viernes, 26 de noviembre de 2021

Yo espero al final, morir de vida plena - Homenaje a María Victoria Reyzabal, poeta

 


...y cómo saber del frío
para abrigarse a tiempo
con qué seguros
asegurar el amor
cuando llegue la nada.

Ayer, en la Biblioteca Pública Mario Vargas LLosa, en donde tantas veces tuvo lugar la tertulia literaria en la que conocí a María Victoria Reyzabal tuvo lugar su homenaje.

Desde hacía años, la enfermedad le había traído tratamientos rigurosos, dolores y como refleja su poesía, días oscuros que dado su carácter, intensificaron aún más su tenacidad en la intensidad de vivir.

Amigos y admiradores nos reunimos para leer algunos de sus poemas y compartir recuerdos de esta poeta y escritora, educadora y mujer de personalidad enérgica. Autora de una obra inmensa que incluye novelas, manuales de lengua y literatura, poemarios, cuentos y sus célebres grageas: una suerte de aforismos nacidos día a día y que compartía generosamente en su blog.

Aunque ella se sentía y quería ser reconocida como poeta. En uno de nuestros últimos encuentros me explicaba cómo hacía posible compaginar la enormidad de su escritura con su actividad profesional, María Victoria diseñó la asignatura de Lengua y Literatura impartida en la enseñanza secundaria y el bachillerato en España: "escribiendo cada día", decía sin darle mucha importancia, "y al final, son muchos días y página a página suman unas cuantas".

"María Victoria escribió mucho y hay mucha obra inédita", reveló ayer su amiga María Antonia Casanova que prepara una edición de sus grageas y un poemario completo que dejó también sin publicar.




Hace un sol radiante
que escarba en los bolsillos
se cuela por los huesos
y redime el hígado
serpentea por el desdén de la ciudad
en diásporas del cielo a la tierra
ingrávido y sonriente aspa los rincones
los ventila de sombras
se estrella sobre los charcos
ajeno al poder adquisitivo de sus beneficiarios
por la tarde
ya cuajado en el mesetario ocaso
augura su generosos retorno matutino
adrede lo contemplo sin pestañear
hasta que todo se tiñe de rojo
los árboles los pájaros los olores
mi voz la melancolía
mi adoración pagana de siembras y cosechas
los topos que ya empiezan 
a cavarme.


Gloría Díez, amiga y directora de la tertulia poética, organizó este acto entrañable en el que se nos invitó a relatar una anécdota personal sobre María Victoria. Sus amigos allí presentes recordamos su sentido del humor, su compañerismo, su generosidad. Todas las cualidades que nos convocaron a despedirla con emoción.


escucha
tu nunca has sido fusilado
no has residido de inmigrante entre hienas
ni por asomo has bajado a los infiernos
entonces
a qué inventas experiencias traumáticas
dolores de muelas
humillaciones
o desahucios
escucha a nuestros líderes
ellos sí han pasado por todo
para evitarnos la lluvia ácida
para devolvernos los tiranías sin rieles
para garantizar el chocolate caliente
para distraernos bondadosamente





7 comentarios:

  1. Gracias por este merecido artículo sobre el emotivo homenaje a María Victorial Reyzabal.
    Isabel F. Bernaldo de Quirós

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    1. Hola Isabel, me alegró mucho volver a vernos después de tantos meses. Fue una tarde preciosa y llena de cariño. Un abrazo

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  2. Excelente artículo. Me gustó mucho conocerte un poco más. Fue precioso compartir contigo la mesa donde recitamos los poemas de Mª Victoria. Un abrazo.

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    1. Sí, fue un homenaje precioso. Me alegra saludarte también por aquí después de compartir mesa y un fuerte abrazo.

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  3. Muchas gracias, Maribel, por estas palabras sobre Mª Victoria. Sirve para que permanezca en nuestro recuerdo. Un abrazo.

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  4. Muchas gracias por el legado dejado, desde Mi México, Será admirado. Un gusto y placer, habernos encontrado. Bendecido trayecto a las tierras del eterno verano.

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