viernes, 4 de marzo de 2022

Club Lectura Mediateca Anabel Segura, Alcobendas (Madrid) - Coordinadora, Maribel Orgaz

 


Nueva temporada en el Club de Lectura de la Mediateca Anabel Segura Alcobendas (Madrid) del que soy Coordinadora. 

Nuestro club de lectura comenzó su andadura en 2017 y temporada tras temporada ha estado completo y a menudo, con lista de espera. 

Este club de lectura se dedica al cuento y los materiales se entregan fotocopiados en la biblioteca antes de cada sesión y se envían por correo electrónico. 

¿Te gustaría asistir a una sesión como oyente?  Escríbeme, info@leerenmadrid.com

¿Quieres coordinar tu propio club de lectura? echa un vistazo a este pequeño manual que publiqué en la editorial Bercimuel en versión digital. Cómo organizar un Club de Lectura.

Reuniones en 2020 y 2021 aquí

Reuniones en 2019, aquí

Reuniones en 2018, aquí  y aquí

Reuniones en 2017, aquí  y aquí.

                      Temporada 2022 

                                                               Ciclo otoño - invierno                                   

       El grupo está completo  Información Mediateca Anabel Segura, Alcobendas - Tel. 91 484 16 90 y 673 22 05 88


15 de diciembre, Funes el memorioso y Pierre Menard autor de El Quijote, Jorge Luis Borges. Un poema de Mario Benedetti.

Cerramos 2022 con uno de los escritores más apreciados de la literatura universal, el argentino Jorge Luis Borges y dos de sus cuentos más reconocidos Funes el memorioso y Pierre Menard autor de El Quijote.

De todo nuestro ciclo de lecturas es probablemente, la propuesta más singular de todas. 

Dos narraciones que la crítica ha denominado ficción especulativa y que, planteamos en nuestra reunión, si podrían también denominarse divertimentos intelectuales. Funes el memorioso trata de un hombre que tras un accidente desarrolla una memoria monstruosa que le incapacita para la vida cotidiana.

Por su parte, Pierre Menard autor de El Quijote trata de un autor de segunda fila que plantea al lector una serie de preguntas acerca de la autoría de una obra, de cómo es apreciada en el tiempo por los lectores y hasta quizá los motivos por los que no pueden producirse textos idénticos en diferentes autores. Dos quijotes, dos regentas, dos anas karenina.

Aunque minoritarios, a algunos de los asistentes les ha gustado esta propuesta de escritura quizá irónica y hasta, podría decirse, humorística pero a la mayoría pese a reconocer la  maestría de la escritura del autor, sus cuentos no logran afectarnos o conmovernos ya que parecen apelar sólo a nuestro intelecto. 

Cerramos nuestra sesión charlando acerca de la influencia de Borges en la literatura posterior a él y algunos detalles de su biografía. 

Para finalizar leemos No te rindas, un poema de Mario Benedetti.



25 de noviembre. Mariposas de Samanta Schweblin y El olor de las donas de Ottessa Moshfegh. Un poema de Rafael Cadenas. 

En nuestra penúltima reunión de la temporada leemos a dos autoras, Samanta Schweblin y Ottessa Moshfegh que tienen en común la nueva tendencia en narrativa: el cruce entre realidad y fantasía y en ocasiones, bordeando lo siniestro y el terror.

De las dos autoras, la mayoría de nosotros prefiere los dos cuentos de Samanta Swebling, Mariposas y Papa Noel duerme en casa. 

Coincidimos en que el primero de ellos, Mariposas, de apenas una página es un cuento que logra lo que Sweblin afirma que es su objetivo en la escritura: generar una emoción y que lo narrado se expanda en la imaginación del lector. Dos padres esperan a sus hijos en la puerta de un colegio y este detalle da paso a una alegoría sobre proteger hasta asfixiar y aplastar, con la mejor intención a nuestros hijos. Leemos la línea de texto en el que la autora introduce la fantasía de niños-mariposa saliendo del aula y a partir de la cual el cuento deja de ser realista y se transforma en un cuento, por así decir, fantástico. 

Del segundo cuento, Papa Noel duerme en casa, nos preguntamos acerca del punto de vista elegido para narrar un episodio navideño en el que la complicada e infeliz vida de unos padres es captada a la manera infantil por su hijo, un niño que aún cree en papá Noel, y que interpreta los hechos de una forma que da pie a chispas de humor que contrastan con situación dramática en la que su madre se sume en una depresión mirando la televisión todo el día. 

Acerca del Olor de las donas de Ottessa Moshfegh, comentamos si ese ángel de la guarda que salva a la protagonista de su intento de suicidio es real. El cuento va y viene entre la realidad y la fantasía, en el que un empleado de Dunkin Donuts acompaña hasta su casa a una mujer que ha decidido beber una botella de vodka y no despertarse más. Desde el comienzo de la noche, la protagonista percibe el dulce olor de estas rosquillas que es el de un empleado, un hombre del que no se dan más detalles al lector.

Para finalizar, leemos un poema de Rafael Cadenas, Premio Cervantes 2022


Por la mañana
leemos anestesiados
las noticias
de la guerra (cualquier guerra),
un titular
bien merece algunos combates;
cada bando
desea demostrar que Dios
está de su parte
con el argumento definitivo;
nuestros ojos recorren
las páginas
-buscamos más confirmaciones
de nuestra derrota
y el periódico trae lo que esperamos encontrar



10 de noviembre. Los veraneantes de Shirley Jackson y Circe de Julio Cortázar. Un poema de José Saramago. 

En esta primera reunión de noviembre y con motivo de la celebración del día de todos los santos, dedicamos nuestras lecturas a cuentos de suspense. En esta ocasión, de dos autores muy diferentes. en primer lugar, Los veraneantes de Shirley Jackson, una autora norteamericana fallecida con apenas cincuenta años, cada vez más leída y reconocida en lengua española gracias al incremento de su obra traducida y las diferentes versiones fílmicas de algunos de sus relatos, incluido un biopic.  

Los veraneantes es probablemente, el cuento que preferimos y del que leemos párrafos en voz alta para comentar las posibilidades de su significado. ¿Son dos urbanistas descuidados quienes quieren quedarse en una cabaña de veraneo que no reúne condiciones para afrontar el invierno?, ¿los pueblerinos que les sirven comida y combustible durante el verano, se vuelven hostiles porque no los quieren allí fuera de temporada? 
Elogiamos cómo la autora nos lleva poco a poco al horror sin que podamos señalar exactamente en qué momento un cuento que comienza con la felicidad de una pareja de mediana edad que decide continuar sus vacaciones, se torna en un relato oscuro y amenazante.

Nuestro segundo relato, Circe de Julio Cortázar ha exigido de algunos de nosotros hasta tres lecturas para captar bien cómo ha sido escrito y su significado en su totalidad. Una joven dulce y misteriosa emprende una tercera relación con un chico que la considera una víctima de las habladurías y la mala fe de sus vecinos, ya que ella no tiene nada que ver, según cree él, con la muerte de sus dos anteriores novios.

La escritura de este cuento tiene una peculiaridad y es que Cortázar hubo de obtener su titulación de traductor en un tiempo muy breve y con gran esfuerzo lo que le llevó, en sus propias palabras, a cierta neurosis con la comida: creía que podía haber insectos en ella y examinaba cada porción antes de llevársela a la boca con mucho cuidado. Escribió este cuento y según él mismo afirmó, al terminarlo, se había curado de su manía.

¿Un crimen se comete sólo de propia mano? Nos preguntamos al hilo de Circe, en nuestra reunión o también inducir a cometerlo puede considerarse un comportamiento criminal. 

Coincidimos en que la extraña chica que seduce uno tras a otro a diferentes hombres, no parece tener en la narración una enfermedad mental y también que una sola palabra, Circe, el título, nos pone sobre la pista del verdadero significado del cuento y del comportamiento de ella. Según la mitología griega, Circe es una hechicera que puede transformar los hombres en animales y bestias y les daba a beber pociones mágicas. 

Para finalizar leemos un poema de José Saramago. 


¿Qué cuántos años tengo?
¡Qué importa eso!
¡Tengo la edad que quiero y siento!
La edad en que puedo gritar sin miedo lo que pienso.
Hacer lo que deseo, sin miedo al fracaso o lo desconocido…
Pues tengo la experiencia de los años vividos
y la fuerza de la convicción de mis deseos.
¡Qué importa cuántos años tengo!
¡No quiero pensar en ello!
Pues unos dicen que ya soy viejo
otros «que estoy en el apogeo».
Pero no es la edad que tengo, ni lo que la gente dice,
sino lo que mi corazón siente y mi cerebro dicte.
Tengo los años necesarios para gritar lo que pienso,
para hacer lo que quiero, para reconocer yerros viejos, rectificar caminos y atesorar éxitos.
Ahora no tienen por qué decir:
¡Estás muy joven, no lo lograrás!…
¡Estás muy viejo, ya no podrás!…
Tengo la edad en que las cosas se miran con más calma,
pero con el interés de seguir creciendo.
Tengo los años en que los sueños,
se empiezan a acariciar con los dedos,
las ilusiones se convierten en esperanza. -(...)



27 de octubre. Infiel de Joyce Carol Oates y Pan y Lusus naturae de Margaret Atwood. Dos poemas de K. Iribarren. 

En nuestra segunda reunión del mes de octubre leemos dos cuentos de dos autoras que, se especula, son candidatas al premio Nobel de Literatura.

Coincidimos en que estos relatos nos han gustado especialmente. El primero de ellos, Infiel de la prolífica Joyce Carol Oates refleja el mundo habitual de la autora, la violencia soterrada que los individuos y las familias mantienen en la intimidad en favor de la estabilidad social.  

Infiel trata de una mujer casada con con un granjero mayor que ella al que, hasta el momento, sólo ha dado hijas y no hijos, que quisiera tocar el órgano de la iglesia y la comunidad en la que vive lo considera una excentricidad y sufre malos tratos y un ambiente en el que se siente atrapada, lejos de su propia familia a la que ni siquiera puede ver de vez en cuando.

Leemos en voz alta algunos detalles que muestran la maestría de Oates describiendo un ambiente o cómo es capaz de dar voz a todos los personajes, incluidos los niños. El cambio en la voz narrativa sin que el lector se pierda en los acontecimientos.

El final tan sorprendente nos da pie a preguntar quién de nosotros ha sido capaz de anticipar el final porque la autora salpica la narración de pequeños detalles que ponen sobre la pista al lector pero que en ocasiones, también, le hacen dudar y le mantienen expectante hasta el final.

El título, Infiel, se refiere a una traición del afecto más que el habitual engaño en una pareja. 

El cuento nos da pie a hablar sobre el maltrato, cómo nuestra sensibilidad ha cambiado y ya no somos capaces de admitir situaciones como la de este relato y cómo ahora nos compadeceríamos de la situación de la protagonista.

Para finalizar especulamos acerca de si los traumas familiares tardan tres generaciones en desaparecer.

Con respecto a Pan y Lusus nature, nos parecen también buenos cuentos. En el primer caso, y a pesar de ser tan breve, ocupa apenas una página, nos lleva a preguntarnos sobre qué haríamos en la situación que Atwood nos plantea: en la necesidad extrema nos comportaríamos con generosidad o nuestra supervivencia estaría por encima de todo. También echamos mano de algunas de nuestras lecturas anteriores para desarrollar la idea del cuento: si daríamos ese pedazo de pan a nuestros hijos pero ¿y a otra persona? ¿y a nuestra pareja?

El segundo cuento, Lusus naturae nos parece un cuento terrible acerca de las enfermedades que en su tiempo no son comprendidas bajo la mirada de la ciencia sino de la superstición y nos lleva a preguntarnos si recientemente no hemos tenido la experiencia de que incluso ahora, ante un virus, sigue habiendo comportamientos irracionales en un tiempo en el que la medicina está generalizada.

Leemos en voz alta algunos párrafos en los que nuestra protagonista, una niña, se comporta como un espectro para lograr lo que ella quiere, vivir oculta o más bien sobrevivir en su pueblo, y a la par comportarse de manera ingenua al acercarse a una pareja de enamorados. 

Nos planteamos otras preguntas en nuestra reunión: la posible enfermedad que aquejaría a esa niña, si es comprensible que la propia familia, excepto el padre, sea aún peor que la gente del pueblo. ¿Es creíble que los padres finjan un entierro y luego la encierren de por vida en un cuarto para que ellos puedan seguir llevando una vida normal con sus vecinos?

Para finalizar leemos un poema de K. Iribarren.



Domingo, tarde
Qué hago
mirando la lluvia
si no llueve.

Una mañana de miércoles
Hace una mañana gris,
opaca, triste. Estoy
en un bar, con un café, sentado
junto al cristal que da a la calle.
La música –suave, lejana, indiscernible–
acompaña sin pedirte nada
a cambio, ni siquiera que la escuches.
Cae una llovizna suave
–y un poco torcida– que hace
que algunos de los viandantes
no se la tomen muy en serio
y se resistan a abrir el paraguas.
Aquí dentro solo estamos el camarero y yo,
y ahora mismo esto es lo más cercano
a un pequeño paraíso en la tierra.
Me siento casi como en el compartimento
de un tren. Si lo fuera
yo tendría un billete
hasta la última estación.



13 de octubre. La velocidad de los jardines de Eloy Tizón y Mi hermana Elba de Cristina Fernández Cubas. Un poema de Gioconda Belli.

Comienza la nueva temporada del club de lectura de cuentos de la Mediateca Anabel Segura. En esta primera reunión leemos dos cuentos españoles que han marcado un antes y un después: La velocidad de los jardines de Eloy Tizón y Mi hermana Elba de Cristina Fernández Cubas. 

En nuestro encuentro, varios de nosotros preferimos el ambiente extraño y oscuro, casi gótico de Mi hermana Elba, aunque reconocemos que tenemos en común, y quizá eso también contribuye a la gran sintonía con La velocidad de los jardines, con los chicos y chicas que viven su tercer curso de instituto como una frontera entre la adolescencia y las decisiones, la madurez por así decir, que marcará su futuro.

Coincidimos en que Eloy Tizón ha logrado una ambientación o una atmósfera especial con las pequeñas incidencias en un aula de secundaria. La chica guapa de clase que se enamora del compañero quizá más perezoso, la profesora que se tiene que ir en ambulancia para dar a luz. La amenaza de bomba, las radiografías y los test psicológicos. Expresiones compartidas por los chicos que nosotros como lectores y de la misma generación que Tizón utilizábamos exactamente igual que los alumnos del cuento. 

Leemos en voz alta algunos párrafos llenos de poesía y humor, en los que se mezclan las nimiedades que para chicos y chicas son lo más importante con las materias que supuestamente narran grandes acontecimientos: guerras, teorías filosóficas.

Elogiamos el final, en el que ese recuerdo podría volver a comenzar, porque está instalado, quizá como todos los recuerdos, dentro de nosotros de manera circular, en sesión continua. ¿Si recuperamos a nuestros antiguos compañeros cómo modifica eso nuestros recuerdos? ¿Es posible conservar un recuerdo embalsamado como hace Tizón y hablar sobre él o escribir sobre él, si nuestro presente lo modifica?

Nuestro segundo cuento, Mi hermana Elba, suscita muchas interpretaciones, muchos posibles significados. Fernández Cubas ha construido una historia oscura en un ambiente que en principio no brinda un marco a lo que se narra: una luminosa playa en verano, un internado anodino, compañeras mediocres. Y en todo esto se desata una tragedia. Charlamos acerca de si las niñas se ocultan de verdad, si la pequeña Elba y también su hermana no tendrán ambas algún tipo de trastorno. 

Para finalizar leemos un poema de Gioconda Belli. 


Desafío a la vejez

Cuando yo llegue a vieja

-si es que llego-

y me mire al espejo

y me cuente las arrugas

como una delicada orografía

de distendida piel.

Cuando pueda contar las marcas

que han dejado las lágrimas

y las preocupaciones,

y ya mi cuerpo responda despacio

a mis deseos,

cuando vea mi vida envuelta

en venas azules,

en profundas ojeras,

y suelte blanca mi cabellera

para dormirme temprano

-como corresponde-

cuando vengan mis nietos

a sentarse sobre mis rodillas

enmohecidas por el paso de muchos inviernos,

sé que todavía mi corazón

estará -rebelde- tictaqueando

y las dudas y los anchos horizontes

también saludarán

mis mañanas.





Ciclo ABRIL-JUNIO

5 de Junio. El baile – Irene Nemirovsky. Un poema de Orlando Mondragón. 

En nuestra última reunión del Club de Lectura de la Mediateca Anabel Segura leemos una novela corta que nos ha impactado, El baile de Irene Nemirovsky.

Al comenzar comentamos la vida de la escritora, nacida en una familia acaudalada que le dio una educación exquisita y logró  publicar con éxito pero que acabó trágicamente fallecida en un campo de concentración debido a que era judía. Se atribuye a esta novela muchos rasgos prácticamente autobiográficos como es la desatención que una frívola madre tiene con su hija a la que desprecia y un padre que se mantiene al margen dedicado a sus negocios.

Coincidimos en que ningún personaje, ni siquiera la protagonista, se alza por encima del ambiente de arribistas, nuevos ricos, frivolidad e hipocresía que impera en todas las situaciones. Los protagonistas de esta novela no tienen límite en su ambición. En realidad, sería extraño que una joven criada entre este tipo de personas pudiera ser distinta. Como cualquier adolescente ella sueña con encontrar a un chico y a veces es melodramática en sus juicios sobre lo que tiene alrededor, lo injusto que la trata el mundo y que no es querida por nadie. Aunque la descripción de la educación que recibe por parte de su madre parece más bien que tiene como objetivo humillarla y al ser tratada de esta manera, es lógico que se sienta muy desgraciada. 

Sobre la madre de la protagonista leemos algunos párrafos en los que  la va a dar de lado sin miramientos a su propia hija sólo para impresionar a otros ricos y también para que no la eclipse a ella que espera encontrar en el baile que ha organizado, un amante joven. Hará cenar a la joven sobre una tabla de planchar y la mandan a dormir en una especie de trastero mientras todos disfrutarán de una estupenda cena con músicos en un gran salón adornado con flores.

El fracaso de este baile nos parece que está muy bien narrado y la pelea final entre la madre, que antes fue pobre y tuvo que recurrir a hacer cualquier cosa para sobrevivir, significa que todos se quitan de una vez las mascaras. El padre y la madre se insultan y faltan al respeto y su origen social se muestra crudamente al lector.  Toda la comedia que venían representado se ha venido abajo.

Para finalizar leemos un poema de Orlando Mondragón, XXXIV Premio Loewe.




SUTURAS

Le pregunto: del uno al diez, ¿qué tanto te duele? La escala que le pongo enfrente tiene varias caritas dibujadas. Cuando las palabras no alcanzan es necesario recurrir a su caricatura. Desplazar el lenguaje. Le pido que señale una de ellas con el dedo. Elige la última. Las caritas están coloreadas. Rojo significa el peor dolor que hayas sentido.

***

SUTURAS

Guardo mi ropa en una bolsa de plástico. Salgo a la calle. Respiro el aire frío. Las sombras van coloreándose en mi retina. Pienso en las situaciones donde mi mano fue útil, donde no. Olvido ambas. La luz descubre un cielo saturado de tonos escarlatas.

Rojo significa el peor dolor que hayas sentido.

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Rojo significa resucitar.

8 de Junio, La parábola de la gente sencilla - Pearl S. Buck y Niña abandonada de Mo Yan, un poema de Karmelo Iribarren.

En nuestra primera reunión del mes de junio leemos dos cuentos de dos Premios Nobel de Literatura, Pearl S. Buck y Mo Yan, con una misma temática, las ancestrales costumbres de los campesinos chinos.

Nuestra primera autora, Pearl S. Buck tuvo un gran éxito en vida, enriqueciendo la opinión que se tenía en Estados Unidos sobre los orientales, según los expertos, pero poco a poco es una escritora que se ha ido dejando de lado y aunque se ha retomado como ejemplo de crítica a la situación de la mujer en la estructura social de China, su interés continúa declinando.

Charlamos acerca de si la situación del protagonista, asfixiado por una burocracia que le impide vivir tranquilamente de su esfuerzo y con su familia es comparable a otras sociedades. 

Leemos algunos párrafos acerca de lo que en el cuento se denominan superiores y que vienen a sustituir el imperio del antiguo emperador por el que el viejo campesino siente más simpatía que por los diferentes hombres que ahora, desde el poder, le impiden que su prosperidad se asiente y pueda disfrutar de sus hijos y nietos. El final nos parece demoledor y el cuento una crítica al nuevo sistema político chino que tras la revolución se impuso y que la autora vivió.

Nuestro segundo cuento, del también Premio Nobel Mo Yan, nos parece un ejemplo de toda su escritura que brota en cascada en sus narraciones, hay una trama central, un hombre encuentra a una niña abandonada en un campo de girasoles y se la lleva a casa pero el recibimiento es de hostilidad total. Sumidos en la política del hijo único, esta buena acción no es comprendida ni compartida por nadie.

Coincidimos en que este cuento es el que más nos ha impactado y la sesión se alarga tanto que no terminamos de poner en común todos los aspectos que surgen  en esta narración que incluye un vistazo sociológico al abandono de niños, un análisis de otras narraciones con el mismo tema, una reflexión acerca del desastre que significa obligar a no tener un más de un hijo en un campesinado que sólo valora tener niños varones e incluso microcuentos chinos. 

Nos preguntamos si el autor critica a la gente o al partido y su calidad humana es tal que logra ponerse en la situación de unos y otros, y señalar que las víctimas absolutas en este despropósito son otras personas que no deciden nada, los niños recién nacidos. Esta narración repleta de todo tipo de géneros y subgéneros, incluyendo picaresca y humor a veces truculento es la forma habitual de escribir de Mo Yan, un gran admirador de Gabriel García Márquez. 

Para finalizar leemos un poema de Karmelo Iribarren.



Las ciudades

Me gustan las ciudades, sus plazas,
sus calles, sus esquinas,
sentarme en la terraza de un bar
con un café delante
y dejar que pase el tiempo,
sin hacer nada, sin prisa,
observando esto y aquello,
y luego ir a alguna librería y revolver
un poco en los estantes,
y si hay río cruzar el puente
y repetir la misma operación al otro lado.
Me gusta estar solo entre la gente,
no ser nadie, no tener que ir a ningún sitio
pero poder ir a todos.
Me gusta la primera vez que me asomo
al espejo del baño del hotel,
ese momento de suspense,
recién llegado, cuando
no sabes si va a aparecer tu rostro
o el del último huésped, atrapado aún
en la memoria del azogue.
Me gustan los parques y los ríos
urbanos, pasear por ellos, a su lado,
especialmente en otoño.
Me gustan las ciudades, sí: andar,
mirar, vivir, enamorarme
de esa mujer del vestido rojo…

18 Mayo Carta de una desconocida - Stefan Zweig y un poema de Mario Benedetti. 

Nuestra lectura de esta sesión, Carta de una desconocida de Stefan Zweig es para todos nosotros quizá un buen ejemplo de cómo ha cambiado nuestra sensibilidad con respecto a la época en la que fue escrito. Hoy en día creemos que una mujer con una obsesión tan absorbente para un hombre tendría que consultar a un psicólogo.

Algunos de los participantes han sentido rechazo leyendo la entrega, hasta acabar con su vida, de una chica joven al amor idealizado de un hombre casi quince años mayor que ella.

Nuestra protagonista conoce a este hombre cuando es apenas una adolescente y durante los siguientes diez años de su vida, estará pendiente de él, incluso tendrá relaciones íntimas con él y se quedará embarazada a pesar de que en ningún momento ese hombre se habrá fijado en ella y ni siquiera sabrá su nombre. 

Coincidimos en que él no es presentado como un conquistador ni como un hombre que desprecie a las mujeres: se dedica a su profesión con todo rigor y después, su vida sentimental es libre y sin compromisos. No hace falsas promesas ni trata mal a sus parejas.

También charlamos acerca de si este comportamiento obsesivo era visto como normal en su tiempo y en cambio ahora, nos parece enfermizo y que ella debería haber estudiado y abrirse a otras personas puesto que su familia tenía la posibilidad de darle un buen futuro y enriquecer su horizonte para no hacer de una única persona, de un amor no correspondido, la ruina de su vida.

Para finalizar leemos un poema de Mario Benedetti.


    Mario Benedetti -  Kindergarten  

Vino el patrón y nos dejó su niño
casi tres horas nos dejó su niño,
indefenso, sonriente, millonario,
un angelito gordo y sin palabras.
 
Lo sentamos allí, frente a la máquina
y él se puso a romper su patrimonio.
Cómo un experto desgarró la cinta
y le gustaron efes y paréntesis.
 
Nosotros, satisfechos como tías,
lo dejamos hacer. Después de todo,
sólo dice «papá». El año que viene
dirá estádespedido y noseaidiota.


11 MayoEliezer y Rebeca de Pedro Gómez Valderrama y La señorita Perla de Guy de  Mapussant y un poema de Adam Zagajewski. 

En nuestra primera reunión de la segunda temporada del club de lectura de la mediateca Anabel Segura leemos dos cuentos de autores que son la transición de una época a otra de la literatura.

En primer lugar, el singular cuento Eliezer y Rebeca del colombiano Pedro Gómez Valderrama - un escritor que representa la generación anterior a García Márquez- que a menudo elaboró relatos a partir de hechos históricos o, como en este caso, de episodios bíblicos. Leemos primero el origen de esta romántica historia de un amor imposible, que se basa en un relato del Génesis y charlamos acerca del "cabo suelto" por así decir, que Gómez Valderrama usa para fantasear sobre un siervo que ha de entregar una mujer a su señor y de la que tiene la desgracia de enamorarse.

Leemos en voz alta algunos párrafos porque tenemos diferentes opiniones acerca del significado del texto, ¿qué clase de relación tuvieron? ¿era posible que el amor de dos personas en sus situaciones sociales tan diferentes, triunfara? 

Algunas frases nos gustan especialmente y nos compadecemos del destino trágico de ambos, ella entregada a un hombre que no quiere y él con su vida arruinada vagando por una taberna en Alejandría. Nos preguntamos si esta situación es habitual en otras circunstancias y culturas incluso hoy en día, y si las diferencias sociales condicionan a las personas mucho más de lo que pudiera parecer. 

Nuestro segundo cuento, La señorita Perla de Guy de  Mapussant pertenece al comienzo del nuevo género de terror que autores como Lovecraft o Ambrose Bierce desarrollarían después plenamente.

El realismo ya no era suficiente para hablar de la época, había que ir más allá de narrar la vida de la nueva clase social, la burguesía: los escritores empezaron a pensar que no todo se explicaba a través de la razón y Mapussant elabora un relato que es una mezcla de misterio y realismo convencional, un cuento que nos parece doble porque tiene un pie en el nuevo género de terror sin abandonar del todo la realidad. 

Por un lado, una familia burguesa que intenta casar a sus hijas y cómo se cría una niña abandonada entre ellos y con ellos pero sin ser igual a ellos, y por otro, el modo misterioso en el que esta niña es recogida cuando era un bebé, cómo la encuentran en la noche, en el campo, para que sea acogida por el primero que llegue. 

El final de nuestro cuento nos lleva a preguntarnos si es adecuado o no que el amor hasta ese momento secreto o desconocido del señor y la joven recogida, ha de ser expuesto a la luz. Cómo condicionará sus vidas de ahí en adelante y si no era mejor que hubiera seguido siendo secreto, algo oculto a todos, algo que incluso no se habían declarado el uno al otro, que cada uno de ellos mantenía encerrado en sí mismo sin manifestarlo.  




Para finalizar cerramos nuestra reunión con un poema de Adam Zagajewski 

Cambios

Hace meses que no escribo

ni un solo poema.

Vivía humildemente leyendo los periódicos,

pensando en el enigma del poder

y en las causas de la obediencia.

Contemplaba puestas de sol

(escarlatas, muy inquietantes),

sentía cómo callaban los pájaros

y cómo la noche iba enmudeciendo.

Veía girasoles que agachaban

la cabeza al ocaso, como si un desatento

verdugo paseara por los jardines.

En el alféizar se iba acumulando

el polvo dulce de septiembre

mientras las lagartijas se escondían

en los salientes de los muros.

Salía a dar largos paseos,

y deseaba tan sólo una cosa:

relámpagos,

cambios,

a ti.

 

Inscripciones, Mediateca Anabel Segura. 
Tel. 91 484 16 90 y 673 22 05 88


Marzo - Abril

Miércoles - 16, 23 

31 de marzo, 10h. Salida Museo Africano

Miércoles - 6 y 20 de abril

20 de abril. El negro artificial de Flannery O'Connor, Optimistas de Richard Ford y un poema de Wendell Berry.

Nuestra última reunión de este ciclo del club de lectura de la Mediateca Anabel Segura está dedicada a dos escritores sureños de Estados Unidos: la escritora Flannery O´Connor y el escritor Richard Ford.

De O´Connor leemos, El negro artificial que ella considera su mejor cuento y su narración preferida. Coincidimos en que sus referencias al pecado, la misericordia y en general, sus firmes creencias católicas son lo que nos produce más extrañeza en el texto. Nos preguntamos si a pesar estos párrafos excesivos, la narración soporta esta injerencia de las creencias de la escritora y no disminuyen nuestro interés por este cuento acerca de cómo se enseña en el racismo y cómo se es abandonado,  rechazado, por la propia familia, por el  abuelo que le cuida, en un incidente sin importancia en plena calle: ¿actúa así  por cobardía? ¿por miedo?

Charlamos acerca de cómo un hombre que tenía un buen concepto de sí mismo, se reconoce capaz de cualquier otra vileza, en palabras de la autora,  de cualquier pecado después de renegar de su nieto, un niño de diez años, huérfano de madre y abandonado por su padre, al que cuida.

Sobre Optimistas de Richard Ford que quizá nos haya gustado más en general que el de Flannery O´Connor, nos preguntamos si ambos cuentos tienen un punto en común: el ser abandonado por quien más se ama por maldad o negligencia, quizá por simple cobardía o ignorancia. El protagonista de Optimistas es un adolescente que ve cómo su mundo se derrumba cuando su padre actúa de manera impulsiva y violenta. Este chico ve cómo su familia se destruye y tiene que salir al mundo,  comenzar una vida nueva, en soledad, sin otras capacidades o recursos que pensar, que es mejor librarse del lastre de adultos desastrosos que no saben conducir adecuadamente sus vidas. 

Cerramos nuestro club de lectura con un poema del también autor sureño, el poeta y granjero Wendell Berry.



LA PAZ DE LAS COSAS SALVAJES

 Cuando me crece una desesperación por el mundo

y me despierto de noche al menor ruido

asustado por lo que será de mi vida y la de mis hijos,

voy y me tiendo donde descansa el pato salvaje,

hermoso sobre el agua, y donde come la fabulosa garza.

Entro en la paz de las cosas salvajes

que no le imponen a sus vidas la previsión

de las penas futuras.

Entro en la presencia del agua quieta.

Y siento por encima de mí las estrellas

esperando con su luz.

Durante un tiempo

descanso en la gracia del mundo,

y soy libre.

 

6 de abril. Cordero asado de Roald Dahl y La célebre rana saltarina del distrito de Calaveras de Mark Twain. Un poema de Wislawa Szymborska. 

Para nuestra reunión de abril ponemos en común dos cuentos de humor, Cordero asado de Roald Dhal y La célebre rana saltarina del distrito de Calaveras de Mark Twain que nos impregnan de jovialidad y buen humor a todos.

Nuestro preferido es Cordero asado del célebre autor de literatura infantil, Roald Dahl. Admiramos, al leer con detalle, la construcción de este relato aparentemente fácil y cómo esta supuesta facilidad está hecha por alguien que domina bien el arte de la escritura. 

Una modélica ama de casa embarazada, esposa de un policía, tiene una reacción inesperada y se convierte en una mujer peligrosa que es capaz de vengarse de su adorado esposo sin pensárselo dos veces y sin sentir arrepentimiento. Buscamos en el texto el punto en el que la idílica situación hogareña se transforma en el escenario de un crimen y cómo provoca en el lector estupefacción e incluso carcajadas. ¿Estamos de parte de la protagonista a pesar de que sabemos de lo que es capaz?, nos preguntamos y coincidimos en que, frente a todos los compañeros del marido y casi "el mundo" que quiere ajusticiarla, ella actúa con toda la razón cuando lo que ama y cuida con total entrega le es arrebatado por el comportamiento estúpido de su marido.

De nuestro segundo cuento, La célebre rana saltarina del distrito de Calaveras de Mark Twain, coincidimos en que quizá al ser leído junto al de Dahl sale por así decir perdiendo aunque también nos parece cómico y divertido. Twain comenzó su carrera como escritor y su por fin, salida de la pobreza con este cuento que le hizo muy famoso y que ha dado lugar a un festival de la rana saltarina que se viene celebrando en California, en el pueblo en donde él ambientó su narración, desde el siglo XIX. 

Para finalizar y continuar con esta reunión llena de risas, leemos un poema de la Premio Nobel polaca, Wislawa Szymborska cuya bondadosa ironía cierra muy bien nuestra sesión de abril. 



No lectura 

A las obras de Proust
no les añaden en la librería un mando a distancia,
no podemos cambiar
a un partido de fútbol
o a un concurso donde ganar un volvo.
Vivimos más,
pero menos precisos
y con frases cortas.
Viajamos más rápido, más a menudo, más lejos,
aunque en lugar de recuerdos volvemos con fotos.
Aquí yo con un tío.
Aquel creo que es mi ex.
Aquí todos en pelotas,
así que seguramente es una playa.
Siete tomos: piedad.
¿No se podría resumir, abreviar,
o mejor mostrar en imágenes todo eso?
Una vez pasaron una serie que se titulaba La muñeca
pero mi cuñada dice que era de otro que también empezaba por P.
Además, seamos sinceros, quién es ese.
Al parecer escribió en la cama un montón de años.
Página tras página,
a una velocidad limitada.
Y nosotros con la quinta puesta
y — toquemos madera — saludables.



23 de marzo. Cuentos africanos y un poema de Albert Aoussine.   

En nuestra segunda reunión de la nueva temporada del Club de Lectura de la mediateca Anabel Segura, leemos cuatro cuentos africanos: Dulzura de Toni Morrison, Las aventuras de Sowe que es anónimo, Una experiencia privada de Chimamanda Ngozi Adichie y una simpática fábula, podríamos decir, de la literatura oral de Benin, Por qué las gallinas escarban la tierra.

Empezamos eligiendo nuestra narración favorita que coincidimos, es el cuento de Chimamanda Ngozi, Una experiencia privada en el que dos mujeres, una vendedora de cebollas con varios hijos y una moderna doctora con mejor nivel de vida, han de refugiarse de los disturbios callejos que la lucha entre musulmanes y cristianos desata por un rumor en las calles de Nigeria. Los gobernantes lejos de calmar a la población, atizan las diferencias para que obligados a vivir en la violencia no puedan reclamar mejores condiciones de vida a sus responsables políticos, divide y vencerás. Nuestro cuento, coincidimos, tiene muchos detalles que invitan a profundizar en las relaciones humanas y en las circunstancias de vida que nos condicionan más allá de nuestras decisiones individuales. Mientras fuera los hombres se matan, ellas encuentran en una mutua ayuda la manera de sobrevivir, apreciarse y preocuparse por el bienestar de la otra. Un ejemplo sobre el que reflexionar acerca de cuáles son en realidad, las diferencias más allá de la raza, las creencias religiosas o el nivel de vida. 

Nuestro segundo cuento, Dulzura es una descripción terrible de cómo los oprimidos asumen y a su vez se convierten en parte del engranaje que les condiciona su vida. Cuando una mujer de piel más clara tiene una hija más oscura, no sólo es abandonada por su marido, si no que ella misma la rechaza y convierte su infancia y adolescencia en un tormento. Toni Morrison, coincidimos, no escribe este cuento desde el arrepentimiento de la protagonista, si no más bien desde la auto-justificación y nos preguntamos si volviera a repetirse el tener una hija más oscura, si se comportaría con la niña de igual manera, creemos que sí y también nos preguntamos ¿qué otra cosa puede hacer? El final desolador es una abuela que vaticina para su hija que va a dar a luz, un destino similar porque cuando sea madre vivirá más profundamente, como ella vivió, todo el peso social de la exclusión, de ser diferente.

Cerramos nuestra reunión comentando Las aventuras de Sowe, un cuento sobre madrastras que en nuestra tradición europea es también un tema que ha dado lugar a narraciones tan oscuras como ésta. 




Para finalizar leemos Pueblo natal, un poema del autor camerunés Albert Aoussine.

Pueblo natal

 

Cuando mis pensamientos

me trasladan a mi pueblo natal,

escenas ricas en colores,

avivan mi emoción.

 

Allá, bajo los trópicos,

se vive bien en cualquier estación.

 

Los espacios son extensos, vastos

hechos a la medida de mi respiración.

Los arboles están rodeados de espeso follaje

los poderosos baobabs, sirven de abrigo

y lugares de encuentros

cuando el sol en el cenit, lanza sus rayos.

 

Las chozas agrupadas, sabiamente espaciadas,

triunfalmente saliendo de la tierra

muestran con orgullo, sus tocados de paja.

 

Allá, a lo lejos, contemplo

encantado, la sabana salvaje

mi sueño de inmensidad.

(…)

Las mujeres, con su tesón habitual,

se levantan al nacer el alba,

vestidas con simples paños…

con los colores-de todas-las estaciones.

(Fragmento) 



16 de marzo. La dama del perrito de Anton Chejov y Tres rosas amarillas de Raymond Carver. Un poema de R. Carver.

Comienza nuestra primera reunión de la temporada en el club de lectura de la mediateca Anabel segura con dos cuentos emblemáticos, dos obras maestras: La dama del perrito del gran escritor ruso Anton Chejov y el llamado chejov americano, Raymond Carver y su narración, Tres rosas amarillas que describe las últimas horas de Chejov, muerto de tuberculosis con poco más de 50 años.

Algunos de los asistentes conocían y habían leído con anterioridad, La dama del perrito pero es ahora, en esta segunda lectura cuando reparan en la cadencia de lo narrado y en aspectos que en una primera ocasión les han pasado desapercibidos. 

En el ocaso de los grandes narradores rusos, desde Tolstoi a Dostoievski, con una formación en ciencia diferente a ellos y anunciando la aparición de una nueva clase social, la burguesía rusa que al igual que la europea, no tenía en la posesión de la tierra su riqueza; surge un médico que escribe pequeños relatos para revistas sobre gente anodina: funcionarios, comerciantes, damas de provincias, artistas, hombres de finanzas; los protagonistas de La Dama del perrito.

Cuestionamos, según la escritura de Chejov, la idea de que todo detalle en un cuento tiene que ser significativo. Como en la vida misma, a veces hay incidentes u objetos, y nos preguntamos por el perrito de Ana, que no existen en un segundo significado, ¿simboliza algo su mascota? ¿sólo da pie a que los amantes se encuentren?

Leemos algunos párrafos en los que Chejov hace una crítica social a las vidas anodinas que al enamorarse, al amar, transcienden la rutina cotidiana. ¿Condena el autor el adulterio? Coincidimos en que respeta los sentimientos de ambos, los presenta al lector como sinceros e interpretamos que ambos son víctimas de una época en la que era inconcebible, en su clase social, el divorcio. Chejov, y estamos también de acuerdo en esto, no moraliza sobre la infidelidad.

En este cuento no hay final sorpresa que dé un giro a lo narrado y acaba, quizá, más como narración que como posibilidad real, abriendo una esperanza al lector, ya que ambos amantes quieren encontrar una solución a su relación clandestina que se prolonga durante años.

El segundo cuento, Tres rosas amarillas del escritor estadounidense Raymond Carver es un homenaje al escritor ruso, al que consideraba su maestro. Este cuento y el volumen de relatos en el que se incluye causó tal impacto en los lectores que en Madrid hay una librería con el mismo nombre, especializada sólo en relato y los expertos advierten que a menudo, esta ficción sobre las últimas horas de vida de Chejov es tomada como real en todos los detalles y referenciada en la biografía del escritor ruso. Se da la peculiaridad de que Carver falleció también en la cincuentena.

Para finalizar, leemos un poema de Raymond Carver que consideraba a la poesía parte esencial de su quehacer como escritor, e incluso de mayor significación que sus cuentos.

 



                                Felicidad  - Raymond Carver


Tan temprano que casi está oscuro todavía.
Me acerco a la ventana con una taza de café
y el atasco de siempre a estas horas de la mañana
en la cabeza.
Veo entonces al chico y a su amigo
calle arriba
repartiendo el periódico.
Llevan gorras y sudaderas,
uno de ellos con una bolsa al hombro.
Son tan felices
que no se dicen nada, estos chicos.
Creo que si pudieran, se cogerían
del brazo.
Es temprano por la mañana
y están haciendo esto juntos.
Se acercan, despacio.
El cielo empieza a cubrirse de luz,
aunque todavía cuelga pálida la luna sobre el agua.
Tanta belleza que, durante un instante,
la muerte o la ambición, incluso el amor,
no tienen cabida aquí.
Felicidad. Llega
de forma inesperada. Y sigue su camino, realmente.
Cualquier madrugada te lo dice.









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