jueves, 26 de mayo de 2022

Cooperación en lugar de competición y solidaridad más que ambición - El nuevo rumbo de la Historia, Juan Prat y Coll, escritor y diplomático

 


"Existe mucho desconocimiento con respecto a nuestra carrera", afirmaba el diplomático Juan Prat y Coll con motivo de la publicación de su libro, De Cataluña a Catalunya [Ed. Cuadernos del Laberinto, 2019. Colección La Valija Diplomática] en una entrevista anterior y en ella, apuntaba algunas ideas que ahora ha desarrollado en un libro, El nuevo rumbo de la Historia Reflexiones en tiempos de crisis.  Prat y Coll se muestra esperanzado sobre algunos desafíos mundiales, incide en la catastrófica destrucción de la naturaleza y alerta sobre la desigualdad creciente en la que juegan un gran papel sistemas educativos que no se adaptan a las nuevas realidades y la falta de acceso indiscriminado a la cultura. CEI International Affairs, la Escuela Diplomática de Barcelona ha incluido El nuevo rumbo de la Historia entre su lista de lecturas recomendadas. 


Comenzamos una nueva era que denominas “digital”.

El nombre no hace la cosa. Dios y la Historia nos dirán un día cómo se denominará la nueva era en la que estamos entrando. Lo que es cierto es que la digitalización ya ha cambiado en los últimos años el contexto de nuestras vidas. Los datos se han convertido en la mercancía más valiosa de la economía mundial y su poder predictivo permite manejar nuevos resortes de influencia sobre los procesos cognitivos del ser humano y alterar su conducta.

La gran batalla por el control de los datos está servida y de su desenlace dependerá también como se regirá la sociedad del futuro y quienes dominarán el mundo: ¿serán sociedades gobernadas por sistemas autoritarios y centralizados o regidas por un sistema liberal que permita a intereses privados y grandes corporaciones que sean las que controlen nuestros destinos? 

En todo caso, la era digital superará todas las predicciones y los cambios en el modo de vida serán espectaculares. Es posible que entremos en la sociedad del ocio pero el peligro persistente a nivel mundial puede ser el de una división cada vez mayor entre los que puedan gozar de esta nueva sociedad y grandes cantidades de población rezagadas en un mundo atrasado y con una existencia precaria en lugares como África, Afganistán y otros, dominados por el fanatismo religioso que les impida evolucionar al ritmo de los demás.


También afirmas que la clave es la eficiencia en las acciones de gobierno y la solidaridad.

Hoy nuestros gobiernos se ven superados por unos acontecimientos que evolucionan a tal velocidad que es muy difícil programar las cosas, además parece que nuestro sistema tradicional de partidos no permite la eficacia, la flexibilidad y la continuidad necesarias para una buena gestión política, en un mundo cada vez más complejo y necesitado de una acción de gobierno ágil y coordinada, no sólo a los niveles nacionales actuales, sino sobre todo a nivel internacional. Falta mucha mas cooperación que competición y mucha mas solidaridad que ambición. Nuestros políticos viven demasiado el día a día. Es necesaria una visión a largo plazo, como hacen los chinos que, en 1949 decidieron “correr una Maratón de 100 años” para alcanzar en 2049 un grado de bienestar para su sociedad comparable o superior al de los países mas desarrollados. 

En ocasiones parece que el corto plazo impide la altura de miras según la cual, como escribes en tu libro, la auténtica pandemia es la destrucción de la naturaleza.

El cortoplacismo de nuestros políticos es precisamente el que nos impide enfrentarnos con la energía, continuidad y ambición suficientes a los problemas medio ambientales derivados de la paulatina y cada vez mas evidente y peligrosa degradación de la naturaleza.

Hemos sabido enfrentarnos, aunque con muchos titubeos y descoordinación iniciales, a la primera gran pandemia del siglo XXI porque era algo urgente e inaplazable, pero estamos arrastrando los pies para enfrentarnos conjunta y eficazmente a la destrucción de la naturaleza porque no nos parece nada inmediato y tan necesario. Es un gravísimo e imperdonable error porque se trata también de una “pandemia” pero de efectos retardados porque influye mucho en la aparición de nuevas mutaciones de virus provenientes del mundo animal que van a suponer nuevos retos para la humanidad.


Cuando el lector se encuentre con este párrafo, “tendremos que acostumbrarnos a una situación que no es ni de paz ni de guerra” se preguntará cómo lidiar con el día a día de sueldos precarios, relaciones personales cambiantes e inestabilidad laboral. un entorno que multiplica sus dificultades. ¿Qué le aconsejarías?

En el nuevo orden mundial que se está gestando, no creo en guerras generalizadas entre grandes potencias nucleares por el propio poder disuasorio de esas armas de destrucción masiva, pero desgraciadamente -como estamos comprobando con dramáticos ejemplos actuales – subsistirán siempre conflictos regionales, animados y sostenidos indirectamente por esas grandes potencias, siempre dispuestas a la defensa de sus principios que - de hecho – suelen coincidir con  sus intereses políticos, cuando no económicos.

Respecto a las políticas a seguir a nivel nacional yo no soy capaz de sugerir mas que visiones acordes con una verdadera solidaridad social, difícil de obtener, como resulta obvio para cualquier observador que sea capaz de mantenerse imparcial, por los métodos actuales basados en la competencia entre partidos e ideologías que están siendo superados por el uso generalizado de las nuevas tecnologías.

 Hay que adaptar nuestros sistemas educativos a las nuevas realidades y sobre todo, hay que dar acceso indiscriminado a la cultura a todos. La mayor desigualdad hoy es cultural y es precisamente la falta de acceso a la cultura y al conocimiento lo que dificulta el ascenso social. Tenemos que dirigirnos hacia una sociedad en la que el ocio sea tan importante como el trabajo y en la que el progreso científico no provoque, paradójicamente, una decadencia moral, como nos decía ya en los albores de este siglo mi recordado gran amigo Luis Racionero.


Para orientarse en un mundo inundado de noticias falsas, qué orientaciones darías.

Yo he vivido muchos años y sigo viviendo sin necesidad de redes sociales, a través de teléfonos móviles y otros medios de “comunicación inteligente”, que no sólo permiten comunicarse sin cesar indiscriminadamente sino también introducirse, sin que te des cuenta, en tu intimidad e influenciar muchas de tus decisiones.

Hoy cuanta mas cantidad de comunicación, más cantidad de información de todo tipo, que unas veces puede ser útil y otras totalmente inútil e incluso contraproducente, sobre todo para personas jóvenes y/o con poca preparación intelectual. Sin hablar de las fake news que tergiversan la realidad de quienes se las creen. Que son muchos.

Yo aconsejaría leer más y estar menos pendiente del móvil. Intentar conectar mas directamente con la gente y no siempre a través de mensajes telefónicos, mirarse mas a la cara y no a través de la cámara del móvil. Intentar tener mas amigos y menos conocidos. Dedicarse algo más a la reflexión y a la conversación, algo que se está perdiendo. 


Citas a Delors como un gran referente. Qué otro político contemporáneo merece según tu parecer, tan buena opinión.

No me gusta opinar sobre personajes políticos porque todos tienen sus virtudes y sus defectos y muchas vece lo que unos consideran sus virtudes otros lo consideran como sus defectos

Delors fue el hombre adecuado en el lugar adecuado y en el momento adecuado. Como, por ejemplo, entre nosotros Adolfo Suarez y en China Deng Xiao Ping o en Francia el General De Gaulle. Todo esto sin embargo es siempre muy opinable.






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