martes, 31 de marzo de 2020

Una habitación propia, un lugar espiritual



Hoy en día, en un mes 
se desarrollan epidemias de creencias. 

"Los tengo ahí pero no puedo leerlos", me decía un amigo hace unos días. Desde que se decretó la suspensión de la realidad para millones de españoles, hemos visto cómo se nos instaba a leer todo aquello que cuando vivíamos nuestras vidas, aseguran, no teníamos tiempo. 

Se nos invita a leer, se ofrecen lecturas gratuitas en ebook, se abren los fondos de las bibliotecas on line incluso a los que no tienen carnet pero hablo con mis amigos lectores y todos coinciden, ahora no pueden sumergirse en lecturas profundas.

"Necesito una habitación propia como ese título de Virginia Woolf pero en el sentido de un lugar espiritual". Quizá porque nuestros hijos no están junto a nosotros en estos momentos o porque la persona amada está lejos. Quizá porque convivimos con quien se expone a diario al huracán del sensacionalismo y el morbo a través de la televisión, quizá porque nos avasallan con mensajes de whatsapp, correos electrónicos o llamadas quienes zozobran arrastrados en el huracán de las fuerzas oscuras que se han desatado.

Es demasiado pronto para saber qué hacer económicamente, 
y políticamente no se nos pide otra que 
quedarnos encerrados en casa. 
Estamos en el no-sentido,
 y creo que mucha gente se volverá loca 
por la ausencia de sentido. Alain Touraine, sociólogo. 

¿Leer? En el microcosmos social en el que vivimos para la mayoría de nosotros es muy difícil. "Al menos, si pudiera salir a dar un paseo tendría un respiro, un descanso espiritual".  El confinamiento español es duro y extremo. Desde Francia mi amiga sale a diario a hacer ejercicio, al igual que otras amigas de otros países con las que ha hablado estos días. Los niños también continúan saliendo a al aire libre. Sin embargo, estas breves y controladas salidas al exterior no son suficientes para lograr el aire de libertad que permite equilibrar nuestra vida diaria para después sumergirnos en la lectura con intensidad.

"No tenemos precedentes", me confía una amiga psicóloga, "¿quién de nosotros ha tratado a personas encerradas durante semanas en su casa por un virus?". En una cultura y un régimen político similar al nuestro, tenemos un ejemplo de un experimento social similar al que estamos sometidos: el encierro de 15 días en la ciudad de Toronto y sólo en el aspecto psicólogo, el resultado es desolador.

Nuestra única opción, por el momento, es comenzar un viaje hacia nuestro interior.

Cada uno tiene un mundo interno propio y
 si asumimos el papel de señores de ese reino 
tienes mucho más poder del que creías. 
Andrés Rábado, El Roto. 

1. Apagar el morbo. Practicar una suerte de ascesis informativa y apagar la televisión y los mensajes que sólo buscan incrementar el miedo. Llenemos este ruido con nuestra música preferida. Disloquemos nuestro horario para ganar horas de silencio en el día. Este recurso que tanto artistas han usado durante sus vidas puede crear un espacio en el que permanecer a salvo de conversaciones telefónicas y programas de televisión sensacionalistas a demasiado volumen.

La música compone los ánimos descompuestos. Miguel de Cervantes.

2.Dar al cuerpo lo que es del cuerpo. Andar en nuestra vivienda, calistenia para quienes viven en apenas unos metros o limpiar. Mi amiga, periodista jubilada de 82 años tiene un plan para no quedarse sentada todo el día en su apartamento: "voy a sacar todas las revistas que he ido acumulando durante años y tirar un montón de ellas que ya no me sirven".

"Al movernos, movemos el espíritu. Me gusta que la satisfacción vaya del cuerpo a la cabeza y no al revés", Erling Kagge, explorador polar. 

3. Escribir a mano. Es tiempo de escribir, lo que ha ocurrido en el día, lo que pensamos, lo que echamos de menos, lo que agradecemos, lo que recordamos. La escritura a mano es una actividad física que enlaza nuestra mente consciente y nuestro subconsciente, se trata de escribir para liberar emociones 


La escritura no es sino una herramienta más, se trata simplemente del acto de mover la mano a través del papel y volcar en él todo aquello que te pasa por la cabeza, sea lo que sea. Julia Cameron, guionista. 


4. Lo que saben las grandes religiones. Los conocimientos que religiones y sistemas de pensamiento han ido perfeccionando durante miles de años para aceptar, para aquietar el alma pueden ser de ayuda. Desde el yoga a la meditación, a los individuos en clausura. Una monja gaditana ha dado diez consejos que quizá sirvan para este encierro.


5. Objetos que facilitan la fluidez de la vida. Postales, entradas de cine, un recuerdo comprado en un viaje. Todas esas cosas que atesoramos y que quieren vivir para ser fuente de una felicidad rememorada.

"Tenemos que ver en los objetos, en el mundo que nos rodea, un signo consolador: 
las nubes, la mesa... son signos de que no estamos solos en el mundo". 
Philip Gröning, director de cine 

6. Nuestro coraje. En nuestro pasado hubo momentos difíciles de superar, recordar cómo logramos superarlos, nos confortará ahora.

"En lugar de juzgarnos, entendernos. La valentía se entrena haciendo actos sencillos"
Mario Alonso Puig, médico y conferenciante.


7.Permitir el sollozo del corazón. Porque de eso se trata, de ser humanos en lo inhumano. Nuestra alma ha de salir también al desierto, impotentes para encontrar un significado a lo que ocurre; compadeciéndonos de quienes se ven obligados a permanecer atrapados en el abuso y la violencia, de quienes viven en casas sin condiciones habitables, hacinados, sin recursos.

8.Comenzar un proyecto. Ordenar nuestros libros, abrir un blog, repasar nuestra discoteca, tejer una bufanda, aprender a cocinar un plato.


9.Hacer una promesa, tener un objetivo. Para cada persona existe un objetivo más allá de ella misma que le enseña cómo debe vivir.

"La vida nunca se vuelve insoportable por las circunstancias, 
sino solo por falta de significado y propósito"
Victor Frankl, psicólogo autor de 
El hombre en busca de sentido.


10.Sumergirnos en la belleza. Programas radiofónicos como el dedicado hace unos meses a Haendel. Conferencias extraordinarias como la del Paisaje moral del barrocorecitales poéticos on line.


Para no quebrar tu escondida 
paz, la voz con que te llamo
va de silencios vestida;
yo velo, porque te amo,
y tú, amada, estás dormida.

  Luz que regresa, Rubén Bonifaz Nuño



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