miércoles, 8 de septiembre de 2021

El deseo de libertad y la añoranza de los lazos - Antonio Muñoz Molina, Volver a dónde

 


Durante el encierro al que nos sometió el gobierno por un virus, el novelista Antonio Muñoz Molina, escribió cada día por una necesidad de dar testimonio de lo que estaba ocurriendo, "quería escribir el presente que estaba viviendo sin saber qué ocurriría después", explicó ayer en la presentación de Volver a dónde, editorial Seix Barral, su nuevo libro, en la sala llamada Casa de Fieras en una de las bibliotecas más hermosas de Madrid, Eugenio Trías en el Parque del Retiro, en donde está a punto de comenzar la 80ª edición de la Feria del Libro.

Si hay dos tipos de literatura, la de ficción y la que testimonia lo real, Volver a dónde junto a Ventanas de Manhattan, sobre los atentados contra las Torres Gemelas, "nacieron de la misma necesidad de registrar lo que vivía en cada momento".

"Soy consciente de que esta crónica está hecha desde el privilegio", reconoció a las preguntas de los periodistas durante la presentación a la prensa, "esa es la limitación del punto de vista y trabajas con lo que tienes a mano. Hay que tener cuidado con la egolatría porque no eres el centro del mundo pero puedes observarlo significativamente". 

Muñoz Molina, autor de 14 novelas, "cada vez me gusta más la novela que es la ballena blanca de la literatura", afirmó sonriendo para dar detalle a continuación, de algunas de sus lecturas recientes: "este verano he leído Guerra y Paz, Nada importa de Jesús Terrés, Middle March y ahora estoy con Ana Karenina que me produce reverencia". Molina es autor de una obra extensa que incluye ensayos, relatos, artículos periodísticos y cuatro volúmenes de diarios: Ventanas de Manhattan, Días de diario, Un andar solitario entre la gente y este último presentado ayer, Volver a dónde. 

En su defensa de la belleza y calidad de las obras englobadas en la denominada no ficción recordó que "las publicadas en el siglo XX en España han sido lo mejor de su literatura, desde Chaves Nogales a Josefina Carabias". 


En Volver a dónde se han registrado conversaciones con su tío o su madre, las voces escuchadas en la radio, los paseos con su perra o la primera vez que volvió a visitar el Real Jardín Botánico tras el encierro: "cuando el presente está deshabitado activas la memoria y mis recuerdos me llevaban a un mundo que ha desaparecido, el de la cultura campesina, pero hay que tener cuidado con la nostalgia", advirtió, "provengo de una clase social y de un lugar en el que las vidas no dejan rastro. Las biografías o memorias son de gente de poder pero mis orígenes son de clase trabajadora". Molina, nacido en un pueblo de Jaén, "en un mundo áspero, de dureza y crueldad con los débiles, en donde cualquier funcionario trataba con grosería a los humildes, en el que los padres tenían derecho a apalear a sus hijos, en un tiempo en el que España era un país pobre y atrasado, aislado" es consciente de que salir de aquel mundo fue a costa de "traicionar a los que me criaron".

"Por mi origen y clase los que pudimos estudiar salimos de allí, nos alejamos de nuestros padres, esa es la ruptura, la traición. Mi obra se explica por ese deseo de libertad y a la par, añoranza de los lazos". 




No hay comentarios:

Publicar un comentario