómo se transita de ejercer una profesión como la ingeniería a la creación poética.
En realidad no tengo ni idea. Me puse a escribir poesía a los veinticinco años, lo que parece algo tarde pero que es beneficioso a mi entender, para hacerle un regalo a mi novia con motivo de nuestro matrimonio, y no he parado desde entonces. En las etapas más productivas, uno escribe poesía en cualquier momento que sus obligaciones se lo permitan. Seguramente también es interesante que haya poesía producida por gente ajena a la filología, ya que de esa manera se incorporan miradas nuevas sobre los temas fundamentales en torno a los que se lleva escribiendo desde Grecia.
La poesía tiene la ventaja de que se puede mantener al mismo tiempo que el trabajo, que los hijos y que otras muchas actividades. Por mi propia experiencia, la demanda de recursos por parte de la novela es superior, y exige una continuidad que la poesía no necesita. Con todo, Juan Benet fue un novelista de éxito y ejerció de ingeniero de caminos.
Si la poesía es intensidad, ritmo y voz; en tu opinión qué es la Voz.
Todo aquello que hace reconocible a un poeta, aunque se empeñe en ocultarse o aunque nos cambie de tema. Se corresponde con rasgos de la personalidad esenciales, como la predisposición a la alegría o la tristeza, la sensibilidad al dolor o al éxito. Hay un concepto psicológico muy interesante que es la Ventana de Johari según el cual el espacio interpersonal se descompone en cuatro áreas: 1. El área pública, constituida por lo que usted y yo sabemos de mí. 2. El área oculta, donde está lo que yo sé de mí que usted no sabe. 3. El área ciega, donde está lo que usted sabe de mí que yo mismo desconozco. 4. El área desconocida, donde se encuentra lo que ni usted ni yo sabemos de mí. Pues bien, sospecho que la voz por la que usted me pregunta tiene que ver con el afloramiento de todo lo que no está en el área pública, que es la menos interesante desde el punto de vista literario. Las debilidades, las miserias, los miedos, pero también mis esperanzas, los milagros que espero que ocurran, las fantasías constituyen de alguna forma sutil y misteriosa la voz de un autor, en el caso de que consiga tenerla. Por último, de la misma manera que hay una radiación que escapa de los agujeros negros, sospecho que incluso el área desconocida tiene asimismo alguna clase de proyección sobre lo que uno escribe.
En Madrid se paga por asistir a recitales poéticos y se llenan auditorios, cuál crees que es el motivo del auge de la poesía en tiempos no precisamente poéticos.
No sabía que ocurriera tal cosa. Pero permítame que le enmiende la pregunta: todos los tiempos son igualmente poéticos o no poéticos. El hecho de que lo que veamos a nuestro alrededor no encaje con la poesía de Bécquer o de Rubén Darío sólo quiere decir que nuestra época es diferente. Pero hay una poesía europea muy importante inspirada por las dos guerras mundiales, que imagino que tampoco parecen acontecimientos muy poéticos en el marco conceptual que motiva su pregunta. A mi modo de ver siempre es posible escribir poesía, también después de Auschwitz, pese a lo que dijo Adorno de que no era posible escribir poesía a partir de ese hito trágico. Pero es que la visión de Adorno, y del marxismo en general, es algo que es enormemente nocivo si se quieren apreciar la belleza y la armonía del mundo. Por desgracia, buena parte de la sociedad está bajo el influjo de los que Paul Ricoeur denominó «filósofos de la sospecha», que son Nietzsche, Freud y Marx. La visión del mundo que estos pensadores proporcionaron únicamente vale para ver todo lo problemático, lo pendiente, lo perverso, pero anula nuestra capacidad para ver de manera creativa y esperanzadora. El gran verso fuerza de Jorge Guillén —«el mundo está bien hecho»— seguramente representa mucho mejor que el pensamiento de estos tres filósofos lo que es el mundo. Aunque es cierto lo que dijo César Vallejo —«hay, hermanos, muchísimo que hacer»—, el mundo en que nos encontramos es inacabablemente hermoso. Tenga en cuenta que el universo es algo extraordinariamente inhóspito, y todos nosotros hemos tenido la oportunidad de vivir en la Tierra y de experimentar sensaciones maravillosas, como beber o respirar o besar o abrazar o descansar. Esto no lo ve ese trío aciago, ni todos los políticos o los cineastas o los novelistas o los periodistas influidos por ellos. Volviendo a su pregunta, simplemente ocurre que pese a influencia distorsionadora y culpabilizadora de los medios de comunicación y de buena parte de las novelas, mucha gente tiende a la felicidad y asocia algunas de las cosas bonitas de la vida como la alegría o el amor con cierta poesía. El que no haya sido capaz de percibir nunca nada bueno en el mundo es una persona fallida.
Cuál es la principal amenaza para la creación poética, o la labor del poeta, hoy en día.
Pues creo que hay mucha poesía pésima que llega a las librerías. Siempre ha sido así, pero lo de ahora es asombroso. Ya se ha visto el caso de Elvira Sastre, que ha recibido injustísimamente el premio Biblioteca Breve de manera venal (no puede ser cierto que no hubiera nada mejor), o Defreds, o Marwan o Irene X, o el muchacho este que fue a Eurovisión y que es una completa nulidad. Albert creo que se llama. En las entrevistas casi no sabe hablar, luego es imposible que escriba nada de valor. Todos ellos son gente con una vida interior aburridísima, o al menos eso se deduce a partir de sus escritos, que no pueden ser más ramplones y predecibles. Pero el problema viene de más atrás. Desde que se inició la Transición, a los poderes públicos les da por organizar premios poéticos en los que se repiten constantemente los jurados, y en multitud de casos salen a relucir conexiones sospechosas entre el jurado y quien recibe el premio: en el blog de crítica poética Addison de Witt se denunciaron oportunamente buena parte de estas connivencias. La crítica va a tener muchísimo trabajo buscando cosas de valor en lo que se ha escrito en España en el periodo 1978-2020, y la cosa no lleva trazas de rectificarse. Hay, ha habido y parece que seguirá habiendo prevaricación en los jurados y en los consejos editoriales.
Qué poetas serían tus referentes.
En el siglo XX hay un trío esencial: Eliot, Rilke y Juan Ramón Jiménez. Los hispanohablantes tenemos un tesoro que no creo que se aprecie en lo que vale, y leer a Neruda, a Aleixandre, a Miguel Hernández, a Claudio Rodríguez, a José Lezama Lima, a José Ángel Valente en su lengua original es algo maravilloso. Pero hay muchos más: Perse, Yves Bonnefoy, Elitis, Seferis, Trakl, ... Y si retrocedemos en el tiempo, la lista es interminable: Whitman, Dickinson, Heine, Bécquer, Rimbaud, Lautréamont, Mallarmé, Garcilaso, Quevedo, Lope, Shakespeare, Petrarca, Ovidio, Virgilio ... A mi entender, el poeta máximo es Góngora, porque no hay ningún autor igual en ninguna otra lengua moderna. A propósito de esto, hace muchos años recuerdo que compré una antología que recogía obra de dieciocho poetas franceses, de los cuales entonces estaban vivos diecisiete. Pues bien, nada menos que seis de ellos habían traducido a Góngora. Es revelador. Y vuelvo a citar al único poeta optimista de los mil últimos años: Jorge Guillén.
Acrópolis
Desde el Olimpo
un himno en marcha hacia los hombres
más puro que un idioma
de silencios.
El sol aoristo
en un cielo de mármol
y una emoción de Apolo el viento
mientras,
todo cintura,
hacia el paisaje,
definitivamente un texto.
Desde el Olimpo
un himno en marcha hacia los hombres
más puro que un idioma
de silencios.
El sol aoristo
en un cielo de mármol
y una emoción de Apolo el viento
mientras,
todo cintura,
hacia el paisaje,
definitivamente un texto.
Álvaro Fierro Clavero
Editorial Cuadernos del Laberinto.
Interesante entrevista.
ResponderEliminarEn sus respuestas se aprecia que Álvaro Fierro es una persona muy culta. Posee una cultura amplia, sencilla, que sabe reflejar en sus palabras acercándonos a su experiencia del día a día. Una cultura y sensibilidad en las que confluyen las luces y las sombras de la historia y el presente. Es por ello que no se deja cegar por falsos brillos ni por modas. Sabe cuál es el valor de la auténtica Poesía: la vida misma.
Enhorabuena, Álvaro.