martes, 7 de octubre de 2014

Madrid era entonces una ciudad alegre y confiada

Maribel Orgaz - www.leerenmadrid.com
Madrid era entonces una ciudad alegre y confiada, en palabras de la pintora Maruja Mallo.

Y Ramón Gómez de la Serna disfrutaba y revolucionaba Madrid con su energía y su creatividad ilimitada: "Madrid era Ramón y Ramón era Madrid", remata Mallo, gran amiga del escritor.

Había sacudido un café en la calle Carretas, el Pombo, acartonado y rancio con su tertulia de escritores, escultures y pintores, todos los sábados por la noche.

Paseaba y escribía sobre Madrid como nadie en su época y había montado una exposición de pintura cubista en la Puerta del Sol que provocó atascos de tráfico: automóviles y coches de caballos se paraban en plena calle a verla. La policía se presentó un día a que quitaran el retrato cubista de Don Ramón por el escándalo social que provocaba.

En el Madrid de 1915, los madrileños un día le escuchaban una conferencia subido a un columpio o a un elefante, otros leían divertidos sus greguerías o recibían atónitos la Proclama Futurista a los Españoles.

Y también hacía de guía turístico si la oportunidad se terciaba: "La oligarquía de la aristocracia madrileña alquiló un autobús y pidió a Ramón que les diera una vuelta por los barrios de los Austrias", explicaba Maruja Mallo.

Incluso su casa tan especial, despertaba admiración: "Era la magia pura", rememoraba la pintora

Un par de retratos del escritor pueden verse la exposición El Rostro de las Letras




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