lunes, 16 de abril de 2018

Wislawa Szymborska y la Noche de los Libros - Instituto Polaco de Cultura

Maribel Orgaz - info@leerenmadrid.com
En La Noche de los Libros también estuvo Wisława Szymborska.

Nórdica Libros y la librería La Buena Vida acogieron una mesa redonda sobre el último libro publicado en español de la Premio Nobel polaca, Correo Literario. 
«Es una vieja tradición de las revistas literarias. Siempre ha sido necesario responder a algunos autores, sobre todo principiantes, sin escribirles cartas directamente a ellos. Por regla general, se resolvía la cuestión con un breve “no se contempla” o “recomendamos trabajar un poco más el texto”. Consideramos que igual valía la pena en algunos casos justificar la decisión». Y continuaba: «Yo intentaba que entendieran cosas elementales, les animaba a que reflexionaran sobre el texto recién escrito, a que fueran mínimamente críticos consigo mismos. Y, lo más importante, los animaba a leer libros. Igual soy una ilusa, pero espero que algunos de ellos hayan conservado esa maravillosa costumbre toda la vida».
Como es habitual cuando se trata de la gran poetisa polaca, la sala se llenó por completo y no hubo asientos para todos los asistentes.

El encuentro tuvo lugar el pasado 20 de abril y contó con la presencia del poeta y traductor Abel Murcia; Katarzyna Mołoniewicz, traductora; Jesus Calero, redactor jefe del suplemento cultural de ABC; Mercedes Monmany, periodista de ABC y escritora, y Javier Rodríguez Marcos, poeta, escritor y periodista de El País. La lectura de los textos correrá a cargo de Miguel Martínez, poeta y profesor de Filosofía.

La Noche de los Libros
Librería La Buena Vida
Calle Vergara, 5
Desde 20.30h.

Despedida de un paisaje
Wisława Szymborska

No le reprocho a la primavera
que llegue de nuevo.
No me quejo de que cumpla
como todos los años
con sus obligaciones.

Comprendo que mi tristeza
no frenará la hierba.
Si los tallos vacilan
será sólo por el viento.

No me causa dolor
que los sotos de alisos
recuperen su murmullo.

Me doy por enterada
de que, como si vivieras,
la orilla de cierto lago
es tan bella como era.

No le guardo rencor
a la vista por la vista
de una bahía deslumbrante.

Puedo incluso imaginarme
que otros, no nosotros,
estén sentados ahora mismo
sobre el abedul derribado.

Respeto su derecho
a reír, a susurrar
y a quedarse felices en silencio.

Supongo incluso
que los une el amor
y que él la abraza a ella
con brazos llenos de vida.

Algo nuevo, como un trino,
comienza a gorgotear entre los juncos.
Sinceramente les deseo
que lo escuchen.

No exijo ningún cambio
de las olas a la orilla,
ligeras o perezosas,
pero nunca obedientes.
Nada le pido
a las aguas junto al bosque,
a veces esmeralda,
a veces zafiro,
a veces negras.

Una cosa no acepto.
Volver a ese lugar.
Renuncio al privilegio
de la presencia.

Te he sobrevivido suficiente
como para recordar desde lejos.

Traducción de Gerardo Beltrán

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