Aunque entre ambos se haya producido un cambio en la sociedad que los ha recibido, "porque ahora, la mayoría de la gente admite que vive una revolución necesaria e irreversible".
Esta gran revolución es el mundo digital, es Internet "la primera revolución que no nace en Europa y es contra ella". Un cambio de paradigma, una mutación que viene a salvarnos de nuestra cultura, de nuestro conservadurismo "protegidos por las cosas que hay que salvar, reposando, depositando huevos y esperando al límite para salir de la guarida".
La celebración de Baricco, al que se le etiquetó como un ingenuo tecnoentusiasta, se basa en que, todo lo que un europeo celebra, atesora y conserva ya sean ruinas o canon literarios avalados por "sacerdotes culturales", desconfiando y temiendo el futuro, condujo a las carnicerías de dos guerras mundiales.
Baricco no es un ensayista, es una mente narrativa que da cuenta de este nuevo mundo digital en el que apenas somos "conquistadores de una tierra de la que no tenemos mapas". Sus ensayos relatan de qué ha venido a liberarnos el mundo digital.
Internet no es producto de haber fabricado chips, móviles o portátiles, hemos creado toda esta tecnología como consecuencia de haber sufrido un seísmo interior.
Un grupo de ingenieros, gente formada para resolver problemas y no para elaborar filosofías, migró al mundo digital "que es efecto y no causa, fugándose, escapándose de un siglo que ha sido uno de los más horribles en la historia de la humanidad".
Esto ocurría en Occidente, una civilización aparentemente sublime, cuyas catástrofes fueron producto de sus principios, de su racionalidad, de su modo de estar en el mundo, "no fueron un imprevisto".
Pero entonces, en esta huida, intentando dejar atrás todo, ¿qué podía salvarse? "Veníamos de un sistema granítico de principios y valores y la élite que lo custodiaba". Y esos ingenieros californianos inventaron un plan de fuga, "fue una insurrección, sabían de qué huir, burlándose de los grandes palacios del saber y los sacerdotes".
El mundo digital es una nueva civilización que abandona la sacralización del pensamiento profundo porque "ahora unimos puntos y pensamos rápido", del saber erudito que a menudo sólo encubría penuria de pensamiento, de la inmovilización en fronteras: baja y alta cultura, límites territoriales, formas rígidas de relacionarnos en conceptos como familia o raza.
Internet significa un lugar en el que opinar y expresarse, una prerrogativa que ya no es solo de un grupo privilegiado que consideraba esta capacidad un derecho inherente a su posición social. "Antes, cada uno de nosotros podía hablar a través de nuestra religión o nuestro partido político, nuestro sindicato o nación. Ahora, podemos hacerlo individualmente".
Al elaborar un mundo digital, queríamos saltarnos al mediador, dejar fuera a las viejas élites, "si echas a la agencia de viajes, ¿por qué no al médico? El pasado quedó estigmatizado como una técnica mental incapaz de resolver problemas y poner en movimiento la experiencia. En comparación, la realidad verdadera, el primer mundo, era un lugar lento, complicado, lleno de fricciones y sostenido por un orden obtuso".
"El mundo tiene ahora un segundo sistema sanguíneo, dos corazones bombeando, influyendo uno en otro. La realidad se compone de dos y vivimos en los dos. Somos una humanidad aumentada".
El smartphone es una extensión de uno mismo, no "un mediador". Inventamos la multitarea porque queríamos salir del atasco de una sola, "inventamos el teléfono móvil porque quisimos escapar de una prisión, responder a una pregunta o acallar un miedo".
En 2004, Alessandro Baricco publicó Homero, Iliada una reescritura del poema épico de la Iliada. Una tercera parte a sus ensayos sobre el mundo digital.
Si el mundo digital fue creado para huir de las raíces de una civilización que habían dado lugar a dos grandes matanzas a escala industrial, Homero, Iliada es una reinterpretación del corazón del problema, "la guerra como suprema experiencia de belleza para un hombre, terrible pero llena de intensidad".
Si no queremos más guerras hay que hacer algo, "tiene que haber otros momentos en la vida de un hombre en los que encontrar belleza e intensidad".
La Iliada, un poema dedicado a glorificar el combate, en el que sólo una muerte espectacular en la batalla asegura a un hombre la inmortalidad, es la raíz de los desastres del siglo XX, de nuestra cultura occidental, "provenimos de ahí", afirma Baricco. Es necesario construir otro sentido de ser hombre, porque la memoria de la guerra por muy espantosa que sea no nos ha parado".
Esta última revolución, de The game ha llevado a cabo una redistribución de riqueza y poder. "Lo único que podía cambiar el orden establecido, que hacía cambiar de manos la riqueza era la guerra y a pesar de que la Revolución Francesa nos demostró, nos hizo pensar que podíamos cambiar el mundo a voluntad, en unas palabras que sonaban proféticas, se lamentaba en una conferencia: "somos esclavos de una repetición".
The game forma parte del curso que imparto hasta el mes de junio, Libros visionarios en la UP Miguel Delibes de Alcobendas.
Profetas del desastre, la fascinación por el apocalipsis - Las distopías y 1984 de George Orwell ha sido otra de las clases que he impartido en el marco de este curso.
En la Universidad Popular Miguel Delibes y destinado a adultos, he impartido hasta ahora varios cursos de literatura: Benito Pérez Galdós, Miguel Delibes, la literatura de la Guerra Civil española, Crónica periodística, Premios Nobel de literatura, el ciclo Una novela, una ciudad, Una mujer, una obra, Escritores en el centro del margen, Narradoras españolas contemporáneas, etc. Todos ellos muy bien recibidos y siempre completos.
Puedes leer sobre algunas de las clases impartidas con anterioridad en el ciclo: Una novela, Una ciudad; en estos link:
Calles que quedan fuera de la historia - La Barcelona de Javier Pérez Andújar
El Aranjuez de José Luis Sampedro
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