Continúa mi recopilación de consejos de escritura homeopáticos que quizá no sean efectivos pero tampoco harán daño. Si tienes interés, puedes repasar el primero de ellos, Beber té, aquí. - Fotografía: Rei Swords
Antes, un nuevo listado de consideraciones para los obstinados decididos a escribir:
1. Si vive en una sociedad en la que el amigueo y no el trabajo bien hecho es la prioridad, tendrá que dedicar una gran parte de su tiempo a amiguear en lugar de escribir. Hágalo de manera profesional o acabará con su carrera de escritor antes de empezar.
2. Si es de clase trabajadora ahora está condenado a un combate entre dos trabajos de miseria para sobrevivir y sacar tiempo para la creatividad y el ingenio. Jim Goad dixit.
3. A las periferias van, con suerte, los ojeadores de fútbol, la literatura no es un negocio comparable. Para escribir instálese en la ciudad epicentro de la industria editorial.
4. El ideal [masculino] de artista romántico que sigue vigente ha exterminado más talento que ayudado a crearlo [por suerte, tenemos a Bach para desmitificarlo].
5. California y la vida mediterránea hacen sentir la vida; escribir por el contrario, exige bajar la persiana y dejar el despacho a oscuras, Isaac Asimov.
6. Escribir es como la ropa limpia. En algunas comunidades las madres se acicalan y visten a sus hijos de domingo para acudir a una lectura pública. Escriba para ser digno de este respeto.
7. Los amigos no sirven para leer sus escritos: siempre le animarán a publicar un libro, en especial si son sus seguidores en Facebook.
8. Si tiene la inmensa suerte de la generosa atención de un lector, amigo o no, hágale caso.
9. Los negocios exigen un perro. Si no es capaz de escribir con generosidad y a la par, negociar con dureza sus legítimos derechos, procúrese uno.
10. Si en la sociedad en la que usted escribe, la fotografía más habitual en los medios de comunicación es la de un escritor fumando y no trabajando habrá también de sobrevivir a un pobre concepto de libertad: sus adicciones son antisistema [y no su labor creativa].
Lecciones de escritura - 2. Dormir bien, Miguel Delibes
Miguel Delibes explicó en Itinerarios de vida y escritura más que una técnica, una necesaria disposición espiritual que denominó temperatura de creación.
La obra de arte, como los metales difícilmente puede trabajarse en frío.
El artista auténtico trabaja, lo quiera o no, en cadena, sin pausa, hasta tal punto que cuando decide hacer un alto y conceder una ventilación a su cerebro, el esfuerzo para desechar las ideas que mecánicamente le asaltan resulta más extenuativo que el trabajo habitual, en cierta forma sistematizado y ya forzoso es reconocerlo, un tanto automático. El fuego interior del artista, como el de los altos hornos, no se puede apagar sin daño.
Admitamos en un artista la chispa, la sensibilidad creadora, pero cómo, cuándo, de qué manera alcanzará la temperatura apropiada. Y yo respondo: esa temperatura depende de nuestra capacidad de desasimiento de los problemas de cada día, o dicho de otro modo, de nuestra capacidad de concentración. (...).
A este trance se refiere, seguramente Lorca cuando afirma que para crear es preciso despertar el duende en las últimas habitaciones de la sangre. (...) de ahí que haya respondido que para mí la inspiración consiste en haber dormido bien, idea que Umbral comparte en uno de sus libros (...) Un sueño plácido revela que no hay problemas que nos conturben, lo que hace posible la concentración.
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