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Maribel Orgaz – www.leerenmadrid.com - info@leerenmadrid.com
Mayo 2015
Joaquín Barrero se crió en el distrito de Arganzuela pero muy pronto, viajó por todo el mundo. Es un escritor atípico, que comenzó a publicar en plena madurez y cuyas novelas “de intriga histórica”, como él mismo las define, tienen un enorme éxito de público; distinguido con diferentes premios literarios, varios de sus títulos se han convertido en best seller. Su Madrid, detallado y vivo, es inolvidable para el lector.
Empezó a escribir tarde o más bien, a publicar tarde...
Aprendí a leer pronto. Mis profusas lecturas me llevaron a escribir desde niño. Supongo que esa inclinación es común en muchas personas. Un día, cuando los tiempos impacientes habían quedado atrás, surgió la oportunidad de mostrar a otros algunas cosas remansadas en mi memoria. Nunca es tarde. No lo fue en esa ocasión. Ocurrió justo en el momento oportuno.
El tiempo escondido, su primera novela, se reedita constantemente. Ahora que sólo se oyen lamentos porque la gente no lee, ¿cuál es el secreto de que sus obras sean tan leídas y fielmente seguidas?
Mis obras hablan de personajes anónimos, gente corriente a las que un día alcanza el rayo de lo inimaginable. Son historias que ocurrieron o que pudieron haber ocurrido. En las descripciones, muchos lectores se ven reflejados en esos personajes, no importa el tiempo. Y no son pocos los que, de golpe, se encuentran en los barrios y lugares donde ellos mismos caminan o han caminado. Eso les causa sorpresa e ilusión.
La gente sí lee. Y seguirá leyendo. Porque el libro es la mirada incesante al conocimiento. Lo que ocurre es que la mayoría ha llegado a ese nivel donde no tienen cabida los renglones vacíos. Buscan autenticidades. Soy consciente de que mi responsabilidad como autor está en no apartarme de la magia.
En sus novelas, hay dos tiempos que corren paralelos, pero el Madrid de la posguerra es inolvidable. ¿Quizá porque es la mezcla ideal de tiempo vivido y después, sólidamente documentado?
El Día del Libro vino a la caseta una madre con dos hijos, 14 y 18 años. Son de Belgrado. Me causaron profunda impresión por su gran cultura. Dijeron que nunca olvidarían caer las bombas sobre las casas de su ciudad. Era la primera guerra en Europa desde la Segunda Mundial. Sostienen que quienes viven experiencias bélicas jamás las olvidan. Es lo más tremendo que puede ocurrir en la vida.
No viví la guerra de España, pero mis padres me transmitieron todo el prolongado horror. Porque una guerra no es sola en sí misma. Existe lo que precede y lo posterior, todo imbricado. Y en parte de ese mundo desquiciado, que abarca años decisivos en la posguerra, yo viví. Y lo cuento.
Un detective llamado Corazón cuya oficina está en la Torre de Madrid, que odia los toros y bebe leche, que no duda en defender con los puños a los débiles...
El detective Corazón es el resultado de la búsqueda de un ideal. Existen hombres así, los he visto, hablé con ellos. Son escasos, pero ahí están. Para que siga habiendo ilusión en las miradas da cada amanecida. No todos tendrán la oportunidad de encontrarlos. Pero todos pueden conocerlos y sentirlos si deciden leer mis novelas. Corazón Rodríguez no les defraudará.
En los años 40, Madrid aún poseía un bosque, los niños aprendían a nadar en el Manzanares y los chavales sabían silbar melodías...
Reflejo un Madrid que no existe ya. El Madrid lento y provincial donde todo era posible porque todo estaba por hacer. Están las mismas calles que describo, pero se apagaron para siempre las melodías y los olores. Ya nadie aprende a nadar en el Manzanares ni silba melodías mientras camina por entre el ruido hacia el trabajo obligado. Los jóvenes de ahora quizá ni recuerdan su primer beso y cómo el alma se estremecía ante el misterio que se desvelaba...
Madrid, Argentina, Chile, Alemania o Suiza. El lector es llevado desde el detalle más local a otros países; grandes acontecimientos y clases sociales pero todo confluye en torno al núcleo de su novelística.
El lector viaja con el detective Corazón a varios países. Las pistas que sigue le llevan a esos horizontes. Corazón abre la puerta invisible a los lectores para que los contemplen a la vez que él, con lo que el lector desciende a los infiernos o sube donde habitan las perseidas. El lector se convierte así en actor de la novela que lee en una simbiosis inesperada. Y así, sin esfuerzo, va encontrando verdades escondidas en la historia pequeña de España, la de los perdedores. Ello lleva a muchos, a releer las novelas para seguir gozando de viajes ensoñados.
En sus novelas hay niños, muchos. Es inusual en la novelística española y una rareza en las novelas de misterio ¿por qué reparar en ellos? ¿qué aportan?
Los niños son hombres en proyecto. Su mundo es el que luego será, si de ellos surgen creadores de lo imposible. Aportan la verdad prístina, la autenticidad. Están en mis novelas igual que el amor y las circunstancias.
El lector sólo tiene que dejarse llevar por las vicisitudes de esos niños y descubrirá con ellos la fuerza, la realidad y la esperanza que el trajín difumina.
Obras de Joaquín Barrero – Ediciones B
La tierra dormida, Detrás de la lluvia, Una mañana de marzo, Detrás de la lluvia, El tiempo escondido, La Niebla Herida, Una Mañana de Marzo, Una Mañana de Marzo, La Niebla Herida, El Tiempo Escondido.
Joaquín Barrero, Facebook
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